La clave está en el núcleo o una teoría para decepcionados

Desconozco si la ralentización del NIFE, que era como le llamábamos en el bachillerato al núcleo sólido de la tierra, tiene que ver con el gran fantasma que recorre el mundo que no es otro que el de la polarización extrema con ribetes de intolerancia, violencia e infantilismo. No hay especie más estúpida que la humana lo cual no significa un descubrimiento por mi parte. El hombre es estúpido porque es inteligente, ¿conoces a algún animal que sea estúpido?, me preguntó una vez un señor que sin estudios que lo dignificase socialmente tenía una agudeza natural para destripar el hueso de melocotón de las cosas. Y fíjense. En  lo que llevo escrito ya me ha asaltado la duda de la mano de la siempre temible autocensura. He escrito el hombre como concepto general y el escalofrío del machismo me ha recorrido la columna vertebral. También he referido que los animales no son estúpidos siguiendo la reflexión del viejo filósofo y que esa cualidad se la deben ellos, los animales, a su falta de inteligencia. Y de nuevo me ha sacudido el temor a incomodar a los animalistas por tamaña degradación. Y así vamos.

Como especular es gratis, siempre que se haga sin temeridad, voy a trabajar la hipótesis de que la bola que gobierna la evolución planetaria del que nos cobija desde las mismas entrañas como un disco duro, ande un poco cansada de soportar tanta estupidez y decida tomarse un descanso y marchar a paso de hombre. Otra vez, vaya. Tal vez haya que encontrar en esa pereza anímica de nuestra pelota interna, la de la Tierra, digo, la explicación a cuanto está pasando más arriba del humus que nos da de comer. Tal vez hayan emanado sin apercibirnos ciertos efluvios desde la profundidad abisal que nos equilibra y se haya expandido por todo el orbe afectando a valores y conductas hasta el punto de poner la normal y pacífica convivencia al borde del desequilibrio. Desde Estados Unidos hasta la Rusia putiniana, pasando por Nueva Zelanda cuya primera ministra se ha visto extenuada para seguir al mando de su país, y eso que Nueva Zelanda es tan tranquila que nunca acapara los medios de comunicación. Sin dejar de hacer una parada en Brasil, o Perú, o China y por supuesto España, y en España en el puntito más concreto de la Facultad de Ciencias de la Información el día que la presidenta autonómica de Madrid fue a recoger la distinción de alumna ilustre. Lo visto y oído lo dice todo. La chica que lanzó un sonrojante speak, deslavazado e infantil es señal genuina de por donde anda el mundo. ¿Y qué tiene que ver la guerra de Ucrania, la crisis de Perú, la copia brasileña del esperpento norteamericano de la toma del Capitolio, el enconamiento patrio de la clase política y el rosario de cabalgadas contradicciones del Gobierno a lo largo de la legislatura con esta chica que se llama igual que una famosa partitura de Beethoven? Pues la ralentización de la bola del centro de la Tierra. Es una conclusión enajenada pero preferible a cualquier otra: lo que está pasando aquí y en cualquier otra parte del mundo civilizado no tiene una explicación lógica, si dejamos al lado, claro, la teoría del determinismo histórico. La Historia es el relato de la Humanidad en permanente cambio. Jamás se ha detenido en su combinación exacta de guerra y paz, penurias y bonanzas, estabilidades y revoluciones. ¿Pero cómo interpretar los tiempos coetáneos, el ahora mismo de todo el Planeta con todos sus adelantos tecnológicos que conviven paradójicamente con una infantilización galopante del personal? 

Si la condición humana es hoy exactamente igual que en tiempos de los romanos o la Edad Media aunque hoy podamos escanear todo nuestro cuerpo para localizar enfermedades, viajar al espacio o montar en automóvil en lugar de a caballo… ¿no se supone que de la misma manera siguen inmutables los valores dignificadores que la persona? Los buenos y los malos, vale, pero ambos.

Ocurre que hay momentos en que se echa en falta un poco de valor positivo, un gramo de concordia, de grandeza, de democracia en estado puro. Nadie de la izquierda, ni del Gobierno, ha repudiado el esperpéntico acoso al que se ha visto sometido una mujer por el hecho de ser liberal y haber recibido una distinción de la Facultad donde estudió. Al contrario, han jaleado a quienes la llamaban asesina. Son los niños, las niñas, les niñes y los ñus de la democracia que los parió. No hay comentarios. Las imágenes hablan ellas solitas Y no, no soy de aquí ni de allá como cantaba Facundo Cabral, aunque a mí me gustaba más la versión de Alberto Cortez.  Soy de mi criterio, el mismo que reivindicaba la chica sobresaliente, number one de la Facul , fijaté. 

De modo que me aferro a la idea de que para comprender lo que pasa hay que entender el cansancio del colodrillo del planeta. Otra explicación no hay.

PD.- Si gana de nuevo Isabel Ayuso en Madrid y por más goles pídan reclamaciones en la armería de la gauche, tanto divina como callejera. Tristeza.

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3 COMENTARIOS

  1. ¿Sometida a acoso IDA? Anda ya!!!
    Me río yo jaja de su sobreactuada tristeza, Valero. No me lo creo, no me lo creo, sabiendo que su silencio ha sido clamoroso, valga el oxímoron, ante múltiples injusticias que se han ido sucediendo en los últimos años.
    No, nadie pedirá reclamaciones si gana IDA, ni la izquierda callejera ni la divina. Con su pan se lo coman los madrileños , que disfruten a la pava y que les aproveche …o la sufran.
    No sufra tanto, hombre que, a partir de los setenta los infartos son muy jodidos, mientras disfruta del salseo su amiguita Isa.
    PD. Curioso que no le ofendiera el mal uso del verbo andar que hizo la presidenta: andara por anduviera. Ay la alumna ilustre. Me micciono too!!

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