Síntesis de ahora mismo

Manuel Valero.- Un día de estos me propongo hacer una encuesta. Preguntaré a cada ciudadano o ciudadana que vea por la calle que me ordene las prioridades que personal y colectivamente quiere para sí mismo, su ciudad, comunidad y España. Les facilitaré el trabajo ofreciéndoles una serie de opciones.

Por ejemplo que me sitúe por orden de preferencias: la superación de la pandemia, la recuperación económica, pleno empleo o casi o mucho empleo, fiscalidad justa, inversiones públicas, cuidado del medio ambiente, infraestructuras, educación, sanidad y… República o Monarquía. No tendrá ningún valor científico la encuesta desde luego pero me comprometo a hacerlo, así me servirá a mí también para pulsar el interés de la calle por la cuestión.

Es verdad. Una Monarquía es dinástica, los reyes lo son por nacimiento y no por elección y en el caso que nos ocupa –los Borbones– tienen un curriculum variado desde su entronización con Felipe V hasta precisamente el rey actual, Felipe VI. Una docena de monarcas han pasado a la Historia con diversas calificaciones, desde el mejor alcalde de Madrid (Carlos III) al de rey felón (Fernando VII). A vuela pluma, la mujer nunca ha asido el cetro real desde los tiempos de Isabel de Castilla y la pobre loca de Juana a excepción de Isabel II. Las demás lo fueron a título de consorte.

Las Cortes de Cádiz trajeron la primera Monarquía Constitucional y a lo largo de los siglos XIX y XX, la Corona de España se vio desplazada en dos ocasiones por la República. La I República acabó como el rosario de la aurora a cantolanismo limpio y fue más breve que un suspiro; la II República… bueno ya lo saben ustedes: tres mandatos, el reformista, el de las derechas y el del Frente Popular que finalizaron con una vomitiva guerra civil que desembocó en una dictadura militar de cuarenta años. La dictadura de Franco basada en el pensamiento y partido únicos, con absoluta falta de libertades civiles fue repudiada en los primeros años por las potencias aliadas hasta que la ONU y los EEUU la reconocieron por razones estratégicas: contención manu militari del comunismo, implantación de bases norteamericanas y la dictadura blanda (según para quien) con la apertura de sus fronteras y el crecimiento exponencial del turismo. Cuando murió el dictador todas las fuerzas políticas consensuaron el año O de la democracia, las ultimas Cortes franquistas se suicidaron y el PCE aceptó la Monarquía. Las primeras Cortes constituyentes redactaron una Constitución que fue sometida a referéndum. Estos son los hechos.

España tenía un problema gravísimo de terrorismo. Cuando se dividió en CCAA a pocos metros de una España federal y las elecciones se celebraron como en cualquier país europeo, el terrorismo etarra actuó con más saña que nunca antes. Salvo este baldón histórico, repleto de dolor, la España de la UE emprendió un camino de estabilidad social tan solo empañado por la corrupción sistémica de la condición humana española y catalana. Hubo años de tensión política subsanada como en cualquier Estado democrático con las elecciones libres que alternaron en el poder a socialistas y populares merced  a la Ley Electoral aun vigente. El PSOE fue menguando en votos y el PP subiendo hasta que también empezó a menguar. Después de la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en unas elecciones bajo los efectos de una conmoción extraordinaria por los atentados del 11M, el descontento de la clase social alejada de una clase política de moqueta, dietas y AVE, creó el fenómeno de la calle, apareció el 15-M del que nació Podemos que se convirtió en un partido en alza, debido a la corrupción y la sentencia del caso Gurtel, y la sistémica andaluza,  otra vez. Pedro Sánchez, presentó una moción de censura que lo alzó a La Moncloa. El propio PSOE defenestró al actual presidente del Gobierno que se negó a facilitar antes por abstención un Gobierno del PP, pero regresó como el Ave Fénix, ganó las primarias y alumbró otro partido con las mismas siglas. Después de una insólita situación de interinidad en la historia democrática, y de repetición de elecciones ganadas por mayoría insuficiente tanto por el PP como por el PSOE, finalmente, PSOE u Unidas Podemos firmaron el pacto de coalición apoyado por independentistas catalanes y vascos que dieron a luz al Gobierno actual presentado en febrero de este año. Estos son los hechos.

Meses después una pandemia azotó España y el mundo y tras aparecer informaciones que relacionaban al rey emérito, Juan Carlos I,  con la corrupción, otra vez, se exilió o huyó de España como prefieran, hecho que no evitó que desde las élites de izquierdas se aprovechara el deterioro de la imagen de la Corona para retomar el viejo debate entre Monarquía o República, alentado desde el propio Gobierno por el vicepresidente Pablo Iglesias y uno de los  ministros, el que fuera líder la IU abducida, Alberto Garzón. El Ejecutivo prohibió al actual rey Felipe VI asistir a la toma de posesión de nuevos jueces en Barcelona .

Antes, el asunto catalán que había entrado en una espiral en ocasiones rayana en lo absurdo, con la huida rocambolesca de Puigdemont,  obligó a Rajoy a activar en Cataluña el articulo 155 de la Constitución apoyado por Sánchez y dio con varios dirigentes en la cárcel. El Gobierno actual anuncia estudiar los indultos de los dirigentes independentistas condenados por sedición, al  tiempo que el presidente lamenta el suicidio de un etarra en la cárcel, sin hacer alusión a sus víctimas.

Por su parte, Unidas Podemos pierde fuelle en cuanto a la estructura de partido, Iglesias se acomoda en una casa grande con la anuencia de las bases y hace ministra a su mujer, Irene Montero. El rastro de declaraciones tanto del presidente como del vicepresidente antes de acceder a sus cargos muestra un cúmulo de contradicciones, si bien del digo y diego se salvan muy pocos. Ciudadanos, el otro partido en liza, padeció las consecuencias del hiperliderazgo de Albert Rivera, que al menos fue el único dirigente que ante los resultados electorales dimitió y abandonó la política.

No enjuicio, expongo. Pero pregunto: En plena emergencia sanitaria, con una normalidad hecha trizas, a las puertas de un otoño incierto, con una economía casi comatosa… ¿es el momento adecuado para alentar un debate que afecta a la Jefatura del Estado? Y si regresa la normalidad sanitaria, si es que llega con toda su novedad, y se produjese el ansiado referéndum, ¿qué tipo de República nos propondría la dirigencia al pueblo, que no parece exigirlo como solución a todos sus males? ¿Plurinacional con derecho de autodeterminación de los pueblos que integran un mismo pueblo tan solo diferenciado política y administrativamente en la España de las Autonomías? ¿Sería con un presidente ejecutivo o un presidente coronado como una simple figura decorativa a costa de los Presupuestos del Estado como el Rey?

No tengo la seguridad de que el guion de la Historia de nuestro país esté para eso aunque haya estrategas que defiendan que en tiempos de caos es cuando hay que aprovechar. La reforma de la Constitución es necesaria para adaptarla a los tiempos, se supone que no en tiempos de mudanza, y un debate como el sugerido por el vicepresidente es únicamente aceptable en tiempos de calma social, una vez que Juan Español (sin perdón) tenga solucionada todas las prioridades que indiqué al principio y muestre interés por ello o simplemente le importa un bledo.

A mi entender considero más perentorio regresar a lo bueno de la vieja normalidad o adaptarnos a la nueva, si es mejor, y luego… plantear si queremos una Monarquía  Constitucional renovada o una República que devenga en una España disgregada, fronteriza y separada cultural, económica, social y política por pueblos autodeterminados que hablan el mismo idioma y que han permanecido unidos por siglos. ¡Y pensar que todo esto lo ha facilitado el Régimen del 78 que ha hecho posible que Iglesias llegue a la vicepresidencia! También puede ser que haya un Referéndum y vaya el señor Rey y lo gane. En España todo es posible. Hasta eso.

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24 COMENTARIOS

  1. La gestión de la pandemia ha sido un desastre. Hay países de la UE donde se ha hecho como mínimo dimitir al Ministro de Sanidad y en la mayoría no se han bloqueado los procesos judiciales de investigación de responsabilidades como se pretende hacer aquí.

    Qué menos que votemos por cambiar al ejecutivo puesto que no sirve. Con los peores resultados de occidente debería dimitir. Pero aquí salvo Rivera no ha dimitido nadie, y este sin muertos ni desempleados de por medio.

  2. Pedro presidente, Pablo vicepresidente, Garzón ministro, esa es la síntesis del momento. Hay hechos que no requieren verter más tinta para explicarlos

  3. Los cambios los debe plantear y decidir el pueblo soberano, de motu propio. Lo que está ocurriendo es que un grupo de políticos, por intereses partidistas, no porque lo demande la gente, está poniendo encima de la mesa una vieja opción para el Estado español.
    Viendo cómo funcionaron las Republicas en el país, yo me reafirmo en la Monarquía Parlamentaria.
    Jamás hemos avanzado tanto en España, en todos los aspectos, como con ésta Monarquía. Y lo peor de todo es que éste movimiento de algunos políticos «huele a revanchismo», a retroceder hasta el 34, a quere volver a vivir aquellos años fatidicos republicanos que provocaron una Guerra Civil, para tratar de ganarla, sin importarles la ruina que ello podría representar de nuevo para el país.

  4. Acerca de la disyuntiva entre Monarquía y República , uno no se pronuncia. No al menos en este foro. Solo diré que el mayor enemigo de la Monarquía son – y han sido- los propios monarcas. Yo, como español, me siento profundamente abochornado con un emérito que se ha largado sin decir ni media y poniendo en ridículo a todo un país. Sus idas y venidas, sus líos de faldas, sus trapicheos corruptos , aireados muchos de ellos por la prensa extranjera son para hacernos pensar.

    Vale, ya no es Jefe de Estado , pero mantiene unos deberes constitucionales como la posibilidad de ostentar la Regencia en determinas circunstancias. Y, por supuesto, un deber inexcusable de dignidad. Lo que no me vale es echar balones fuera, buscándole excusas o solapando su conducta con el mal o regular proceder de los políticos. Por algo muy simple: a los políticos se les puede expulsar en elecciones; a los monarcas, no.

    • Sabias palabras Charly, siempre comedido, menos cuando te da por «tirar» cañonazos a los que no son de tu partido. Aaaaayyyy el plumerillo, que se te ve mucho.

  5. Diré tan solo lo que dijo a Cánovas el general Martínez Campos antes de acabar con la I República con el pronunciamiento de Sagunto en 1874:

    «No me meto en política»

    ¿Les suena?

  6. Pero tu pregunta es capciosa y en un momento imposible.

    La primera y única prioridad ahora mismo es salvar al mundo de la pandemia y recuperar económicamente los países para que la gente no se muera de hambre o enfermedades que no se tratan por tener la Sanidad colapsada. Eso está más que claro.

    Pero eso no quita para que se siga alargando sine die temas que son importantes para más de la mitad de los españoles, como es el modelo de Estado que queremos y quién lo preside.

    España no se ha parado con la Pandemia. Es más, hay sectores que están ganando más dinero que nunca. La vida sigue y, con ello, los problemas que heredamos del Franquismo. Entre ellos, un Rey que nunca hubiera superado un referéndum.

    No estoy de acuerdo con lo que has escrito. Creo que sin ser una prioridad inmediata, no le podemos hacer el caldo gordo a quienes quieren que nada cambie y seguir alargando y callando. Si somos demócratas de verdad, a nadie le duele un referéndum. Y si gana el Borbón, los republicanos tendremos que aceptarlo.

  7. Artículo tramposillo hasta la náusea. Demasiadas palabras, demasiadas disculpas previas y ditirambos: » yo no juzgo, yo expongo». Pues sí, Manuel Valero, usted juzga y condena de manera sibilina a los de siempre. Y no pasa nada. Lo que me parece poco honesto es que utilice esas condenas para excusar siempre a los mismos, en este caso a la Monarquía. O al estresado de Alberto Rivera por el más que dudoso mérito de pasearse por las cadenas de tv con el ánimo de vender su panfleto. Es que acaso no sabe que el dimisionario había confesado a los íntimos que su ambición era ser Presidente. Que Presidente o nada, esa era su consigna días antes de su descalabro electoral.

    En fin, no se enoje. Mientras al bueno de Pedro le han llovido piedras por su artículo del sábado y por los delincuentes de siempre, usted se salva. Como siempre.

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