Desde comienzos de los años noventa, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno celebra en la víspera del Domingo de Pasión la llamada “noche de los claveles”. Una tradición en la que hermanos de todas las edades preparan con esmero el paso de misterio que horas más tarde recorrerá las calles de Ciudad Real.
De manera casi íntima, son varias horas de intenso trabajo las que aguardan a los cofrades del Nazareno. Horas en las que se combinan no pocos sentimientos por ver al Titular de esta antigua cofradía ya en su paso. Entre los silencios del templo de San Pedro, todo tiene que estar listo. Nada puede quedar para la improvisación de la salida: desde la túnica que llevará Jesús Nazareno –elegida previamente por el cabildo de oficiales- o la colocación de los faroles del misterio hasta la alfombra de claveles rojos “sangre de toro” situada a los pies de la talla.
Una alfombra que da nombre a un ritual que no sería posible sin la contribución de los hermanos de la cofradía. Y es que son precisamente ellos quienes con tijeras y clavos van cortando uno a uno cada clavel donado dando forma así al monte sobre el que se sitúa el Nazareno.
Unos preparativos que se suman a la instalación a lo largo de la última semana de reposteros morados y balconadas que engalanan edificios y viviendas. Elementos decorativos distribuidos a lo largo del recorrido por el que la hermandad realizará su estación de penitencia en la tarde de este Domingo de Pasión.
