Crónica de la ruta senderista Dehesa Boyal-Las Cruces de Hinojosas

Eduardo Egido.- El domingo 16 de enero abrió el calendario 2022 de rutas de la sección de senderismo del Club Pozo Norte de Puertollano. Debido a la alta incidencia de la sexta ola de la pandemia de Covid se optó por desechar un destino alejado de Puertollano que exigiera la utilización de un autobús, de modo que la treintena de senderistas viajaron en vehículos particulares desde nuestra ciudad hasta el viejo bar de la Dehesa Boyal y desde ese lugar iniciaron un recorrido de 14 kilómetros y trazado circular con dificultad media que aconseja el uso de botas y bastones.

     El itinerario asciende por la umbría Caretas, faldeando la sierra de Puertollano hasta el collado del Hinojal, ya en las proximidades de la sierra de Cabezarrubias, desde donde se avistan las dos vertientes de la sierra. En ese lugar se inicia el descenso hasta alcanzar Las Cruces de Hinojosas, donde el grupo se toma un respiro y fotografía con profusión los detalles del emplazamiento. La vuelta se efectúa por la senda denominada “Manoleitor” por donde se sigue avanzando hasta llegar al puerto de Mestanza y ahí comenzar el descenso hasta el punto de partida.

     La mañana brumosa y fría de primera hora se transforma, según avanzan los minutos, en un día soleado de viento calmo que invita a algunos caminantes a despojarse de las prendas de abrigo. El ascenso, por otro lado, no es demasiado exigente aunque en este particular cualquier opinión hay que darla por buena. El matorral prolifera hasta el punto de estrechar algunos tramos del sendero y obligar a los caminantes a avanzar en fila de uno. En las zonas de umbría el rocío hurta el color de la hierba, tiñéndola de un tono blanquecino. En las mismas zonas el musgo se aferra a las rocas prestándoles un aspecto mullido.

     La altitud de la sierra concede excelentes vistas de las dos poblaciones circundantes: Puertollano aparece en la lejanía velado por una pátina neblinosa que se acrecienta en la zona del Complejo Petroquímico, e Hinojosas queda bajo los ojos mostrando tras ella una dilatada extensión de tonos verdes y ocres del valle.

     Las tres Cruces de Hinojosas, destino de la expedición, contemplan desde lo alto  la villa. Sus habitantes las consideran un escudo protector ante las adversidades de la vida. Algunos exvotos colgados de ellas muestran las ofrendas realizadas en cumplimiento de alguna promesa o en agradecimiento por un favor recibido. La cruz principal está enclavada sobre una roca a la que se ha añadido una base que sustenta a la cruz propiamente dicha. El conjunto está encalado con una pulcritud deslumbrante. Por su morfología se trata de la cruz de la Iglesia ortodoxa rusa con los brazos laterales y superior trilobulados, que simbolizan la Trinidad. Las otras dos son de hierro con los brazos de similar longitud –cruz griega- y de menor volumen que la principal. Nos aventuramos a conjeturar que se ha pretendido representar las tres cruces   del Calvario o Gólgota donde fue crucificado Jesucristo junto a los ladrones bueno y malo.

     Cuando el colectivo retorna al punto de salida, la ruta aún tiene un colofón culinario para algunos senderistas, que hacen uso de la barbacoa  para rematar la jornada con un guiso que a buen seguro les sabrá a gloria después del esfuerzo.    

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