Una matanza tradicional en la Plaza de El Arenal

La Asociación de Comercio y Servicios de Alcázar de San Juan, aliada con el Centro de Iniciativas Turísticas, llevaron a la plaza de El Arenal dos cerdos sacrificados par reproducir todo el proceso de una matanza tradicional, que se inició a las siete de la madrugada. A lo argo de la mañana la carpa instalada al efecto estuvo continuamente concurrida aunque sin aglomeraciones. A mediodía los organizadores ya hacían un primer balance positivo.

Con este acontecimiento gastronómico se da inicio a la semana de la matanza, en la que un conjunto de bares incluirán en su oferta unas tapas especiales, consistentes en tres platos propios de la matanza, más una botella de vino del año. Todo ello con un precio cerrado de diez euros. Algunos restaurantes también se han sumado a esta semana, del 21 al 27 de febrero, con un menú especial de matanza a un precio único de 14 euros. Son iniciativas para animar el comercio y la hostelería en los meses más complicados para el sector, febrero y marzo.

El alcalde, José Fernando Sánchez Bódalo,  también elogió la idea de recuperar una tradición popular, ya que la matanza se organizó recuperando también algunas artesanías culinarias, como las máquinas picadoras de carne o las de embutir chorizos. En esta iniciativa colaboraron empresarios, bodegas, establecimientos y hasta particulares.

Durante la mañana del domingo, se sucedieron las labores propias de una matanza, del cerdo, del que se dice que se aprovechan hasta los andares, sirviendo al público los sucesivos productos que salían de parrillas, sartenes y pucheros. Se empezó con los hígados fritos con ajos, para pasar a unas gachas manchegas y a unas migas a primera hora. Luego se elaboraron las morcillas, con sangre, manteca y cebolla embutido en tripa de ternera. Luego pasaron por la picadora, jamones paletilla y lomo, que mezclados con manteca y pimentón fueron convertidos en chorizos. Se sirvieron chuletones, cinta de lomo, salchichas, careta asada y torreznos, mientras orejas, patas y rabo sirvieron para cocinar dos pucheros de judías blancas. Y así se puso en marcha la semana de la matanza.

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