Nada

Ángel RomeraUno llega al final del trayecto y anteve, como el aviador de Yeats, que no hay ya tiempo para hacer nada, ni siquiera para forjarse ilusiones, antes de estrellarse. Aunque desde las alturas de la edad empiecen a verse, por lo menos, algunas trazas de lo que uno y los demás han hecho y dejado de hacer.
Kant preguntaba a fines del XVIII: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar? Y las resumía en una sola: ¿Qué es el hombre? Y Giacomo Leopardi respondía a comienzos del XIX:

El género humano no creerá nunca no saber nada, no ser nada, no poder llegar a alcanzar nada. Ningún filósofo que enseñase una de estas tres cosas habría fortuna ni haría secta, especialmente entre el pueblo, porque, fuera de que todas estas tres cosas son poco a propósito para quien quiera vivir, las dos primeras ofenden la soberbia de los hombres, la tercera, aunque después de las otras, requiere coraje y fortaleza de ánimo para ser creída

Y de ahí viene la desgana, el spleen que decían los ingleses a fines del XVIII; Tomás de Iriarte lo llamaba esplín:

Es el esplín, señora, una dolencia / que de Inglaterra dicen que nos vino. / Es mal humor, manía, displicencia, / es amar la aflicción, perder el tino, / aborrecer un hombre su existencia, / renegar de su genio y su destino…

Ciertamente en el quicio que va del siglo XVIII al siglo XIX cambiaron muchas cosas. La idea preconcebida de lo que era el ser humano, la primera. Luego va Baudelaire y pone el spleen de moda. Con lo antiguo que es. Los antiguos cristianos lo llamaban acidia, uno de los ocho pecados capitales que había antes de que los redujeran a siete, y sus demonólogos hasta conocían el nombre del demonio que lo provocaba, el demonio Meridiano. Sin saber cómo escarbar en su propia tradición, los modernistas del siglo XIX copiaron a Baudelaire, en especial ese vago metafísico, Manuel Machado: «Nada sé, / nada quiero, / nada espero, / nada».  Y lo repetía como un loro sin plumas Luis Cernuda:  “No sé nada, no quiero nada, no espero nada. Y si aún pudiera esperar algo, sólo sería morir allí donde no hubiese penetrado aún esa grotesca civilización que envanece a los hombres». Flaubert, más práctico, había utilizado la frase para caracterizar al soso de Charles Bovary ante los ojos de Emma: «Il n’enseignait rien, celui‑là, ne savait rien, ne souhaitait rien«.

¡Cuanta repetición! Y hasta esto está repetido, pues ya lo dijo Virgilio: «Todo está dicho» (he intentado infructuosamente localizar la cita, que leí hace muchos años, pero he fatigado la selva en vano). Y sin embargo siempre hay narcisistas que salvan su yo de pasar a los anales de la insignificancia, como el ebúrneo Juan Ramón Jiménez, amante de que la belleza hiciera strip-tease ante sus ojos antaño lujuriosos, en su soneto a la Nada: «A tu abandono opongo la elevada / torre de mi divino pensamiento…» La Nada de nada de esa cantautora que me enamoró de niño, Cecilia: «Nada de nada, nada de nadie». El «Soy tuya» de Alfonsina Storni y el «Después de todo» de José Hierro. El Nunca llegarás a nada de Juan Benet.

El itinerario educativo de La Mancha te hace escoger entre la Religión y la Nada. Eso de la Nada es muy metafísico, demasiado como para habérsele ocurrido a unas mentes vacías y más huecas que la Nada como las de la Junta de Calamidades (hasta los cosmólogos dicen que en la Nada hay algo, aunque no hayan contestado a la esencial pregunta de que por qué hay algo en vez de Mariano Rajoy). Aunque, bien pensado, sólo a las Calamidades, vacías como están, podría habérseles ocurrido. O sea, que quien no sea cristiano, tiene que escoger Existencialismo y ser arrojado a las entradas de la Néant, al No-ser parmenideo, al No-yo fichteano, o agarrarse al borde del abismo, al compromiso o engagément de Sartre. Jolines. Nada, o el puro aburrimiento de Carmen Laforet, nada, conjunto vacío en Matemáticas, ausencia de cualquier ente en filosofía. Ángel Crespo ha escrito un hermoso poema de título Sobre la nada, que ya es algo:

La nada: ese inmenso cajón, alacena o lago del que Dios ha exiliado a todas las cosas; bosque en el que se escucha el balido de todos los pájaros habidos y por no haber.

Desgraciado de aquel que no tiene su nada, habrá de conformarse con lo que le den los demás, sacando de sus bolsillos o de sus temibles armarios; vivirá como nuncio, como vicario, como ministro, pero jamás con soberanía, porque no tendrá nada.

La mía es el recuerdo, las escamas de los pescados que platean en los mares de medianoche -y del mediodía en que el sol nada-; la nada por crear.

O bien el largo olor a vida de la nada.

Si no tuviéramos la nada no tendríamos nada que hacer. De nada.

Contornos
Ángel Romera

http://diariodelendriago.blogspot.com.es/

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21 COMENTARIOS

  1. En un estado aconfesional como este (que cada vez tiene menos de estado y más de feudo), tus hijos se deben salir de clase a la hora de Religión que da alguien que NO ha aprobado una oposición para maestro/a, para así poder dar clase de NADA; tienen fiestas de Navidad y Semana Santa, aprenden villancicos y son mirados como bichos raros porque no van a catequésis….EN UN COLEGIO PÚBLICO. ARGHHHHH…

    Menos más que cada vez somos más las familias que rellenamos esa NADA con enseñanzas a lo Ángel Crespo. Y no con supercherías y miedos infundados a satanes, trompetas de la muerte y demás zarandajas QUE SOLO BUSCAN MEDIATIZAR.

    Es un placer sentirse un «exiliado» de cualquier religión…de cualquiera. Ninguna te lleva a nada bueno. Sobre todo las tres principales que están llenas de fariseos antiguos como el hilo negro.

    • Tú bajo el pasamontañas y con tu trayectoria no eres quien para dar lecciones de coherencia a nadie, gauchista divino.

      Tú eres más papista que el Papa, y en tu vida privada eres de los de la regla del embudo. Estás muy repetido.

      Decadente, gregario y sectario.

      Tú eres sacerdote de la más mediocre de las religiones, la Giliprogrez.

  2. Espléndido artículo. Ese dilema existencial tan propio de Camus y Sartre ha definido a más de una generación.

    Ese existencialismo que es dramático ha degenerado en posmodernidad que es una Nada consumista e insustancial.

    En ese dilema interior ha de surgir un Humanismo que trascienda la insustancialidad de esta cultura, donde la libertad humana y su experiencia puede o no encontrarse con su espíritualidad, pero ha de encontrarse con la gran aspiración humana de vivir con dignidad. Pues la naturaleza humana, según mi parecer, repele el vacío. Busca y su alma es peregrina. Puede o no ser religiosa, pero nunca intrascendente.

    • El Humanismo es la tercera vía que abre las puertas cuando éstas se cierran. Razón y/o espiritualidad abren esas puertas. Y una experiencia vital donde late un alma trascendente.

    • Esto no es Twitter, ésto como la calle…que es de todos.

      Aún no le has comentado el anterior artículo en el que hablaba de Rousseau. O es que seleccionas?

      • Selecciono. O te crees que me leo todas las tontás que escribes…

        De Romera me lo leo y relamo todo, como de Marcelino, Rivero o Valero. Otra cosa es que tenga algo que opinar o aportar que pueda hacer aún mejor lo que dicen. No soy como tú, que tienes que dejar el orín para marcar cada artículo.

        Recuerda: Si lo que vas a decir no es más bello que un silencio: cállate la boca. A ver si te lo aplicas.

        • Tú seleccionas lo que te conviene tan sólo.

          A sectario pocos te igualan.

          Y no, esto no es Twitter.

          Así que a soportarnos. No queda otra, la calle es de todos.

          Ningún orín mío es comparable con todas las artimañas sucias que has utilizado para desacreditarme, incluidas las punibles.

  3. En la homilía de la misa celebrada en la mañana del jueves, 9 de junio de 2016, en la casa Santa Marta, el papa Francisco indicó que es «herético» plantearse dicotomías radicales como «esto o nada». Además, señaló que el sano realismo nos enseña que debe ser «esto y esto».
    Yo creo que los humanos no debemos esperar nada de las religiones.
    Ante la relación del ser humano con el misterio que nos ofrece la religión, tal vez sería conveniente optar por la «nada» ya que, al fin y al cabo, Dios no tenía otra opción al crear el Universo.
    En fin, existimos por la única razón de que sería imposible que no existiéramos…

        • Creo que Dios no es necesario para explicar el origen del Universo.
          La pregunta, entonces, sería: ¿qué hacía Dios antes de crear el Universo? Tal vez estaría creando el Infierno para los que preguntaran este tipo de cuestiones.
          Me quedo con el Big Bang….

        • Es más interesante preguntarse qué era yo para Dios antes de nacer.

          Al menos para mí.

          No, la respuesta no es física, es mística. Ambos puntos de vista no son opuestos.

          La ciencia sin religión está coja y la religión sin ciencia está ciega”.Albert Einstein.

        • «¿qué hacía Dios antes de crear el Universo?»

          ¿Y cómo es posible que surja el orden del desorden, del caos el cosmos?

  4. La religión es el óxido del pensamiento. No se puede pensar ni razonar a patir de principios inamovibles y de aspectos que no solo no se pueden comprobar, sino que van en contra de cualquier razonamiento.

    Menos opio y más razón.

        • Cáritas nada tiene que ver con el sectarismo de la jerarquía Católica. No mezcles trabajo social con sectarismo.

          Como si tú hubieras trabajado para Cáritas alguna vez.

        • O sea que los voluntarios de Cáritas no tienen motivaciones religiosas para hacer lo que hacen.

          Yo he sido y sigo siendo voluntario, antes en Cáritas ahora con enfermos ELA.

          Y tú vas decirme por qué los voluntarios ejercen su voluntariado.

          Y la jerarquía que tanto llamas sectaria no ordena que no se atienda a quien no comulga ni con Dios ni con ella. Se atiende a todo el mundo.

          Cegados por el odio a las religiones.

          A vivir y a dejar vivir!!! Es sencillo, pero qué difícil para los mismos de siempre.

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