Una Alemania amenazada por el corte de gas ruso mira a Puertollano como posible modelo de salvación. Los proyectos vinculados a la producción industrial de hidrógeno verde partiendo de energías renovables impulsados desde la ciudad industrial, con el de Iberdrola a la cabeza, han llamado la atención de numerosos medios europeos.
Ahora le ha tocado al mítico Frankfurter Allgemeine Zeitung, que en un artículo publicado el pasado 10 de agosto se asoma a la planta de Iberdrola y al Centro Nacional del Hidrógeno de Puertollano, que podrían jugar un importante papel en la estrategia HyDeal, un consorcio formado por una treintena de empresas españolas e internacionales que proyecta plantas con una capacidad de hasta 67 gigavatios para exportar a Francia y Alemania.
Este es el artículo traducido íntegramente al español, firmado por Von Hans-Christian Rössle:
España planea convertirse en una potencia en hidrógeno verde
En el caluroso corazón de Castilla-La Mancha se cosecha el sol. En la ladera de la carretera de Puertollano, los campos solares siguen creciendo. La pequeña ciudad solía vivir de la minería del carbón. Una antigua torre de caracol en el centro todavía lo recuerda. Tras el cierre de las minas, muchos mineros pasaron a trabajar en la enorme refinería con sus innumerables chimeneas. Hoy, sus hijos impulsan el giro energético: España quiere convertirse en la superpotencia europea del hidrógeno verde y hacer de esta antigua ciudad minera de unos buenos 40.000 habitantes la capital.
Las plantas fotovoltaicas de las afueras de la ciudad proporcionan la electricidad necesaria para convertir a España en el «centro de la industria del hidrógeno verde en Europa», como dijo el Presidente Pedro Sánchez. Puertollano es el alumno más adelantado. La mayor fábrica de hidrógeno verde de Europa está situada en la zona industrial de las afueras de la ciudad. En mayo, el Rey Felipe asistió a la ceremonia de inauguración de la planta construida por la empresa energética Iberdrola. Estos días se están presentando nuevos proyectos en todo el mundo, y en el sur de Castilla pronto se iniciará la producción industrial tras una operación de prueba.
Para finales de 2030, España quiere crear las condiciones para producir cuatro gigavatios de hidrógeno verde. Esa es la estrategia nacional. «HyDeal», un consorcio formado por una treintena de empresas españolas e internacionales, proyecta plantas con una capacidad de hasta 67 gigavatios. Una gran parte se destina a la exportación a Francia y Alemania para ayudar a sustituir el último gas natural ruso por hidrógeno.
3.000 toneladas de hidrógeno verde en el primer año
Sin embargo, se necesita mucha electricidad para producir la fuente de energía climáticamente neutra. Hasta ahora, la electricidad ha representado alrededor del 70% de los costes. Los países del sur, como España, tienen una gran ventaja de ubicación: mucho sol y viento. Alrededor del 48% de la electricidad española procede ya de fuentes renovables, y se espera que esta cifra aumente hasta el 74% en 2030.
Al mismo tiempo, los sistemas solares y fotovoltaicos son cada vez más baratos y eficientes. Las autoridades de homologación españolas apenas pueden hacer frente a la avalancha de solicitudes.
Se pueden observar ciervos y jabalíes al borde de la nueva planta fotovoltaica cerca de Puertollano, sobre todo por las mañanas, cuando hace más frío y el sol aún no ha llegado a la montaña. Sin embargo, para los módulos fotovoltaicos, la luz del día ya es suficiente para el primer megavatio de electricidad. Cien megavatios es la potencia que Iberdrola ha instalado en más de 200 hectáreas. Frente a Puertollano se ve a lo lejos el polígono industrial al que llega la electricidad verde a través de un cable subterráneo de casi diez kilómetros.
Las salas y los depósitos de la nueva fábrica de hidrógeno están recién pintados de verde y blanco. No necesita chimeneas de las que salga humo marrón, como las de la fábrica de fertilizantes de al lado. Iberdrola se ha instalado justo al lado de «Fertiberia»; su cliente más importante será el mayor productor de fertilizantes artificiales de España. Fertiberia quiere sustituir el costoso gas natural por el hidrógeno verde y operar sin CO2 lo antes posible. Pero eso llevará un tiempo.
La producción del nuevo electrolizador de 20 megavatios comenzará gradualmente. Para el primer año está previsto producir 3.000 toneladas de hidrógeno verde. Eso es sólo una décima parte de las necesidades energéticas de la planta de fertilizantes. Pero sólo con esto se ahorrarán 48.000 toneladas de emisiones de CO2. Para 2027, el objetivo es producir 40.000 toneladas anuales de hidrógeno verde. La empresa energética ha gastado 150 millones de euros en la primera fase del proyecto, de un total previsto de 1.800 millones de euros.
Diez litros de agua por cada kilo de hidrógeno
Hasta ahora, Fertiberia utiliza hidrógeno «gris». Se produce a partir de gas natural y es cualquier cosa menos neutral desde el punto de vista climático. Por cada tonelada de hidrógeno se producen diez toneladas de dióxido de carbono, que en su mayor parte se expulsan a la atmósfera. También se habla de hidrógeno gris cuando se utiliza electricidad procedente de combustibles fósiles y otras fuentes de energía no renovables. Las refinerías y los fabricantes de fertilizantes consumen más de las tres cuartas partes de los más de 100 millones de toneladas de hidrógeno que se producen anualmente en todo el mundo por esta vía. También se utiliza en la industria siderúrgica y química. Sólo en España se procesan 500.000 toneladas al año, según datos del Gobierno.
El hidrógeno verde no sólo puede ayudar a reducir en gran medida las emisiones. También puede contribuir a que los proveedores de gas natural, como Rusia, sean irrelevantes. En Puertollano, Iberdrola lo produce mediante 16 cell stacks, apenas mayores que un frigorífico. El electrolizador es el corazón de la nueva planta. El proceso de electrólisis parece sencillo, se conoce desde hace tiempo, pero aún no se ha utilizado a escala industrial en Europa: para producir hidrógeno verde, el agua se somete a la electricidad verde y luego se divide en hidrógeno y oxígeno en una membrana.
En realidad, hay muchas docenas de membranas apiladas unas sobre otras. Una gruesa manguera de color plateado les suministra desde arriba agua mineralizada que ha sido purificada previamente. Desde abajo, los cables negros suministran la electricidad. No se necesita nada más para que al final salga hidrógeno y agua de proceso, que puede ser tratada y reutilizada. Se necesitan diez litros de agua para producir un kilo de hidrógeno, que en su forma pura es un gas invisible, inodoro y no tóxico, pero también altamente explosivo. Cuando la planta está en funcionamiento regular, no se permite que nadie permanezca en ella. Sólo a través de las ventanas es posible ver los 16 cell stacks. Al final, no se necesitará a nadie de todos modos. La planta se controla a distancia desde un centro de control de Iberdrola en Castellón, en el Mediterráneo.
Ya hay un uso para el agua del proceso, que tiene una temperatura de hasta 50 grados y que sobra. Pronto llegará a Puertollano para que sus habitantes puedan calentarse con la calefacción urbana. El propio hidrógeno se procesa y comprime en otras etapas. Luego desemboca en once tanques altos blancos. Garantizan que la planta de fertilizantes de al lado siempre tenga suministro para dos días.
Carlos Fúnez observa con satisfacción la obra, donde un puñado de compañeros sigue trabajando. «Empezamos a planificar en la primavera de 2020, y un año después iniciamos la construcción. Ahora las pruebas están en marcha, a finales de año podremos empezar a producir», dice el ingeniero de Iberdrola que planificó el proyecto en su ciudad natal. La empresa energética ha empezado a correr con sus propios gastos y aún no ha recibido ninguna ayuda española o europea, según Iberdrola.
En principio, el proveedor de energía quiere utilizar el hidrógeno verde allí donde sea posible, donde pueda sustituir al hidrógeno gris, como en Puertollano, donde Carlos Fúnez muestra la discreta tubería que va desde los depósitos directamente a la fábrica de fertilizantes. Por lo tanto, se puede prescindir de las rutas de transporte más largas y de la construcción o conversión de oleoductos.
Junto con la empresa sueca H2 Green Steel, Iberdrola quiere producir hidrógeno verde con una capacidad de un gigavatio en la Península Ibérica, cerca de una planta siderúrgica, para producir unos dos millones de toneladas de acero casi sin emisiones al año. Ambos socios quieren gastar unos 2.300 millones de euros en ello. El hidrógeno verde es una alternativa en las industrias que consumen mucha energía y que no pueden cambiar simplemente a la electricidad de fuentes renovables.
En Fertiberia, socio de Iberdrola, el hidrógeno gris procede hasta ahora de la refinería de Repsol que está al lado. Repsol también está investigando en Puertollano y se ha asociado con el operador de la red de gas Enagás: ambas empresas están buscando la manera de prescindir de la electrólisis y producir hidrógeno directamente a partir de la energía solar y el agua. En otros lugares de España, las empresas y los investigadores se han aliado de forma similar. Muchos de ellos comenzaron en Puertollano, como Carlos Fúnez, que trabajó allí durante mucho tiempo en el «Centro Nacional del Hidrógeno».
El centro fue fundado por el gobierno central y el regional hace 15 años, cuando esta fuente de energía vivía una exótica existencia de nicho. Ahora el instituto puede sacar provecho de su trabajo preliminar y es un socio muy solicitado. En los laboratorios, los empleados investigan membranas aún más potentes; en el sótano a prueba de explosiones, Miguel Ángel Fernández muestra los primeros electrolizadores -en comparación con las cajas compactas de la planta de Iberdrola, son enormes armarios de acero-.
«Cuanto más grande sea el vehículo, mejor». «El desarrollo ha superado las previsiones más optimistas. España es ahora responsable de uno de cada cinco proyectos de hidrógeno en el mundo. Hemos sido una especie de incubadora», dice el director del centro, al que acuden muchos: Grandes empresas como Iberdrola y ciudadanos españoles como un agricultor que hace poco quiere producir hidrógeno en uno de sus campos con una planta solar y preguntó dónde podría venderlo después.
«El hidrógeno verde sigue siendo caro y debe ser más competitivo a largo plazo», afirma Miguel Ángel Fernández. Por eso, en un principio es una alternativa sobre todo para los consumidores que necesitan mucha energía y no pueden pasarse a la electricidad, como la industria pesada, los barcos, los camiones y los autobuses. En Barcelona, Iberdrola está poniendo en marcha un proyecto piloto de autobuses urbanos alimentados con hidrógeno verde. «Cuanto más grande sea el vehículo, mejor», dice Miguel Ángel Fernández. La estrategia de hidrógeno del Gobierno español prevé hasta 200 autobuses públicos en las ciudades, hasta 7.500 camiones y más de un centenar de estaciones de recarga, además de dos nuevas líneas ferroviarias.
La opción verde será más atractiva si se mantiene la tendencia de los últimos meses. Debido al aumento del precio del gas natural, el hidrógeno gris se ha vuelto más caro que nunca, llegando a cotizar a nueve euros el kilogramo. En comparación, el hidrógeno verde es ahora más barato, dependiendo de lo altos que resulten ser los costes de la energía. Sin embargo, Luis Merino advierte contra las esperanzas prematuras y ve el peligro de una «euforia de hidrógeno» alimentada por los medios de comunicación. Las inversiones de las empresas energéticas que luchan por las subvenciones de la UE son considerables, pero «sólo a medio plazo el hidrógeno verde jugará un papel importante en España», afirma el director de la revista especializada «Energías Renovables». Sobre todo, dice, es necesario planificar bien ahora para que el boom no se convierta en una costosa burbuja de hidrógeno que pueda estallar.
