“Ciertos ricos son tan dignos de lástima como los pobres”, dice Oscar Sánchez Vadillo, en el digital Hypérbole; “porque, en realidad, los pobres deberían ser objeto de furia, y tienen remedio, mientras que los tristes multimillonarios no”. ‘Tristes multimillonarios, sin remedio’; ¡pobrecillos!
Aunque esa tesis del amor/odio a unos, y a otros el odio/amor, sea contestada y redireccionada por el director de la Fundación Carolina, Jesús Andreu, quien se pregunta con candidez inmaculada y musculosa ‘¿Por qué odiamos a los ricos?’. Y en ese ejercicio de fundamentación del odio atávico al rico, es capaz de viajar hasta el Evangelio (“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre el reino de los cielos”) y concluir con la afirmación de François Guizot, jefe de Gobierno francés en 1840, cuando afirmó pletórico y embravecido “¡Enriqueceos!”, como máxima de gobierno.
Incluso podría haber aportado Andreu, la afirmación más próxima a nosotros y no menos espectacular y espectacularizada, de Carlos Solchaga, Ministro de Industria en 1984 y luego Ministro de Economía, cuando dijo campanudo y locuazmente, que “España es el país del mundo en donde es más fácil hacerse rico”. Y quizás, le dé la razón al ex ministro de Economía Solchaga, el dato aportado por el suplemento económico de ‘El País’ (24 de noviembre): “El número de millonarios ha crecido un 13% en el último año”; a pesar de la crisis y a pesar del deterioro de las finanzas. ¡Anda! Si va a ser verdad la premonición solchaguesca.
Todas estas afirmaciones y todos estos datos macroeconómicos, contrastan en un momento de imparable crecimiento de la pobreza social e individual; en momentos de crecimiento, no menos imparable, de las desigualdades sociales, como apunta David Fernández, al publicar en el mismo diario, el mismo día, que “La brecha salarial en el Ibex 35 es de 90 veces”. Imagínense cuál será la brecha salarial fuera del Ibex, entre las retribuciones de los directivos y las retribuciones del último de la fila; por no hablar de las diferencias con los que no tienen retribución alguna. ¿900 veces o 1 millón?
Desde la necesidad de mitigar tales datos que afrentan a la más elemental de las igualdades, se produce toda la retórica del dolor de los ricos y de sus pesares. Y así la sagacidad de los grandes culebrones mexicanos, había detectado hace años esa problemática doméstica y domesticada, tan del corazón y de las finanzas, cuando espetó como un ideograma ideológico, la serie lacrimógena y anti-lucha de clases ‘Los ricos también lloran’. ¿Cómo no van a hacerlo? ¿No ven ustedes como se hunden fortunas, crecen en los ERES de empresas pujantes hasta ayer, se vacían las SICAV y se agotan patrimonios boyantes de esos ricos plañideros?
En esa categoría, que también es real y no sólo virtual y televisiva, deberían de entrar, grupos de ricos en problemas o problematizados, como la mujer de Luis Bárcenas, Rosalía Iglesias, que debe de acostumbrarse a vivir con el salario mínimo interprofesional. Y eso pese que “El juez Pablo Ruz ha autorizado el desbloqueo parcial de las cuentas bancarias de Rosalía Iglesias”, con el “único y exclusivo” fin de atender el pago de facturas de gas, las cuotas de comunidad y los seguros de sus tres viviendas, así como la cuota de la seguridad social de la empleada del hogar. El magistrado, por otra parte, rechaza autorizar a las entidades bancarias a que liberen fondos para atender el resto de gastos familiares, para los que Iglesias había solicitado un desbloqueo mensual de 5.000 euros. Y es que Ruz rechaza facilitar más fondos que los imprescindibles, y sostiene que Iglesias “mantiene una solvencia suficiente para atender” el resto de gastos familiares. Ruz justifica esto en el hecho de que la mujer del ex tesorero, en prisión desde el 27 de junio, ha seguido pagando las cuotas de leasing de un Land Rover de lujo, por valor de 1.500 euros al mes. “Tampoco estaría justificado el desbloqueo de cuentas en cantidad superior al salario mínimo interprofesional, fijado en 645,30 euros/mes cantidad que, a priori, permite subvenir a las necesidades básicas de cualquier familia media”. En abril de 2012 la Audiencia Nacional, tras la inhibición del Tribunal Superior de Madrid, ha vuelto a imputar a Rosalía Iglesias, por un delito contra la hacienda pública. La cantidad supuestamente defraudada, sería de 222.112,158 euros en concepto de IRPF.
También el Príncipe de Gales, Carlos de Inglaterra, que acaba de cumplir los 65 años mozos, afirma que va a solicitar la pensión de jubilación; toda vez que dice haber cotizado al sistema británico y tener derecho a la prestación correspondiente. Así lo contaba el pasado 16 de noviembre Walter Oppenheimer. “Dentro de unos días empezará a cobrar su pensión, para la que cotizó durante sus años en la marina y con posteriores aportaciones personales”. El 6 de noviembre del pasado año el Parlamento británico decidió investigar las cuentas de Carlos. “En el caso de los miembros de la corona de Inglaterra, no pagar al fisco puede estar avalado por leyes medievales y, sin embargo, aún en vigor. Es el caso del ducado de Cornualles, propiedad de Carlos de Inglaterra, que a su vez cuenta con los títulos de príncipe de Gales y duque de Cornualles. Tras analizar las finanzas del ducado, el Comité de Cuentas Públicas del Parlamento británico ha recomendado al ministerio de Hacienda que investigue el capital de esta institución real creada en el año 1337 por Enrique III para que el heredero de la corona británica tuviera una fuente de ingresos”. Una monarquía moderna, o que lo pretende, con privilegios del siglo XIV. Por ello, “El citado Comité, recomienda que se revise la actual exención del impuesto sobre sociedades y sobre capitales del que disfruta el ducado, un área valorada en más de 800 millones de euros y que el pasado año generó unos beneficios de 21 millones de euros”. Ese dinero procede de las diferentes transacciones comerciales y los ingresos procedentes de las rentas de las propiedades incluidas en los 500 kilómetros cuadrados (una centésima parte de España) que ocupa el ducado, que incluye tierras y casas en Devon, Cornualles, Somerset, Herefordshire y Gales. Lo único que paga el príncipe Carlos es el impuesto sobre la renta individual generada sobre esas propiedades, que, en su caso, el año pasado ascendió a 4,7 millones de euros. Y ni siquiera es obligatorio: tanto él como su madre, la reina de Inglaterra, estarían exentos de pagar cualquier tipo de impuesto. Sin embargo, ellos tributan al menos el equivalente al IRPF español voluntariamente desde 1993. Y es que una de las ventajas de ser rey de Inglaterra o príncipe heredero desde hace más de siete siglos es disfrutar del placer de vivir sin pagar impuestos
Igual ocurre con el afamado Ex Director General de la Guardia Civil, Luís Roldan quien vive modestamente en un piso de renta reducida y cobrando una pensión corta de 774 euros. Roldán le contaba a Millás, el 17 de noviembre, que en la cárcel “Leí a Nietzsche, a Kafka, a Hanna Arendt, todo el teatro de Sartre, Derrida, Jean Améry… también todo lo que conseguí sobre personas que habían sufrido largos procesos de privación de libertad, Eugenia Ginzburg , Mandelstam, Larina-Bujarina (la mujer de Bujarín), Margaret Bauer Newman. Descubrí a Walter Benjamin. Y leía mucho la Biblia, los salmos, sobre todo”. Quizás de esas sabias lecturas, haya derivado el lento aprendizaje de la pobreza y la estética de la austeridad; por ello, prosigue el relato: “La casa, de unos sesenta o setenta metros cuadrados, con cuatro habitaciones diminutas, además del cuarto de baño y la cocina, está limpia y ordenada hasta la exageración, como un cuartel bajo el mando de un temperamento obsesivo. La atmósfera es de menesterosidad, como de familia de clase media venida a menos”. Pero pese a ello, a esa menesterosidad, real o aparente, y a la pobreza fingida con que mora Roldán y su esposa rusa, guardan a buen recaudo un capitalito oculto. Y es que según diversas fuentes, el austero Roldán “guarda todavía 10 millones de euros en el extranjero”, que no le impide vivir como un auténtico pobre.
¿Qué decir del ‘pobre Urdangarín’, ex duque de Palma, sin retribución en Telefónica, procesado y con el palacete embargado? Por no hablar de tantos otros ricos, empobrecidos tras alguna pirueta jurídico procesal que los ha dejado desnudos y tiritando. Como para tenerles envidia. Aunque nunca se sabe si hay algo más, escondido y aherrojado. Como la manía última de los ricos, esa de ‘ponerse a trabajar’, como dice Pancho Ortuño cuando fija que: “Es un poco cabreante la manía que le ha entrado a la gente rica por trabajar cuando lo que deberían hacer, en buena lid, es gastar todo lo posible. Trabajan, eso sí, en actividades habitualmente reservadas a gente algo extravagante que decidía jugarse los cuartos por una idea, un artista o un libro”. Pues eso, pobres de los ricos, que no sólo lloran sin que además aspiran a trabajar.
Periferia sentimental
José Rivero
Es curioso, amigo José,uno de los personajes que aparece en los artículos relacionados al finalizar su, como siempre, erudita y formativa tesis. Por lo que a mi respecta, me aplico lo que dijo aquel: hágase clase media, sólo sollozamos.
Al final, todos colchoneros!
¡El dinero, el dinero, el color del dinero! En la película de Scorsese, el esforzado y tenaz especulador de su propio talento con los palos de billar sigue buscándose la vida veinte años después. Nos rompe el corazón -y esos ojos azules de Paul Newman- Su fracaso es el nuestro. No sería aceptable un final distinto.
La lucha por ascender en la escala social con un fin, si es noble el fin – el amor-, lo aceptamos también, como el personaje de «El gran Gatsby» -Redford, otro de ojos azules-. Tampoco aquí sería imaginable otro final.
En «El coleccionista» de John Fowles la cosa es más retorcida, el protagonista sólo aspira a tener la posesión, ni siquiera a disfrutarla.
Y es que parece que en el fondo siempre se espera lograr el poder, aunque éste, si se logra, incorpore un problema sin solución: no se perdona el nivel cultural ni espiritual de los advenedizos (por eso nos alegra el fracaso de Roldán, o ver esposado en los tribunales a Díaz Ferrán). El resentimiento de la clase media consigo misma y el desprecio de las clase acomodada, los ricos de siempre, que nunca los considerarán desde casi ninguna perspectiva, como nosotros sí a ellos, desde muchas, por cierto.
Ellos viven en un ambiente y nosotros en otro, hasta las lágrimas son distintas cuando lloramos. Pero es el dilema de las clases medias sigue existiendo por muchas barricadas que se montaran en París, o muchas charlas filosófico-socializantes en torno a una mesa de café en esta sociedad tan postpostmoderna.
Hay gente que pasa de esto. Perfecto. Pero mucha más, ni puede ni quiere.
Lo siento Blisterr, es lo que hay.
Muy bueno el post.
Si pero pese a las citas y relaciones, ‘No todo es cine’; ni siquiera los culebrones mexico-venezolanos.Decía Godard que “El cine es la representación de la vida, que nos consuela de la tristeza de esa misma vida”. Pero ello, no nos debe hacer olvidar que al mismo tiempo que ocurre eso, la vida hace que esa representación no sea nada. Puro relato y puro humo.
Los ricos de tercera generación son intocables, por eso se lo hacemos pagar a los de primera generación. Como desconfiamos del sistema, como entendemos que no se han enriquecido lícitamente (lo que suele ser verdad, además), deseamos que estos ricos recién llegados (antes vecinos nuestros)se la peguen. Y si lloran ellos, nosotros reimos. Nuestros nietos no se podrán reir de los suyos. Ni los verán llorar siquiera.
Así funciona, por estos lares.
Personalmente no me parece mal que alguien con inteligencia y ganas de trabajar pase de una situación económica normal a una situación desahogada o, incluso, de riqueza «no extrema». Así son las normas del liberal-capitalismo que nos gobierna y debemos aceptarlas.
La cuestión es cómo se pasó en este país de ser unos pintamonas en 1975 a la España de Solchaga y luego de Aznar y su Ley del Suelo, donde los pintamonas «espabilaos» habían copado el poder político y lo estaban usando para hacerse ricos de manera ilícita en la mayoría de los casos. Eso, creo, es lo que nos ha llevado a desconfiar de todo aquel que pasa de vulgar clase media a clase alta en cortos espacios de tiempo.
España da la imagen de ser una república bananera, donde encuentras pillos que roban en los sindicatos, en los partidos políticos, en el empresariado y en las administraciones públicas. Eso hace que los pocos que se lo trabajan, tengan miedo de «presumir» del dinero que ganan.
Cuando no, que ejemplos tenemos muy cerca, de empresarios que se colocan como rémoras al lado del poder, chupan todo lo que pueden cual garrapata y, luego, no son capaces ni de pagar la seguridad social de sus trabajadores. O usan su garfio de garrapata para hacer negocios que luego no pagan y hunden entidades financieras, que a derechas e izquierdas tenemos.
Mira, personalmente he estado siempre dentro del mundo del emprendimiento y, no te puedes imaginar la alegría que supone que un compañero de un curso de economía, finanzas, recursos humanos etc etc de pronto te diga que ha conseguido un buen contrato y que va a ingresar una gran cantidad de dinero que le va a servir para ampliar la empresa o, simplemente, para poder vivir mejor.
Sé que extender este sentimiento a nivel patrio es imposible, porque aquí lo que priva es la envidia y desear lo peor a cualquiera que levante cabeza, pero en mi caso, cada emprendedor que sube un escalón, es una alegría que me llevo (incluido yo mismo con mi empresa, que mi trabajito me cuesta mantener).
En cuanto a lo que dices que los ricos de tercera generación son intocables, pues depende, conozco a varios que las pasan canutas para llegar a fin de mes y ya les quedan pocas cosas por vender. Mira, si naces en una familia con pasta, con muuuucha pasta, naces en una empresa que hay que mantener y, si no eres capaz de mantener un patrimonio y las empresas que lo sostienen, de poco te sirve ser rico de tercera generación.
Por ponerte un ejemplo público, mira uno de los primos de Isabel II, trabajando de camarero por horas y tiene que venderlo todo. Y ese no es de tercera generación…
Desde luego el argumentario general de este hilo lo acepto a pies juntillas. Es verdad que hay ricos que lo que quieren es tener, y no disfrutar. Yo prefiero tener lo que me abarcan las manos y la cabeza. No me hace falta el último modelo de coche o de tele, con un coche que me lleve y una tele que se vea me sobra. Es más, viendo lo que veo, con algo de comer y vestir me doy por satisfecho, que los libros los prestan gratis, por ahora, en la biblioteca PÚBLICA.
Porque al final, acumular dinero nos lleva a situaciones como la actual, donde muy pocos tienen mucho y muchos no tenemos casi. Polarización, crisis, falta de crédito y, al final qué…unos que se cabrean, montan una revolución y acabamos a tiros todos ¿Esa es la solución? Si es que a menos de dos horas en avión hacia el sur ya hay gente que se muere de hambre y aquí, aún en crisis, tenemos a nuestros hijos en sobrepeso.
Quizá, con el dinero pasa como con todo en la vida, que los extremos no son buenos. Y el Ibex anda así: El ejecutivo mejor pagado de estas compañías, que suele ser su presidente y/o consejero delegado, recibió una compensación media en 2011 de 3,78 millones de euros, cantidad que supone 89,25 veces el gasto medio por empleado de esas empresas.
NOVENTA VECES COBRA MÁS EL JEFE QUE EL CURRITO. SANTO DIOS!!!
Muy de acuerdo con todo. Por eso decía que esto pasa por estos lares. En EEUU, el capitalismo se entiende de forma diferente entre las clases populares. Es casi su propia religión. Perfectamente aceptada y asumida. En Centroeuropa el calvinismo y el luteranismo establecen también diferentes referencias morales. Y en ambos ejemplos la justicia funciona mejor que aquí para evitar que los espabilados -delincuentes- se salgan con la suya de forma ilegal.
Una cuestión de principios y unas reglas de obligado cumplimiento. España es un poco la casa de tócame Roque. Y así nos va, y nos cabrea, claro, porque es muy injusto, mucho más que en otros sitios. Pero el problema es universal, la desigualdad es intrínseca al sistema capitalista
El problema es que ha desaparecido del discurso político, mediático y sociológico una estructuración de la sociedad que se corresponda con la realidad social. Lo que ha calado entre los ciudadanos es la idea de una simple y llana tipología social: sólo existen ricos y clase media. Los ricos serían el 1 por 100 y la clase media el 99 por 100 restante, un cajón de sastre en el que caben los que rozan la riqueza y los que rozan la pobreza.
¿Resentimiento de la clase media consigo misma? En absoluto. Ese discurso de clase medía que aúna a los casi ricos y a los casi pobres, que han vendido de izquierda a derecha, sirve eficazmente para ocultar los conflictos sociales. A la derecha le está dando grandes provechos, la izquierda ,en cambio, está pagando con una elevada factura sus complejos por no querer desempolvar actualizado un discurso de división de clases que sea un trasunto fiel de la realidad social.
Así pues, a quién le sorprende que Rosalía Iglesias, embutida en pieles de pies a cabeza, clame porque el juez Ruz se apiade de su situación de casi indigencia. Ella ha leído el top 100 de las grandes fortunas, florentinos, carmencerveras,amancios… y no ha encontrado a Bárcenas, su entrullado esposo. Conclusión: sufrida clase media.
Yo lo tengo claro, ni clase media ni indigente. Soy pobre.
Si, tu comentario me recuerda un término que casi nadie conoce: el de analfabeto funcional, intermedio de analfabeto o persona con cultura. Hemos bajado -o nos han bajado- tanto el listón que la mayoría de las personas son analfabetas funcionales y ni siquiera lo saben.
Pues exactamente igual con lo de clase media. Al final, todos los que aspirábamos con formación y esfuerzo a ser eso, clase media, en realidad somos probres. Hemos llegado, después de 17 años de formación (EGB, BUP y carrera, sin contar postgrados y formación continua) a tener un sueldo que solamente nos da para los gastos corrientes y punto. No tenemos ahorros, nos come la hipoteca, por suerte no nos hemos podido arrimar a las preferentes… Pero creo que tampoco aspiramos, o eso creo, a tener un yate, una mansión en Miami o un jet privado. Al menos el que suscribe no lo necesita.
Mientras tanto, pues eso, Rosalía necesita cash para la Seguridad Social de la asistenta y los 1.500 del leasing del coche de lujo. Ay, qué dolor…
Ya lo dice el Dolar, compañeros: ‘En Dios la verdad’.
Esa efigie verde y su grabado, refleja como pocas cosas, el espíritu del capitalismo y no Max Weber. Al unir Dios, Dinero y Verdad. Que es otra dimensión colateral de la Santísima Trinidad. Dios y Dinero, pura Verdad. El Dinero de Dios es el Verdadero. El Verdadero Dios es el Dinero.