Combatiendo el populismo desde la realidad

Mario Villamor Nodal.- Este mes distintos asuntos han centrado la atención social en nuestro país y en la Unión Europea. Pero, sin duda, uno de los más relevantes ha sido la conmemoración, el pasado 11 de noviembre, de los 100 años de la finalización de la I Guerra Mundial, que congregó en la capital francesa a jefes de Estado como Donald Trump o Angela Merkel.
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La imagen, en este sentido, fue muy distinta a la que se vivió hace un siglo: complicidad entre los líderes de Francia y Alemania y una ceremonia solemne que vino a reivindicar la paz, como uno de los mayores logros de la Unión Europea.

La guerra dejó, durante los años 1914 y 1918, de 10 a 31 millones de muertes, entre civiles y militares. De entre todas las batallas que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial destacó la de Somme, la más sangrienta, que se saldó más de un millón de bajas. Pero no olvidemos que todo esto ocurrió hace 100 años. Hoy, teniendo en cuenta los avances tecnológicos y armamentísticos, el impacto y el terror serían mucho mayores. Por eso, contar con un garante de paz es imprescindible.

En este sentido, contar con la Unión Europea ha contribuido a garantizar un lapso ininterrumpido de más de 60 años de paz, lo cual le valió para ganar el Premio Nobel de la Paz en el año 2012, al contribuir al desarrollo de la democracia, la paz y al avance de los derechos humanos en el continente.

Con la existencia de la Unión bajo un cuestionamiento constante y tras haberse firmado el divorcio con el Reino Unido el pasado 25 de noviembre, se agradecen para el proyecto europeo palabras como las que pronunció el líder francés, Emmanuel Macron, cuando señaló en el aludido acto conmemorativo de la finalización de la I Guerra Mundial que «el espíritu de conciliación debe prevalecer sobre el cinismo».

Todo esto goza de mayor relevancia en tiempos donde el euroescepticismo, el nacionalismo y la desinformación priman. El futuro de la UE pende de un hilo y es labor de la ciudadanía encauzarlo en las próximas elecciones del 26 de mayo, para las cuales se está haciendo un esfuerzo titánico por parte del Parlamento Europeo, de cara a concienciar a los/as europeos/as sobre la importancia de expresar nuestra opinión sobre la configuración de la UE.

Futuro de la UE: ¿dónde vamos?

Muchos/as ciudadanos/as reclaman más acción en ciertos ámbitos por parte de la Unión Europea, olvidando que esta se nutre de las (aún escasas) competencias cedidas por parte de los Estados miembros, que son los que la configuran.

A día de hoy vivimos horrorizados/as por las consecuencias que están teniendo los conflictos bélicos en las distintas partes del mundo y cómo los/las migrantes pierden la vida tratando de alcanzar territorios seguros. Pero, ¿y si esos/as fuésemos nosotros? Ya ha pasado y podría volver a suceder, aunque dentro de la burbuja queramos olvidarlo.

Todo ello en una sociedad donde importan más los conflictos del mundo occidental que aquellos que suceden en el mundo oriental, donde podemos ver en la televisión perfectamente mientras estamos comiendo cómo miles de personas mueren en el Mediterráneo y cuando, por los medios de comunicación, somos bombardeados/as constantemente de información cuando se comete un acto terrorista en territorio europeo y no cuando cada día se atacan escuelas, hospitales y a civiles en otras partes del mundo.

Encontramos que la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea se asienta sobre el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, el fomento de la cooperación internacional, además del desarrollo del Estado de Derecho, la democracia y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales. La razón de ser de la Unión Europea: el promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos.

La declaración Schuman, origen de la actual Unión Europea, ha supuesto la garantía de más de 60 años de paz en nuestro territorio, el período más largo de paz existente en la historia . Un mercado de libre circulación común de personas, bienes, servicios y capital consolidaría el futuro de la actual Unión Europea.

Como dato: hoy en día, es materialmente imposible la aprobación de la pena de muerte. La ciudadanía europea es un hecho, materializado en derechos y seguridad para las personas de la Unión Europea. En este mismo sentido, tampoco volveríamos a encontrar una dictadura en el seno de la Unión, lo cual ya es un avance. Encontrar vínculos y alianzas es lo que nos une y nos hace más fuertes, frente a las amenazas y retos exteriores. El aislamiento no lleva a ninguna parte y diluir las antiguas fronteras económicas, políticas y sociales debería materializarse en una realidad, cada vez más, y no estar cuestionado constantemente por los gobiernos nacionales, especialmente por el húngaro y el polaco.

Hechos inesperados, como el resultado del referéndum planteado en Reino Unido para la permanencia en la UE, el Brexit, han supuesto un cambio en la concepción de mentalidad del proyecto europeo. No todo en la Unión Europea es bueno y aún queda mucho por hacer. Aquellos territorios que anhelan y prometen independencia a su ciudadanía, bajo el pretexto de mejorar su situación personal, evitan hacer alusiones a la que ha sido una de las decisiones más controvertidas y donde más ha abundado la desinformación. El Brexit supone una independencia ya no solo de la Unión Europea, sino del mundo, al creer a su propio territorio como autosuficiente.

Críticas y soluciones

El principal escollo de la Unión Europea sigue siendo la cercanía con la ciudadanía, uno de los mayores retos, sumado al inconveniente de achacar todas las políticas infructíferas a la acción de Bruselas, y a sumar como éxitos propios (para generar mayor rédito electoral) a proyectos que, en ocasiones, están financiados con un 80% de capital procedente de la Unión Europea.

Nuestra cultura no premia a la Unión Europea en su discurso ni los líderes o los medios tienen un marcado carácter europeísta, lo cual contribuye a no generar interés en la ciudadanía. Concebimos las políticas europeas como lejanas, hechas por gente muy alejada de la realidad y únicamente centrada en el funcionamiento de la economía.

Los datos (la mayoría no conocidos por la sociedad) dicen todo lo contrario:

• En Polonia, uno de cada dos kilómetros de nuevas autovías es financiada por los fondos de cohesión.
• En Portugal, durante los años de crisis, el 70% de la financiación empresarial procedió de la Unión Europea.
• En España, aproximadamente, 1400 kilómetros de las líneas de ferrocarril han sido financiados por la Unión Europea.

Resulta llamativo que en la Unión Europea parezca preocupar más, de cara a consolidar su futuro, la marcha de Ángela Merkel del Gobierno, al no concurrir a la reelección como canciller de Alemania cuando termine su mandato en 2021, que la inminente marcha de Juncker, tras las elecciones europeas del próximo 26 de mayo de 2019.

Las elecciones europeas son las segundas de mayor importancia en cuanto al número de electores, solo superadas por las de India. Por tanto, tenemos una responsabilidad como ciudadanos/as europeos/as de seguir consolidando este proyecto de paz y seguir construyendo la Unión que queremos.

El presente artículo manifiesta de manera exclusiva opiniones personales y no representa de manera alguna responsabilidad para el centro Europe Direct Ciudad Real.

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