Juan Ruiz y la Casa-Museo Arcipreste de Hita

Jesús Millán Muñoz.- Esta Casa-Museo contiene diversas colecciones de etnografía y arqueología, colección de carteles del Festival Medieval de Hita, y la biblioteca del Libro de Buen Amor

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Alcalá de Henares, hacia 1283-1350. Creó-inventó-diseño, parece ser entre 1330 y 1343 el libro denominado Libro de buen amor o libro del Arcipreste o libro de los cantares, considerado del mester de clerecía. Está compuesto por 1700 estrofas, donde se narra, no sabemos que parte inventada o que parte real, que parte ficcionada o literaria, la biografía o aspectos biográficos del personaje. Hoy, diríamos que este libro formaría parte de esos géneros híbridos o combinatorio, es decir, una narrativa donde se diluyen-combinan todos los géneros, personajes y relatos, que mezclan y trufan, intenciones de la obra señaladas, pero otras, que ahora se denominarían inconcientes, además de un hito en la lengua castellana o española, no entro en estos vericuetos a estas alturas de mi existir-respirar… 

Hemos indicado que esta obra-libro-enciclopedia-historia-relato ficción-no ficción, que nos narran hechos y datos, reales o semireales, mezclando poesía y relato y cuento, fábulas y poemas, intentando describirnos la realidad exterior y la interior, la individual y la colectiva, lo consciente-inconsciente-semiconsciente individual-colectivo. En definitiva, poniéndonos sobre la tabla de la mesa, el verdadero manto del ser humano, con su dimensión, diríamos ahora, racional e irracional, espiritual y material, hedonista y ascética-estoicista, este ser humano, que como clérigo asistió al silencio de los siglos, desde un rincón del mundo expresó una cosmovisión de la realidad. Y, que por misterios de la historia se ha conservado esta obra, este producto cultural. 

Quizás, la sensualidad-hedonismo-realismo haya influido en que haya cabalgado por los siglos y generaciones, y no se haya perdido-deteriorado-olvidado-quemado, quizás, porque al final, aunque nos narra hechos no morales o inmorales o amorales, siempre intenta, al final, suponemos que con buena voluntad, que el ser humano debe seguir el buen ejemplo, la buena moral, la buena ética. Quizás, esa mezcla entre lo que es y lo que debe ser, entre el estar y el deber estar, haya permitido que esta producción cultural, de un siglo y de un hombre y de un clérigo, haya permanecido en el tiempo, atravesado los mares de las generaciones y sus debilidad históricas… 

En estas rutas literarias que la administración manchega ha incentivado y creado, una de ellas, pasa por este lugar. Es necesario y bueno, para enseñar al mundo, a los de dentro y a los de fuera, de esta región, que cerca de las grandes vías-autovías-carreteras-caminos, existen lugares con seres humanos, que también tienen historia y tienen presente y pasado y, deseamos que futuro. Que en tantos viajes y viajeros que atraviesan este rectángulo de la Mancha, con un cuadrado en su lado superior, unido, en tantas ruedas que dan vueltas por estos caminos, podrían, algunas horas desviarse un poco, y visitar-ver-percibir algo de lo que somos-estamos-sentimos-anhelamos. 

Porque los museos pequeños y medianos, que están jalonados como árboles por toda esta Península, nos enseñan mucho de lo que somos y hemos sido, pero también al que los percibe-visita. La función-finalidad de un museo, entre otras, es que el receptor se entienda y comprenda mejor a si mismo. No es pura erudición cultural o literaria o filosófica o científica, es recoger ideas y conceptos e imágenes que nos pueden ayudar a entendernos y comprendernos mejor a nosotros mismos. El Libro del Buen Amor, no cabe duda, que con todos los matices que se quiera pueden contribuir a ello, leído de forma debida, a la edad correcta. 

No hay libro sin autor, individual o, y colectivo, no hay libro-autor sin época-tiempo-sociedad-cultura, no hay libro-autor-sociedad-cultura sin paisaje. Paisaje social y paisaje natural y paisaje cultural y paisaje geográfico y… Habitamos la tierra y la tierra nos habita a nosotros. Somos de y en la tierra, como árboles que andamos, recibimos esa agua y esa luz-cielo-sol-estrellas-lunas, y, la situación del mundo en ese momento. No podemos entender a Juan Ruiz, sin ser clérigo, sin sus deseos-pasiones y sus ideales-espiritualidades, sin sus hedonismos-sensualismos-materialismos, pero tampoco sin sus racionalismos medievales e idealismos de su siglo, su espiritualidad-religiosidad. Quizás Juan Ruiz-Arcipreste de Hita, es nosotros, es como nosotros, como usted o como yo, por eso volvemos a sus fuentes… 

Siempre he pensado que esta obra, tienen más innovación-creatividad, que muchas de las realizadas-cristalizadas en estos dos siglos, en cualquier lengua de Europa, quizás, nosotros que hemos mamado-bebido de esta cultura medieval, formada por distintas culturas-sociedades-dialécticas-religiones, por tanto combinaciones-hibridaciones de géneros, después, lo hemos olvidado, hemos olvidado esa gran lección. Parece que estas últimas décadas por influencia de fuera de estos terruños, hemos reaprendido lo que ya el Arcipreste de Hita nos enseñoque podemos mezclar biografía e historia y cultura y religión y poesía y relatos y moral y, y, y todo. Apréndanlo ya, críticos literarios y filosóficos y culturales, apréndanlo ya, que ya es hora y tiempo… 

A los que habitan este sol, de este cuadrado, esta región de la mancha en la Mancha o de la Mancha en la mancha, habría que preguntarles, cuántos museos han visitado en estos diez últimos años de estos mares de sal-agua que somos y en lo que somos. A los que atraviesan estas tierras con multitud de destinos, norte a sur, este a oeste, oeste a este, sur a norte, cuántos se han detenido unas horas, unas docenas de kilómetros, para visitar-hoyar algunas de esos lugares y paisajes. Por el bien de ellos, porque estas sinfonías-orquestas-cantatas de pequeños y medianos, modestos y humildes museos, son como interpretaciones del macro y microcosmos, más libres que quizás los grandes complejos museísticos del mundo… 

Que nadie se ofenda, pero estoy realizando una serie de columnas sobre museos en la Mancha y la Tierra de Conejos-Hispania-España-Celtiberia, y, como dirían los antiguos griegos helenísticos, no sirve ninguna filosofía que no intente curar algún mal. Es decir, no sirve ningún artículo periodístico que no ofrezca alguna esperanza de mejorar-estudiar-analizar-pensar. Pues, me digo y les digo a ustedes, que quizás, este museo se merece, no he encontrado una entrada en Wikipedia, que podría ofrecer información y enlaces, cosa que tanto necesitamos para ser valorar más, estudiado más, analizado más, y, visitado más. 

También me digo, igual que existen colecciones y coleccionistas muy importantes de ediciones de El Quijote, léase y véase el Museo de Cervantes de El Toboso, me digo a mi mismo, si modestamente, esta Casa-Museo podría empezar a recoger-coleccionar ediciones del Libro del Buen Amor, en distintos idiomas, en distintas épocas. Es cosa más fácil de lo que parece, es indicarlo, y le irán llegando ediciones de todo el mundo. En pocos años podría ser una de las más grandes del mundo en cantidad y calidad. Paz y bien. 

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