Porque nos sobra la decencia

Felipe Medina SantosFelipe Medina Santos

(A Nemesio de Lara Guerrero, ante la provocativa “inocentada” de D.Miguel A. Rodríguez, concejal  del consistorio capitalino)

De nuevo, como el que pasa por un túnel oscuro, como el que deja la flor de la solapa sobre el vidrio emplomado y se atreve roncamente a negar.

De nuevo, como llegando sin acercarse a un innecesario deseo, meciendo entre las manos las cadenas de la liberación, como soltando amarras, como si no hubiera más equipaje que el alma en duermevela.

De nuevo, con los ojos absortos esperando un relámpago, llegas tú, sólo tú, el rayo que no cesó, el navegante airado de todos los mares, el aterido, el hallado, el incansable buscador de conchas marinas, el incrédulo y el rezador de epístolas a Fabio.

{mosgoogle}De nuevo, la vida y el poema, “Hoy, treinta de Diciembre de mil novecientos ochenta y uno…”, y dejando una huella sobre la tierra trémula, acidulada y húmeda, continuamos el viaje largamente emprendido

De nuevo, con el corazón de malaquita encerrado en un puño, en un círculo mágico; ese círculo de tiza que un buen día tuviste ocasión de pintar en el suelo y en los albores de tu conciencia, regresas de donde nunca habías partido.

De nuevo, como la flor de la pasión, como el heliotropo mirando hacia la luz, de nuevo tú y todas las falsas luces de neón festejando, ridículamente, no sé qué fiesta para el alma dormida. Porque el alma se duerme y se atontona y deja de ser aurora o luciérnaga para convertirse en un fardo pesado que se arrastra sin ganas.

De nuevo, vociferando estrellas de compasión, aletean una rosa o una siempreviva mientras engalanan cielos, inabarcables por incompletos, y tienden escaleras de vidrio para quien quiera subir.

De nuevo la esperanza, el ser, el  desear y el sentir. Un sonido que entrechoca con las copas avarientas de sonrisas, y te quiero, y que nunca me faltes y un recuerdo para los que se fueron.

De nuevo, otra vez sobre el círculo pintado de caricias, de pasión y de dolor, y el canto sin cesar como un eco de noche y palabras, las que suenan bien, las que consuelan, las que recuerdan, las que te abruman de cariño, las henchidas de verdad y de anhelos. Mírame a los ojos para festejar la noche de las crisálidas cuando dejan su nido transitorio y reclaman, para sí mismas, la esperanza de una vida mejor.

Me acurrucaré entre los brazos que me trenzan guirnaldas de caricias sobre la piel, porque mañana, el futuro  y tú, vendrán a visitarme vestidos de corsarios, quizás de guerrilleros y quiero esperaros atento para no perderme ninguno de vuestros guiños.

De nuevo os recibiré como alguien que me observa y me espera, y todo será mejor o diferente.Y llegarás a mi casa con el alma esparcida sobre los objetos que amo para darles tu aroma.

De nuevo, hay un dulce y amargo bolero que resuena en mis oídos, y te canto,  y te solicito, y te busco y te encuentro en el círculo de tiza impermeable, sabiamente trazado,  porque huyo de la luna que se deshace en dentelladas.

De nuevo, he sembrado una mirada de abrazos y besos interminables para que tú los refugies en los corazones dolientes e indolentes.

De nuevo, vociferan, y cabalgan las insidias como paridas en un antro de medianoche donde se conjuran el odio, la  insolencia y lo furtivo.

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