Kamikaze en la carretera

Pabormi

  

«Bueno padre, ya está bien de que tú siempre regales a los demás y nadie a ti. Hice un buen negocio este mes y te compré lo que hay debajo del hórreo, a ver si te gusta».

  
Cuando salió el hombre vio un artefacto, algo raro, que se llamaba AUXAN (o algo parecido). «¿Pero esto qué es, hijo? Tú ya sabes que yo nunca tuve carnet».

  
«Nada, por eso no te preocupes, para estos coches no hace falta. En cuanto cojas un poco de práctica, ya verás que contento te pondrás. Es muy cómodo».

   Pasose Manolín una semana practicando por la finca y cuando su hijo lo vio conducir con una mano y la otra fuera de la ventanilla, con el Farias, pensó: «Este ya le ha cogido el truco. Padre, mañana sale a la carretera».

  
A la mañana siguiente el hijo le explica por dónde ha de ir. «Mire, para ir al pueblo, usted verá que hay un carril de vehículos lentos y uno de los otros, por donde van los coches normales y al otro lado de la carretera exactamente igual. Es muy importante que memorice que usted ha de venir por el mismo sitio que va, o sea por el carril de vehículos lentos. TIENE USTED QUE VOLVER POR EL MISMO SITIO. ESTO ES MUY IMPORTANTE. ¿Se lo explico de nuevo?»

  
«Que no hombre, que no, que está claro».

  
Allá que se va Manolín con su mini-auto a 40 km por hora y, piano, piano, llega al pueblo. Hace las compras en el mercado, toma un “carajillo”, se despide de las amistades y vuelta a casa.

  
Rafagazos, pitidos, insultos… a los pocos minutos el coche de la Guardia Civil que se le pone al lado, con la sirena en marcha: «¡Detenga inmediatamente ese… esa cosa, pero inmediatamente, oiga!»

  
Manolín miraba el velocímetro y pensaba: «¿Habreme ‘pasao’ de vueltas? Claro, con esto de ver todos los domingos al Alonso, pues se embala uno.»

  
Una vez detenido 500 metros más allá, ve que el guardia civil se dirige hacia él a paso ligero y gritando: «Kamikaze, que ye usted un kamikaze.»

  
«¿Kamikaze? ¡Quién ye ese, pero no me conoces? Soy Manolín el padre de Chuso el contratista.»

  
«Échese al suelo que lo voy a esposar. Va usted en dirección contraria durante 12 kilómetros.»

   «No, no creo eh, de eso nada, ya me lo explicó muy bien mi hijo, antes de salir de casa TÚ VUELVE POR EL MISMO SITIO QUE FUISTE, POR EL MISMO SITIO… Y eso hice.»

  
Así que dejaros de asustar a la gente inocente, que hay muchos ‘creminales’ por ahí ‘pa’ detener. ¡Ya me habéis jodío el día, hombre!

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