Todo lo que existe…

Decía Carlos Marx en alguno de sus escritos, que “todo lo que existe merece desaparecer”. Que es una conceptualización filosófica-política del común y casi principio físico-termodinámico de que “todo lo que sube, termina bajando”. Ley físico-política aplicable a tantos órdenes de la vida como se pueda imaginar uno. Incluso el político en sentido estricto.

Y ello cobra vigencia, aplicado a la situación del Partido Popular, tras los pésimos resultados del 28 de abril en las elecciones generales, y representa una severa reflexión sobre la posibilidad de su existencia continuada. ¿Podrán seguir así?

Aunque haya quien precise que ya el 20 de enero de 1989 se produjo la refundación partidista, tras una crisis política tan importante como la actual. Refundación y aggiornamiento, transformando la Alianza Popular precedente de Manuel Fraga Iribarne y los Siete magníficos, en el neonato Partido Popular de José María Aznar. Y tras el esfuerzo episódico de la Coalición Democrática, agrupando a AP con el PDP de Óscar Alzaga y el Partido Liberal de Ignacio Camuñas.

Todo ello, con el fallido interludio (moción de censura fallida mediante, contra Felipe González) de Antonio Hernández Mancha. Todo ese movimiento de refundación, transcurrió entre el IX y el X Congreso de Sevilla de 1990, con Aznar elegido presidente y dispuesto a dirigir la toma del poder por parte de lo que denominaron entonces de forma retórica como “el centro reformista”, y con el lema congresual de ‘Centrados con la libertad’. La particularidad es que Aznar y el PP de 1990 no tenían competencia visible en su entorno próximo. Cosa diferente de la actual situación que le toca lidiar a Casado, cercado por los dos flancos de su configuración política.

Y es que en 1990, el panorama era muy otro, como puede concluirse revisando la hemeroteca. Con anterioridad a todo el proceso refundacional popular, y en eliminación de competencias políticas próximas, había desaparecido la UCD de Adolfo Suárez, en febrero de 1983, tras un periodo de vida política, tan efímero como intenso. Iniciado tan sólo seis años antes, el 4 de agosto de 1977, se produjo la configuración de Unión de Centro Democrático como partido político, de lo que había sido un conglomerado de partidos y coaliciones de diverso calado y formato que le llevó a ganar las elecciones generales de 1977 y de 1979.

La crisis del suarismo y de UCD, llevó más tarde a la aparición del Centro Democrático y Social, el 29 de julio de 1982, en vísperas del gran triunfo del PSOE en las elecciones del 28 de octubre de ese año. La vida política del CDS comenzó a declinar en 1993, tras diferentes avatares y percances sonoros, y saldándose en 1991 con la dimisión de Adolfo Suárez. De suerte y manera que el 2005, los restos supervivientes del CDS se integraron formalmente, como acto de rendición tardía, en el Partido Popular.

Es decir que Aznar en el gesto fundacional del X congreso de Sevilla, tenía todo el viento de cola, para favorecer la consolidación de su proyecto. Incluso la extrema derecha que representó Blas Piñar con Fuerza Nueva, había desaparecido del mapa parlamentario, y Aznar campeaba a sus anchas  por las praderas que discurrían entre la extrema derecha, la derecha conservadora, la democracia cristiana, y el liberalismo heredado de todos esos náufragos de diversas procedencias.

Cosas diversas a las actuales, con la extrema derecha de Vox en expansión sonora y ruidosa, y un centro virtual de Ciudadanos, dubitativo sobre su conformación política: ¿Más centrismo o más conservadurismo? Circunstancias que ciertamente, estrangulan y limitan la movilidad estratégica del Partido Popular de Pablo Casado. Que aún no se ha repuesto de la modorra de Rajoy y de su actitud pasiva, ante la moción de censura de mayo del pasado año. Cuando pudo haber disuelto las Cortes y parar la referida moción, y haber evitado, tanto el Gobierno de Sánchez (excelente plataforma para convocar elecciones y ganarlas), como el rebufo creciente de Vox, propulsado por un paradójico resultado de las Autonómicas andaluzas de diciembre. Y haber comparecido, él u otro candidato o candidata, a unas elecciones anticipadas y con otras perspectivas de juego.

La otra evidencia, volviendo al principio, de que “todo lo que existe merece desaparecer”, es que  “todo lo que existe puede desaparecer”. Pura evidencia. Baste mirar a los partidos ya aludidos, UCD y CDS, por no hablar de tantos otros que fueron importantes como el PCE (que aunque exista, languidece), UPyD, los partidos burgueses catalanes Convergencia Democrática y Unió Democrática serían otra muestra de las extinciones. También las variadas Democracias Cristianas, los múltiples partidos de extrema izquierda (ORT, PTE, LC, AC) y los diversos socialismos (CS, PSA, PSP, PSOE H). Resulta sorprendente que de esa contabilidad de las desapariciones de los partidos presentes desde el comienzo de la Transición, sólo aguanten el PSOE, el PNV, ERC y por ahora el PP reconstituido sobre AP.

Periferia sentimental
José Rivero

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8 COMENTARIOS

  1. La cita de MARX que expones es terrorífica si fuera utilizada como herramienta política.

    Vendría a decir, que todo lo que en la realidad no sea capaz de adaptarse a una ideología, debería desaparecer.

    Algo que sólo hoy pueden poner en práctica los poderes de izquierdas.

    Al fin y al cabo, MARX no era de VOX.

    • El evolucionismo darwinista también produce miedo. O que si no es la supervivencia de los más fuertes y adaptados. De la Historia Natural a la Historia Política media un trecho no transitable así como así, por muy interesado que estés en relativizar argumentos. No hablamos más que lo que hablamos. Otras veces las fortalezas políticas acaban siendo debilidades.

      • Darwinismo o nihilismo, o ambos.

        La superioridad o supremacía forman parte del concepto moderno de «progreso» científico o filosófico, que con Darwin y Nietzsche aparecieron como una innovación.

        La compasión es para los cristianos, para los débiles.

        Yo no saco más conclusiones que tus palabras puedan trasladar.

        Las intenciones y el alma se guardan bajo llave.

        Las tuyas y las mías.

  2. A punto he estado de desistir y esperarme a la película. Brevedad, por compasión.

    El PCE está desaparecido, amén del convoy de siglas socialistas todas desaparecidas también. Viva, muy viva la extrema derecha, «sonora, ruidosa…». Reconozco el éxito en la tarea del miedo. La historia se repite.

    ¿Sabe usted quién votó en enero pasado en la Eurocámara en contra de reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela? Podemos, Izquierda Unida, BNG, ERC, EQUO, los Verdes… Y MARINE LE PEN, Y LA LIGA NORTE…

    Santiago Abascal, el de la extrema derecha, exigía a Pedro Sánchez por esas mismas fechas (enero) el reconocimiento de Guaidó y el fin de la tiranía chavista.

    «La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría».

    ¿Dónde está la ciencia en su artículo, don Valero?

  3. Bueno, el PSOE resiste con un claro triunfo y el próximo 2 de mayo celebrarà su 140 aniversario. Existe y permanece…….

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