Una gota en el mar de la Cooperación

Emiliano García-Page. Presidente de Castilla-La Mancha.- El día 8 de septiembre del año 2000 los Jefes de Estado de 191 países del mundo asumieron la necesidad de un cambio global y suscribieron el Compromiso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sus metas y plazos quedaron definidos para 2015 y recientemente se han redefinido hasta 2030, con el nombre de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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Cada año el 8 de septiembre se celebra el Día del Cooperante, instituido oficialmente en nuestro país desde 2006 para reconocer el trabajo de los más de 2.800 españoles y españolas que dedican su esfuerzo profesional diario a la Cooperación para el desarrollo en el exterior. Aprovechemos este día para sensibilizar sobre la necesidad de que existan las personas cooperantes y su trabajo por un desarrollo global, equitativo y sostenible.

Respecto al perfil personal de estos profesionales, según el estudio realizado por la Agencia Española de Cooperación (AECID), la mayoría son mujeres, el 56 por ciento del total, y el 77 por ciento mayores de 35 años. En cuanto a las zonas geográficas donde trabajan, un 47 por ciento desarrollan proyectos de cooperación en África Subsahariana, mientras que el 22 por ciento están asentados en América del Sur, el 15 por ciento en América Central y Caribe, en tanto que en un cinco por ciento de los casos orientan su labor a las regiones de Asia y Pacífico, Magreb, Oriente Medio y Próximo.

El 37 por ciento de las personas cooperantes son personal religioso. El segundo grupo mayoritario, el 27 por ciento, trabaja para Organizaciones no Gubernamentales de Desarrollo (ONGD), mientras que el 11 por ciento del total lo hace para organismos internacionales dedicados a la cooperación. El ocho por ciento del personal español destacado en el terreno se encuentra trabajando para la Agencia Española de Cooperación.

En Castilla-La Mancha aportamos el tres por ciento de los cooperantes españoles en el mundo y hemos tratado de contribuir con nuestro “granito de arena” a esa gran obra que es la lucha por un mundo más justo y más solidario, trabajando por aquellos que viven en cualquier rincón del planeta en situaciones de pobreza, exclusión social, desigualdad o asolados por conflictos armados o catástrofes naturales.

Por eso en 2016 hemos recuperado la convocatoria de subvenciones para entidades de cooperación, que se había perdido durante los cuatro años de la anterior legislatura. De este modo ha sido posible dedicar más de dos millones de euros a 23 proyectos, destinados a la construcción y reforma de instalaciones, así como a equipos, materiales y suministros de proyectos de cooperación en 10 países del mundo.

Entre las prioridades geográficas de los proyectos de la cooperación castellano-manchega, se encuentran Centroamérica (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua), Caribe (Cuba, República Dominicana y Haití), América del Sur (Bolivia) y África Subsahariana (Burkina Faso, Malí y Senegal). Nicaragua y Guatemala, con cinco proyectos cada uno, han sido los países de preferencia de nuestras entidades de cooperación, por el número de proyectos que han recibido; le siguen Senegal con tres proyectos, Bolivia, Mali y El Salvador con dos y Honduras, República Dominicana, Cuba y Burkina Faso, con uno.

Un pequeño grano de arena, para una enorme montaña de necesidades en el mundo. Pero sin duda un buen principio para recuperar la Cooperación en nuestra región. Pues, como decía la madre Teresa de Calcuta, «a veces sentimos que lo que hacemos es sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota».

Un cooperante combate la sed y el hambre, pero también lucha por devolver la adolescencia perdida de millones de niños y jóvenes, por su educación, por su salud, por su dignidad. Al cooperante no le está permitido dudar, cansarse, enfurecerse o desmotivarse. La sonrisa de un niño, el abrazo de un joven o unas simples palabras de gratitud de un adulto son su mejor medicina, son su recompensa y su estímulo para seguir adelante y para evitar dejar en el olvido a todas esas causas justas y a los muchos amigos y compañeros de ideas y profesión que un día se marcharon para no volver. El cooperante es el mundo y nuestro mundo, hoy, les sigue necesitando.

 

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