Las nubes eclipsan el fenómeno astronómico: No se ha podido observar la ocultación del sol por parte de la luna

Eusebio Gª del Castillo Jerez.– El día amanecía con cielo encapotado. La cosa pintaba mal para poder observar el eclipse. Los astrónomos apostados en el Instituto de Investigaciones Energéticas y Aplicaciones Industriales de la UCLM en Ciudad Real comentaban esta mañana que la cosa no podía empeorar. Sin embargo, se equivocaban, porque en el momento de máxima magnitud del eclipse arreciaban con saña la lluvia y el viento. Imposible.

eclipse-solar-02Nada puede hacer la ciencia y ni la tecnología, tan sofisticada en el campo de la astronomía, contra el veleidoso capricho atmosférico. Curiosamente los científicos y aficionados gallegos son quienes han disfrutado de la posibilidad de observar el fenómeno. Habrá que esperar a 2026 si se quiere asistir a un eclipse de similares características. Antes, en 2017, se producirá otro, pero en la puesta de sol, por lo que será difícil de ver.

Roberto Piriz, catedrático de Mecánica de Fluidos y director del Instituto de Investigaciones Energéticas y Aplicaciones Industriales comentaba que, con las condiciones meteorológicas de esta mañana, se hace imposible observar el eclipse. «Incluso aunque se abrieran las nubes hay muchísimo viento para poder sacar los telescopios. Las vibraciones nos impedirían ver nada».

El eclipse solar es un fenómeno «muy simple», decía Piris. «La luna pasa entre el Sol y la Tierra y, entonces, la sombra se proyecta sobre el Sol y oscurece parte del disco solar». En España iba tener una magnitud del 60% aproximadamente a las diez de la mañana.

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Por otro lado, anunciaba que el próximo viernes se realizará una actividad para ver el sol. «Aunque no se pueda reproducir un segundo eclipse por lo menos se va a poder ver el sol con el telescopio solar, que es especial para ver la superficie solar». En principio es una actividad dirigida a alumnos de primaria pero está abierta a cualquiera que desee participar. «Vale la pena porque las imágenes son espectaculares», añadía.

«Estamos acostumbrados a ver el sol a través de cristales opacos, como los que se usan para soldadura, de la radiografía de la abuela, pero lo único que se consigue con esto es opacar totalmente la luz visible para que no nos dañe el ojo, pero eso hace que se pierda toda la estructura. Se ve nada más que el disco solar», explicaba el director del Instituto de Investigaciones Energéticas. Los telescopios solares, señalaba, tienen un filtro especial que sólo deja pasar un color, producido por luz que se genera en la atmósfera del Sol, y es ahí donde tiene lugar toda la actividad magnética. «Se pueden ver las estructuras de las manchas, las llamaradas solares, filamentos o la granulación del Sol. Porque en el fondo es eso, una masa en ebullición nuclear con una estructura granular en la superficie, igual que el aceite en la sartén de la cocina», ejemplificaba. Esta estructura puede verse con este tipo de telescopios, que son de pequeño diámetro -el que dispone el Instituto es de 60 milímetros- y no es necesario más «ya que la luz en el Sol es abundantísima».

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