Bartual interior

postales-desde-itacaHoy voy a hablaros de bragas, que es un tema que controlo, aunque no mucho. Resulta que estos días ha salido como novedad (aquí en España, aunque ya hubo conatos anteriormente, pero sin tanto éxito) una braga que se convierte en tanga y luego en culotte, con tejidos muy fresquitos para el verano y de un color no definido aún en Pantone. Suena bien, ¿a que sí? Pues ya están los braguistas de pro dando por saco: que eso no es braga ni tanga, que el color es una mezcla de varios (pues claro, leñe, que eso se estudia en Primaria), que el género con el que está hecha no dura ni una temporada (temporada de moda, ojo, que hablamos de semanas entonces). Bueno, ya se sabe que los braguistas de verdad solo consideran braga a la blanca, de algodón, que cubre el culo entero, cuya goma no sea demasiado elástica. Fin. De vez en cuando, algún braguista puede admitir una brasileña, pero pocas veces ocurre, la verdad.

El caso es que, como dirían las abuelas, «cada braga necesita un culo» o algo así. Y no todos los culos son iguales. Ni las bragas tampoco, menos mal. A veces se mira la comodidad, no tienes ganas de estirar costuras ni que las gomas apretadas te dejen el circuito del Jarama en la lorza abdominal, así que optas por las que tienes en el cajón desde hace años, que, oye, hacen su función (la de taparte el culo en este caso), sin necesidad de movimientos propios de un funambulista del Circo del Sol. Otras veces te apetece algo de acción y te arriesgas a hacer deporte (se puede considerar deporte correr tres minutos por tu calle para ver si te da tiempo a pillar el autobús) y para eso necesitas unas bragas que sujeten bien las posaderas y no molesten mientras rozas los muslos y haces aspavientos al cabroncete de la línea 12 que se larga sin parar (y, sí, sabes que te ha visto porque te dice adiós con la mano). Otros días te vienes arriba y, como has visto que la Pataky lleva unas de encaje y hablan muy bien de ellas en los blogs y revistas pertinentes, te las compras. Claro, que, como las bragas no pueden probarse y te tienes que fiar de lo que pone en la caja que las contiene, te arrepientes al minuto uno de ponértelas para salir el sábado por la noche, porque ese encaje pica horrores y la costurilla de los lados te está haciendo en la cadera la autovía de Andalucía a su paso por Despeñaperros. Que ahí tienes dos opciones: o bien a mitad de la noche pasas a un baño y te las quitas y las tiras o bien aguantas hasta el amanecer, a pesar del sufrimiento que te están dando.
Y otras veces te apetece unos culottes, que parece que el culo así se te sube un poco; otras, las bragas fajeras color visón, porque justo el vestido que te vas a poner es blanco y ceñido; o tangas, porque no te gusta que con los pantalones ajustados se noten las marcas de las costuras…

imnaPero, para los braguistas, los que se supone que saben de bragas, todas esas variedades y motivos por los que en tu cajón hay bragas, brasileñas, tangas, culottes, de distintos colores, nuevas, viejas, de encaje, de hilo egipcio, de algodón, ¡hasta de licra!, para ellos eso es una aberración, un golpe bajo al tan elitista mundo braguetil, ese que es uniforme y defiende que siempre, los 365 días del año, deberías llevar las bragas blancas, con goma en la cintura que no apriete en exceso pero que no se dé de sí y a una altura media entre el ombligo y el bajo abdomen, que cubran las nalgas en su totalidad. Sí, amigos, por desgracia, hoy está siendo uno de esos días donde los braguistas de pro se están echando las manos a la cabeza (¿o debería decir al culo?) y quejándose de que esa novedad veraniega, refrescante y trabajada (otro día os explicaré el proceso de elaboración de una braga, que también tiene tela) no es braga.

Como novedad, pasará pronto (y más en estos tiempos) o no. A lo mejor dura hasta navidades o crea estilo y para la temporada del año que viene, cuando acabe el invierno en Invernalia, las tenemos en todos lados y te las puedes comprar en la lencería de tu barrio, en el mercadillo, en los centros comerciales o en Victoria’s Secret. ¡Quién sabe!

Bueno, el caso es que el viernes por la noche coincidí con un grupo de chicas a raíz de la braga-tanga-culotte-brasileña novedosa. Nos reímos muchísimo. Hasta dimos ideas de posibles versiones de la braga. Que hasta aprendimos cómo es damajuana en inglés y que en Guadalajara por la noche hace casi el mismo calor que en Toledo; no creas, que había nivel. Y estoy segura de que cada una llevábamos una braga distinta (creo que una hasta llevaría de premamá) y coincidimos en que la «nueva» era un «bragón» de campeonato, que para el final del verano estaba bien. Y, braguistas de pro, no pasó nada. Que es cierto que cada una tenemos nuestro culo característico y que a una le gustará más la braga fajera, a otra la de la goma deshilachada y otra (me pongo de ejemplo, ¿vale?) con su tanga de leopardo va tan feliz y NO PASA NADA. A cada culo le puede gustar una braga, o todas, o solo unas pocas, de distintos colores o del mismo, de algodón o de licra. No, señores braguistas, no hay una braga que quede bien a todos los culos. ¡Pero qué bonito es un cajón lleno de bragas, tangas, culottes, brasileñas, hipster, bodies, de todos los colores, de todos los géneros!


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Beatriz Abeleira

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7 COMENTARIOS

  1. Me he reído mucho. Sigues siendo una cachonda mental Bea.

    Personalmente soy tanguista…el tanga es una prenda muy estimulante, como el café.

    Se te ha olvidado una prenda que analizar… qué pasa cuando una mujer echa mano al calzoncillo de un hombre…

    Es una conquista de la igualdad entre sexos?? El hombre ha de hacer lo equivalente?

    En unas vacaciones en el sur de Francia me impresionó el grado de igualdad que había en bañadores tanga entre hombres…de todos los colores y de todos los pelajes en el culo.

    Un abrazo muy entrañable Bea.

    De Ángel. Un viejo amigo.

    • Hola, Ángel. Este texto surgió a raíz del hilo del verano pasado de Manuel Bartual, que si se puede considerar literatura o no y esos debates que se crean en la red. Las bragas son libros, que cada uno lea lo que le parezca más conveniente. Y sí, sería interesante analizar por qué no intercambiamos bragas y calzoncillos, y las bragas son solo para mujer y los calzoncillos para hombre (y sigo hablando de libros, ¡eh!).
      ¡Gracias y un abrazo para ti también!

      • Mis gustos son tradicionales, calzoncillos para mí y bragas o tangas para ella.

        Un debate que si se abre es interesante, por qué los hombres no llevamos tanga….pelillos al aire como en Francia!!!!

  2. Un ocurrente y entretenido artículo. Enhorabuena de nuevo.
    En el siglo XXI, las bragas ya no son ningún secreto. Las faldas de tubo, los vaqueros ajustados y las mallas nos permiten ver exactamente el tipo de braga que se lleva.
    Aunque yo creo que el único momento en que es una buena idea no llevar bragas es en un festival de rock, si se lleva un vestido hasta los pies. En esta ocasión, cualquier mujer harta de esperar media hora en la cola para ir al baño, puede hacer sencillamente un ‘pis de festival’.
    En fin, bromas aparte, que cada un@ se ponga lo que le dé la gana y que cada un@ use lo que mejor le parezca.
    Por cierto, el pasado mes de marzo, Manuel Bartual se mudó del ‘Twitter’ al papel con su novela ‘El otro Manuel’ (Editorial Planeta). Son solo 256 páginas donde se mezcla realidad y ficción. Muy recomendable….

    • ¡Buena idea lo del festival, estilo Versalles! 😉
      Pues eso, que cada uno lea lo que quiera, hasta a Bartual en papel o en hilo. ¡Gracias, Charles!

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