Cuando pase el confinamiento

Estos días de encierro también me da por pensar qué puede pasar cuando acabe el confinamiento. Después de un accidente, viene el trauma; después de una guerra, viene la postguerra… pero con independencia de los cambios que surjan – habrá un “antes” y un “después” – creo que la normalidad tardará bastante en llegar.

Ha pasado solo una semana. La restricción de libertad para movernos se sobrelleva con cierta dignidad. Diariamente hay una breve fiesta a las 8 de la tarde, con música y aplausos en homenaje a las personas que arriesgan sus vidas por controlar la pandemia, y en cierto modo también como necesario homenaje a nosotros mismos, supuestos héroes pasivos. No tengo claro cuánto tiempo pueda durar esta moral en tiempos de largo asedio. Lo que sí tengo claro es que el tiempo hace mella, y que nos va a afectar a todos de distinto modo. No solo la salud física, la salud mental también se resiente, sobre todo en la gente con menos recursos (como los niños pequeños) lo que puede terminar generando frustración y repercutiendo en la convivencia. Ya no solo circulan chistes, también confidencias sobre presuntos remedios caseros o privilegios políticos que agitan a quienes se lo creen. Podemos terminar por distorsionar la realidad (lo que debería ser normal y lo que no) y modular nuestro grado de tolerancia hacia las cosas. Por eso creo que el final del confinamiento va a ser difícil, más que el principio, porque si las reticencias al encierro han sido más bien pocas, aliviar la frustración acumulada en este tiempo puede manifestarse de muy diversa manera.

El primer caso de confinamiento al detectar un caso de coronavirus en España ocurrió en Tenerife el 25 de febrero, en un hotel, donde el portador era un turista italiano. 15 días después, se decretaba el cierre de los centros educativos en la Comunidad de Madrid.El primer caso registrado de defunción por COVID 19 en España fue el 1 de marzo, en la Comunidad Valenciana (un fallecido el 13 de febrero, pero una autopsia realizada 2 semanas después – por indicación del Gobierno de España – reveló que se debió al coronavirus). Hasta ese día, se habían registrado 66 casos. El día 8, el número de afectados en toda España era 589. Adoptar equilibradamente las medidas extremas que recomendaba la OMS, y encontrar el momento más adecuado para acometerlas, tenía sus riesgos, debido a las brutales consecuencias que conllevan no solo en lo emocional, sino en la economía – la doméstica y la “macro”, en el país y en los países vecinos. Aun así, algunos han manifestado su desconfianza hacia el Gobierno de España con bastante indignación ¿Tendría que haber actuado antes? Ahora bien: ¿Cuándo se ha de decretar el fin del Estado de Alarma?

El Gobierno ha decidido mantener las actuales medidas como mínimo hasta la conclusión de la Semana Santa ¿Se imaginan a la población saliendo en tromba en esas fechas, yendo a la costa o visitando las capillas de cristos y vírgenes?Pero la cuestión ya no es esa, aunque es más arriesgada si cabe: ¿Cómo habrá de producirse el final del confinamiento?

El primer día del nuevo tiempo, tendremos dudas sobre los rescoldos de contagio que puedan quedar, tanto de propios como de extraños.Posiblemente, aquellos que hayan tenido familiares o gente cercana que lo hayan padecido, serán estigmatizados durante un tiempo. Probablemente se recomiende seguir llevando máscara, pero no creo que haya para toda la población.No sabemos si podremos circular por las calles con normalidad, cuándo y cómo se abrirán los centros educativos o se acabará el curso, qué pasará con las oposiciones, o si todos los contadores económicos que se pausaron volverán a contar de inmediato. La normalización de la economía tardará aún más por la falta de circulación del dinero: lo que no entra, no puede salir. Empresarios, asalariados y autónomos tendrán también que poner el contador a cero, y cada cual exigirá con mucha impaciencia una atención urgente a sus demandas.

En el extranjero, España estará estigmatizada también, con lo que tampoco es previsible que este verano el turismo internacional escoja nuestro país como destino vacacional en condiciones similares a las de otros años, y esta caída de ingresos afectará también a la economía nacional. La salida de la crisis en los países de la Unión Europea será escalonada y con distinto balance. No cabe esperar de nuestros socios(cada cual velando por sus propios intereses) demasiadas contemplaciones ni solidaridad con los países más afectados, tanto por número de población afectada por el virus como por gasto, especialmente con España e Italia, y en consecuencia, a los que más hayan gastado, se les exija algún ajuste o alguna contrapartida.Puede que haya que devaluar más los salarios.La solución al problema del campo, que quedó en suspenso con el Estado de Alarma, también tendrá que seguir esperando.

El saldo de muertos resultará escalofriante e insoportable, y las televisiones superarán su propio nivel de sensacionalismo, ya de por sí alto. Saldrán a relucir casos y anécdotas desgarradores, de fallecidos por falta de recursos o provisiones, o de las condiciones de saturación en las que ha trabajado el personal sanitario, que enervará aún más a una población ya enervada. Una vez terminado el periodo de gracia, se hará palpable la vehemencia con la que actuarán los políticos: si a Zapatero se le acusó de ser cómplice de los asesinatos de ETA, no quiero ni pensar lo que van a decir del bipartito. Los gobiernos de las 17 comunidades autónomas ensalzarán su labor, y responsabilizarán a otros (al Gobierno de España) de sus carencias – especialmente Cataluña y las gobernadas por el P.P.. Por si no lo recuerdan, cuando volvamos a la normalidad se reanudará el calendario para las elecciones en Galicia y el País Vasco, pendientes de ser convocadas en Cataluña y con la reanudación de la Mesa de diálogo.

En fin, se trata de buscar marcadores y suponer qué pasará. Éste es mi vaticinio. De las tensiones que provocan las crisis siempre surgen oportunidades, y por eso serán muchas personas e instituciones, de diversa índole y populistas, quienes traten de tensar la situación para obtener algún tipo de rédito. Las previsiones que cada uno haga podrán ser más o menos optimistas, o catastrofistas. Pero lo que no me cabe duda ninguna, es que entraremos en un escenario de crispación, que requerirá de todos la misma calma, contención, responsabilidad propia y civismo (como el que hemos visto esta primera semana de confinamiento) para enfriar el alarmismo.

Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde

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11 COMENTARIOS

  1. Millones de españoles reclamaremos JUSTICIA cuando termine esto.

    Si piensa que solo se van a exigir responsabilidades políticas por esto lo lleva claro.

    Habrá un ante y un después. Será la realidad y no las ideologías las que se impongan.

    La pretension de que la realidad se amolde a nuestras ideas ha fracasado estrepitosamente.

    Habrá que realizar una costosa reconstrucción nacional y esa será la prioridad.

    No esperemos mucho del resto del mundo.

    De esto hay que levantarse solos.

    Pinchó la burbuja en la que vivían muchos.

    La familia saldrá reforzada.

    Y esta crisis descubrirá lo mejor y lo peor de las personas.

    Habrá una regeneración moral impuesta por las circunstancias.

    Volveremos a distinguir entre héroes y antihéroes.

    Lo real y lo aparente no volverán a ser confundidos.

  2. Antonio, en España hay muchos funcionarios, pero hay muchos más trabajadores que no lo son. Su salario lo obtienen de la actividad productiva normal, y si bien muchos podrán aguantar un mes, los que queden en el paro van a ser legíón. Calma, contención, civismo, dices. Esos conceptos se van a corresponder mal con el empobrecimiento y las menores perspectivas de futuro. Claro que habrá un escenario de muchísimo malestar. Y espera que los catalanes no exijan que se ponga en marcha cuanto antes la mesa de diálogo.

    • Pues a eso me refiero, que ésta es la calma que precede a la tormenta, y que está en nosotros contener la rabia que nos va a provocar este desastre. Y que debemos fomentar todos la unidad de acción, nos guste o no el Gobierno, es nuestro Gobierno, y debemos obedecer y tener paciencia y sentido de la responsabilidad, por el bien común. Nadie gana. Todos perdemos. Procuremos perder lo menos posible. Esto no ha hecho más que empezar.

  3. Bueno, podemos aprender de esta crisis global, recordando hoy las enseñanzas de Carl Sagan, esas que venían a definir al ser humano como una simple mota de polvo en el Universo…..

  4. «Me gustaría que empezara a correr el hashtagSúbanmeLosImmpuestos
    Es el momento de que los que podemos aportar más lo hagamos. No en una rifa benéfica ni en un mercadillo de caridad, sino en la declaración de la renta.Porque lo que quizá si quede de esta crisis es la convicción de que sin lo público somos insignificantes».
    (Luisgé Martín)

  5. Un poco pronto me parece a mí para empezar a hablar del fin del confinamiento, ya que en el momento que se levanten las restricciones a la libre circulación se correrá el riesgo de que se vuelvan a incrementar el número de contagios. Máxime viendo las circunstancias que han tenido que afrontar en China para el control total de los contagios, la rápida extensión, (desde que se dieron los primeros casos), el colapso al que se está llegando en los hospitales, (cuando aun no hemos llegado al famoso pico) y la carencia tanto de equipos de protección, mascarillas, resto de medios y test.
    Se están tomado medidas en progresión, con cuentagotas, para causar el menor daño a la economía y eso hará que el confinamiento sea más largo y el perjuicio cada vez peor.
    Pensar, como cree el presidente, que se puede poner fin al estado de alarma a mediados de abril, no se lo cree ni él. No hace falta ser ningún especialista para saber qué vamos para largo.
    Resumiendo: conocen el dicho «tarde, mal y nunca» pues eso.

  6. Cuando pase el confinamiento es el momento idóneo para hacer un pacto de todos los partidos comprometiéndose a no recortar nunca jamás en Sanidad Publica.
    Así veriamos donde están unos y donde otros.

      • Hipócritas, y luego hay cantidad de progres que se van a la privada.

        Hasta Willy Toledo.

        LO QUE NO HAY QUE HACER ES GASTAR EN ESAS MAMANDURRIAS QUE OS ENCANTAN.

    • Cuando pase el confinamiento, vamos a ver cómo nos ajustamos todos el cinturón, y hasta que limites. El daño a la economía va a ser terrible. Veremos quién, a quien y cuánto se recorta. No descartemos que de tanto apretar, (el cinturón) muramos por falta de respiración.

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