Hacia un mundo sin (apenas) periodistas

J. Carlos Sanz.- Llevamos varios años en los que el periodismo es noticia y casi siempre por motivos aciagos. Lluis Bassets en su libro “El último que apague la luz” asegura que la peor noticia que puede dar un medio es la de su desaparición. Por pudor, los periodistas no estábamos acostumbrados a entrar en detalles de cómo iba nuestro propio sector. Desde hace unos años no dejamos de sentirnos como reos en el corredor de la muerte.

opinionCon acierto Bassets refleja que hasta 2008 los periodistas no éramos noticia “porque dar noticias sobre uno mismo no suele ser buena señal. O al menos, son noticias incómodas. La peor que podemos dar es la de que mañana ya no saldremos”. Desgraciadamente, el periodismo se ha convertido en una sección de necrológicas: cierran cabeceras locales en todas partes, los ERE no remiten, el periodismo impreso tiene pinta de convertirse en un fósil dentro de poco y el sector -tal y como lo hemos conocido- se va a pique sin remedio.

La tendencia no ha cambiado sustancialmente durante 2013 como así se detalla en el Informe Anual de la Profesión Periodística que cada año elabora la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) en colaboración con la FAPE. La evolución sigue por los mismos derroteros de desolación y pudrimiento: el rosario de cierres de medios y recortes de plantilla no cesa; ahí tienen el vergonzoso ejemplo en forma de apagón por real decreto de la radiotelevisión pública valenciana.

Pese a todo, en el informe creen que hay resquicios para la esperanza. Eso sí, frágil y endeble pero señal inequívoca de que muchos compañeros de profesión han decidido no resignarse a su suerte ni permanecer quietos. En el informe se contabilizan casi 300 proyectos periodísticos desde principios del 2008. “No es el vademécum de los periodistas emprendedores pero es el único camino que en estos momentos es transitable” afirma Carmen del Riego, presidenta de la APM.

Casi todos llevan poco tiempo en marcha y es prematuro sacar conclusiones acerca de su viabilidad. La mayoría son proyectos de andar por casa, dotados de escasos recursos económicos y humanos. Quizás obedezca a una cuestión romántica, de morir con las botas puestas o en el campo de batalla pero muchos compañeros de este oficio no se arredran y echan el resto, a sabiendas que mantenerse a flote ya es un logro en este país hecho fosfatina.

Los que no emprenden proyectos demandan formación para adaptarse a los nuevos tiempos. Según aparece reflejado en el informe, los cursos de idiomas son los más demandados pero también aquellos que enseñan los manejos de las herramientas web, creación de blogs, diseño de páginas webs, coordinación de redes sociales, edición de vídeos, locución o universo social media. El periodismo ha transmutado a la esfera digital y el que quiera seguir dedicándose a este oficio debe reconvertirse. Y hacerlo lo antes posible. Por desgracia, la mayoría tiene que costearse una formación de posgrado que no está al alcance de todos los bolsillos.

Datos de paro en el sector periodístico (2008-2013)
Datos de paro en el sector periodístico (2008-2013)

 

La esencia del periodismo no cambia pero sí el modo de contar las cosas. Ahora se hace imprescindible ser un periodista todoterreno, capaz de bregar con el universo digital, dominar programas CMS como WordPress, tener una presencia continua en las redes sociales, husmear en ellas para encontrar fuentes de información fidedigna, actualizar los contenidos con rapidez, dar viralidad a lo que contamos.

Todo ello, haciéndolo en condiciones mucho peores y asumiendo más funciones por menos dinero. La precariedad es santo y seña en nuestro oficio. El resultado es demoledor cuando a los periodistas se les pregunta en qué sentido la crisis económica está afectando a su trabajo. Un 69% asegura que tiene que realizar más funciones que antes, un 68% dispone de menos medios económicos para realizar su trabajo, un 62% siente que su puesto peligra, un 55% señala que sus plantillas han sido diezmadas con el despedido de redactores y un 48% considera que tiene menos tiempo para realizar correctamente su trabajo.

A ello se añade un conjunto de riesgos que desestabilizan los cimientos de una profesión  ya de por sí vapuleada. El informe recoge cuáles son, a juicio de los periodistas, los principales problemas para ejercer hoy en día la profesión.

Un 49,6% señala que es el aumento del paro y la precariedad laboral que provoca. También, casi un 13% alerta de las injerencias económicas y políticas en los medios donde trabajan; un 12,2% muestra su disconformidad con la mala retribución del trabajo periodístico; un 7,3% hace hincapié en la falta de rigor y neutralidad en el oficio; un 5,7% habla del aumento de la carga de trabajo y la falta de tiempo para desarrollar la información; un 3% habla de las diferencias salariales en las empresas entre gestores y periodistas y otro 3% alerta de la mala valoración social y profesional de los periodistas.

Para colmo, la destrucción de empleo no termina de tocar fondo. El informe señala que de los 32.600 trabajadores que había en el sector de los medios de comunicación a finales de 2011, ha desaparecido el 20% de ese empleo. Los ERE siguen siendo el pan nuestro de cada día y en septiembre de 2013 eran 10.560 los periodistas registrados en el Servicio de Empleo Público Estatal. Entre 2008 al 2013 el número de periodistas en paro se ha duplicado (al iniciarse la crisis, los parados apenas superaban los 4.500).

En términos anuales, en 2013 se perdieron 2.754 empleos en nuestro sector y pese a que el informe se muestre “optimista” porque haya señales de remisión, en realidad, nada hace presagiar que la destrucción de empleo haya tocado fondo. La propia directora de la APM reconoce que “en cualquier caso, la situación sigue siendo grave, dramática, pero, como hemos señalado,deja lugares para la esperanza, como esas iniciativas de los periodistas para no quedarse parados”.

Sea por dignidad o por orgullo propio, muchos periodistas de este país no estamos dispuestos a quedarnos en el sumidero y queremos seguir contando cosas, queremos seguir haciendo periodismo en el formato que sea y sobre todo que los ciudadanos sigan informándose.

Porque como dice Bassets “nada hay tan deprimente como la noticia de que ya no volveremos a dar noticias”. ¿Se imaginan un mundo sin nosotros los periodistas? Muchos queremos evitarlo a toda costa pero a ese escenario nos dirigimos como sociedad. En cualquier caso, son muy pocos los que sobrevivirán para contarlo.

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4 COMENTARIOS

  1. Vivimos días extraños y el periodismo no es una excepción. No obstante, los medios han decidido abandonar «nichos» en los que quizá no era «tan» rentables, pero que atraían audiencia.

    Ejemplo: hace pocos días que veo apagada la frecuencia que COPE tenia en Puertollano en OM.
    ¿Cuántas horas de programación local tenia Radio Popular Puertollano a finales de los 70/80 y cuántas tiene ahora? ¿Como es posible que llegara a emitir 24 horas en local en FM y fuese rentable y ahora no?

    ¿Por qué cree la SER «provincial» que a mi me interesa oír, a modo de programación local, lo que pase en Alcazar de SJ o el fútbol de Socuéllamos si vivo en Almadén?

    ¿Por que creen los diarios provinciales que rellenando hojas a base de copia/pega de Notas de Prensa de los Ayuntamientos y noticias de agencia voy a comprar el diario?

    Conclusión, una vez que acaban mis 10 minutos de información, apago la radio o cierro el periódico.

    El periodismo en general y empezando por el local necesita reinventarse y volver a lo cercano, a contar lo que ya no se cuenta o si no, morirá, así que quizá, un poco menos de queja y más imaginación no vendría mal, sin acritud.

  2. Un mundo sin (apenas) periodistas, y de los que queden cuantos comprometidos éticamente con su profesión, cuantos se atreverán a morder la mano que les da de comer.
    Malos tiempos para la lírica.
    PAJADITOS PODAQUI, PAJADITOS PODALLA.

  3. Bienvenidos al paro (en todos los sectores) y bienvenidos a la insolidaridad de los periodistas y demás que trabajan con los que no tenemos donde caernos muertos. Por eso me gustaría que todo el mundo supiera alguna vez a que sabe irse a la calle.

  4. Sabes cuál es el problema, que la mayoría de los periodistas están comprados y al servicio de los partidos políticos, por eso no tienen prestigio y nadie les toma en serio, son borregos del poder

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