Carta de ánimo a José Luis Monroy: El valor de seguir queriendo

Julio García-Carpintero Alañón.- Ya empezaba el mes de marzo con malas sensaciones, preocupación y visitas al Santa Bárbara para ponerle triste nombre a aquello que aún muchos desconocíamos. “Me cuesta tanto respirar, no sabes cuánto” fueron las primeras palabras que me arrastraron a una inquietud indefinida, a ver pasar los días desde una perspectiva que no nos llevaba al optimismo, aquella que se convirtió en realidad galopante y preocupación constante.

Pero te agarrabas a querer seguir queriendo; querer vivir, escuchar las palabras de tu familia y la sonrisa diaria de quien te cuidaba con respeto y ganas de compartir tu lucha, esos sanitarios a los que ni millones de aplausos más serán nunca suficientes para agradecer lo que han hecho por todos y por TI.

La preocupación era de todos y todas, la inquietud se hacía hueco en nuestra rutina diaria, menos en ti mismo, porque querías seguir queriendo; querías seguir acompañando los sueños universitarios y recibiendo el aliento de quien siempre te daba la mano cuando lo has necesitado.

Pasaban los días, y tú, Monroy, José Luis o el chico del banco luchaba por seguir queriendo; no podías tirar la toalla, dar el punto por perdido, querías seguir peleando cada minuto como si fuese la última bola de partido.

Y lo que tú no sabías, creo que ya sí te puedes hacer una idea, es que  ese sentimiento aferrado a una UCI junto a tu compañero Joselete, esas ganas locas por  seguir queriendo vivir, nos han hecho a todos y todas los que estábamos preocupados, despertar el cariño latente y/o olvidado, por ti, recibir cada noticia tuya con esperanza, ilusión y optimismo.

Y hoy toca seguir queriendo SONREÍR, contigo, en la distancia pero más cerca que nunca; el partido será largo, y cada partido supone luchar cada bola como tú te has agarrado a cada aliento, a tu andaluza, a tu niña más adulta que nunca, a los que te gritaban, pancarta en mano, el día de tu subida a planta desde la más infinita alegría.

Toca seguir queriendo a quien te ha demostrado el mismo amor que aquel primer día vestida de blanco, toca seguir queriendo agarrar la mano con más fuerza para, más pronto que tarde, convertir la rigidez del cuerpo en caricias del alma.

Nos toca seguir queriendo a nosotr@s, ahora, decirte sin palabras, que vas a seguir caminando por esta vida, que te ayudaremos a quitar las piedras grandes y los pequeños chinatos del camino, que vamos a seguir queriendo decirte: TE QUEREMOS.

Que la vida es una, que la sonreiremos y compartiremos, que la viviremos valorando si tú nos animas a seguir queriendo.

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