Nuestro tic tac biológico y ¿la mosca de la fruta?

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Alicia Flores Cuadrado, miembro de ADICIPEC.- Siguiendo con el artículo publicado por mi compañero José Miguel, otro año más tras la esperada nominación de Francis Mojica en la quiniela de los Nobel por crear los cimientos de la nueva tecnología del “corta y pega” genético denominada CRISPR, os recuerdo que nos quedamos con la miel en los labios. Pero en su lugar, ¿quiénes fueron los galardonados en la categoría de medicina? Seguro que muchos lectores ya lo sabéis, pero para los que van con jet lag, los galardonados fueron los estadounidenses Hall, Rosbash y Young por su descubrimiento del reloj biológico.
Todo comenzó aislando los genes de la mosca de la fruta (Drosophila) que controlaban sus ritmos diarios. Sí, han leído bien, la mosca de la fruta. Aunque pueda parecer sorprendente, es un insecto muy utilizado en investigación que ya lleva a sus espaldas 5 premios nobel. Son baratas, fáciles de mantener, su ciclo de reproducción es corto y lo más importante es que el 60% de sus genes son similares en el humano.

Basándose en esta curiosa característica y utilizando estas moscas han sido capaces de explicar cómo las plantas, los animales y los humanos adaptan su reloj biológico para sincronizarlo con las revoluciones de la Tierra. Para ello, analizaron los genes que codificaban para las proteínas que se generan en la noche y se degradan durante el día. Además de identificar las proteínas que forman parte de esta maquinaria. Como son los mismos principios, se han correlacionado con lo que ocurre en los humanos.

Con una precisión propia de un reloj suizo, nuestro reloj interno adapta su fisiología a las diferentes fases del día. Regula funciones tan importantes como el comportamiento, los niveles hormonales, el sueño, la temperatura corporal y el metabolismo. Nuestro bienestar se ve alterado cuando existe un desajuste temporal entre nuestro entorno externo y nuestro reloj interno, por ejemplo cuando viajamos a través de distintas zonas horarias. También hay indicios de la que la desalineación crónica lleva asociada diversas enfermedades.

Las primeras investigaciones sobre los relojes biológicos se hicieron con plantas de mimosa, en las que se observó que las hojas se abrían durante el día y se cerraban durante la noche. El investigador Jean Jacques d’Ortousdecidió ver qué pasaba cuando las mantenía en oscuridad, la planta mantuvo su mismo comportamiento, por lo que la luz no era el factor que provocaba el comportamiento. Las plantas parecían tener su propio reloj biológico.

Posteriormente siguiendo esta línea de investigación, Seymour Benzer y su estudiante Ronald Konopka se preguntaron si era posible identificar los genes que controlaban los ritmos circadianos en la mosca de la fruta. Ellos demostraron que mutaciones en genes desconocidos provocaban una afectación de los ritmos circadianos, lo denominaron “period gene” (PER). Los galardonados (Young, desde Nueva York, y Hall y Rosbash desde Boston, las colaboraciones en ciencia y en la vida son fundamentales) aislaron con éxito este famoso gen en 1984. La proteína PER (codificada por period gene) se acumula durante la noche y es degradada durante el día. Los niveles de PER oscilan durante las 24 horas en sincronización con los ritmos circadianos. Este mecanismo se ha conservado durante la evolución, por lo que estos resultados obtenidos a priori en moscas, pueden aplicarse también a los humanos.

Me gustaría acabar con una serie de preguntas abiertas a los lectores, si hacemos un recorrido por los 579 premios Nobel hay un dato preocupante, y es que solamente 48 han sido concedidos a mujeres. ¿Es que las mujeres no atesoran la excelencia científica, creativa e intelectual que requieren estos galardones?¿evidencian los premios Nobel lo relegadas que han estado las mujeres en tantos ámbitos de nuestra sociedad durante todos estos años?¿las mujeres no pueden aspirar a este galardón en igualdad de condiciones?  ¿se podrá revertir estas cifras en las próximas ediciones?

https://www.nobelprize.org/nobel_prizes/medicine/laureates/2017/press.html?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=twitter_tweet

Alicia Flores Cuadrado es miembro de ADICIPEC (Asociación de Divulgación Científica y Pensamiento Crítico de Ciudad Real).

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2 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena por este interesantísimo artículo.
    Es verdad que en condiciones naturales, el reloj biológico se activa al acabar el día y disminuir la señal luminosa, de manera que notemos la sensación de somnolencia unas horas más tarde. Sin embargo, la exposición a la luz artificial propia del mundo moderno y, más recientemente, la exposición nocturna a televisores, ordenadores, tablets, etc. puede contribuir a que los centros cerebrales que regulan el sueño no se activen hasta varias horas más tarde.
    Aunque había una idea aceptada en la Medicina de la existencia de un ‘reloj biológico’ en los seres humanos, no todos veían una relación genética.
    Por otro lado, el ‘Premio Nobel’ ha sido otorgado 847 veces a hombres y 48 veces a mujeres en 117 años de historia de la academia sueca.
    La ausencia de mujeres no es por falta de candidatas y esta circunstancia, lamentablemente, hace que la sociedad perciba que la Ciencia es algo de hombres.
    Una vergüenza que abochorna…..

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