Don Quijote por La Mancha. La venta de Maese Pedro

José Arias Mora.- A las cuatro de la tarde sacaron a D. Quijote de la cueva de Montesinos y, mientras le contaba a Sancho y al primo lo que le había ocurrido dentro de la cueva, pasó un arriero conduciendo una mula cargada de lanzas y alabardas. Don Quijote se propuso averiguar el destino de aquellas armas, pero solo le pudo sonsacar al arriero el lugar donde pensaba alojarse esa noche:”en la venta que está más arriba de la ermita” y la promesa de que allí le contaría el destino de las armas.
venta
La venta donde se alojaron esa noche D. Quijote, Sancho, el primo y el arriero estaba situada, según mi opinión, en Munera. En esta población coinciden los datos geográficos y el detalle local que proporciona Cervantes.

El camino más importante que pasaba por las cercanías de la cueva de Montesinos era el de Ciudad Real a Chinchilla de Montearagón. En este camino, poco antes de llegar a Munera, al lado del mismo y a una cota superior de unos 5 metros, hay una ermita. Siguiéndolo, a unos 800 metros de la ermita y en las afueras de Munera se encontraba la venta.

Nuestros personajes, llegaron a la venta antes de anochecer y sin entrar en ella, decidieron ir a echar un trago de vino a la ermita, por la que ya habían pasado sin detenerse y que estaba muy cerca. Pero la ermita está y estaba dedicada a la Virgen de la Fuente. Así que no es de extrañar que la sotaermitaña les ofreciese agua, pues la tenía en abundancia.

Creo que en esta ocasión, Cervantes, les gasta una broma a sus personajes, pues les hace desandar parte del camino, por iniciativa del primo, para tomar un trago de vino en una ermita que estaba dedicada a la Virgen de la Fuente (no de las Viñas).

Una vez en la venta, don Quijote buscó al mulero que transportaba las armas, tal como quedó en la salida de la cueva, para que le contase a donde las llevaba y así les dijo:

“Sabrán vuesas mercedes que en un lugar que está a cuatro leguas y media de esta venta sucedió que a un regidor de él, … le faltó un asno”. (cap. XXV, II).

En principio, por la distancia, el lugar de destino de las armas podía ser La Roda, pues de Munera a La Roda hay 4,5 leguas (34,5 Kms.), pero además es que a los rodeños se les conocía con el seudogentilicio de mielgeros, por una historia de burros (1).

(1) Seudogentilicios: mielguero, de la mielga, cocotudo, cabezón, de la tierra blanca, del culo enjalbegao. DE LA MIELGA: r. p. oral. Según Villarrobledo, este mote les sienta muy mal y dan la siguiente explicación: Se les llama así, porque para hacer desaparecer unas ramas de mielga que brotaron en lo alto de la torre, tuvieron la desafortunada idea de elevar hasta allí un burro mediante una polea y una cuerda atada al pezcuezo. Como el burro subía con la boca abierta y la lengua fuera, los lugareños comentaban entre sí: ¡Mira, mira cómo se ríe y se relame de gusto! Zahora nº 42 Mª del Pilar Cruz Herrera “DICCIONARIO DE GENTILICIOS Y SEUDOGENTILICIOS DE LA PROVINCIA DE ALBACETE”.

En esta historia Cervantes nos muestra que conocía la distancia a La Roda y el mote de lo rodeños, que le sirve de inspiración para ponernos de manifiesto las peleas que había entre los pueblos por los apodos que se ponían los unos a los otros.

Al tercer día de salir de la venta de Munera en dirección Zaragoza, don Quijote y Sancho, se encuentra con otro pueblo en formación de combate defendiendo su honor por otra historia de burros. Las historias de desprestigio, los motes y las peleas eran habituales entre los pueblos contiguos, tal como lo cuenta Cervantes:
“porque, ¡bueno sería que se matasen a cada paso los del pueblo de la Reloja con quien se lo llama, ni los cazoleros, berenjeneros, ballenatos, jaboneros, ni los de otros nombres y apellidos que andan por ahí en boca de los muchachos y de gente de poco más a menos!”

Así en Báguena (Teruel), se repite la misma historia que en La Roda, los de Burbáguena, ridiculizan a sus habitantes acusándolos de querer quitar una mielga que había crecido en la alto de la torre, subiendo a un burro atado del cuello para que se la comiese.

Otro detalle geográfico que coincide con Munera, es la de estar situada en la mancha de Montearagón, tal como la sitúa el ventero, cuando ve llegar a Maese Pedro:

“Este es un famoso titirero, que ha muchos días que anda por esta Mancha de Aragón”. (cap. XXV, II).
Según Martín Pretel, Munera pertenecía a la Mancha de Aragón.

Cervantes que siempre cuenta algo, que viene a cuento aunque no lo parezca, nos narra en esta ocasión el saludo de Maese Pedro a don Quijote en la venta:
“se fue maese Pedro a poner de rodillas ante don Quijote, y, abrazándole las piernas, dijo:–Estas piernas abrazo, bien así como si abrazara las dos columnas de Hércules” (cap. XXV,II).

Cervantes utiliza este llamativo saludo para darnos a conocer un detalle local muy característico del lugar donde se encuentran sus personajes, pues en la torre de la iglesia parroquial de San Sebastián de Munera hay un escudo que está compuesto por dos columnas cubiertas por una corona (el escudo de Carlos V), que pudieron inspirarlo para escribir el párrafo anterior.

También podría ser que Cervantes no pasase por la zona y que le informara sobre el camino, la ermita, la venta y el escudo de la iglesia de Munera, su compañero de cautiverio durante dos años y medio en Argel, Fray Antonio de Munera y Cabrera, y que fue liberado en la misma expedición que él.

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