El cohete de los ricos

La Vicepresidenta, Yolanda Díaz, a veces nos sorprende con sus ideas peregrinas. El pasado sábado 23 de septiembre, en un mitin celebrado en Madrid, dijo que los ricos tienen cohetes para escapar de la Tierra. Que saben que esto se va al carajo y que por eso han diseñado un plan B, que incluye la carrera espacial y el metaverso, como medios para conseguir salir de nuestro planeta, dejándonos aquí a los demás. Anda, iguálamelo, como diría José Mota en sus sketches.

La chufla en las redes sociales ha sido de campeonato a cuenta de la simpar ocurrencia de La Yoli, como coloquialmente la conocen sus más incondicionales seguidores. Y, además de algunas opiniones de mal gusto —que, por supuesto, son absolutamente reprochables—, la mayoría de ellas, han hecho gala de la guasa y de la ironía para criticar a nuestra Vice. Uno de ellos llega a decir, y vendrán 5000 naves de Ganímedes…

Aunque es posible que, en su reunión en Bruselas con el todavía prófugo de la justicia española, Carles Puigdemont, este le contara el argumento de la película norteamericana, No mires arriba, y ella se tragó como auténtica la historia de ciencia ficción que él le relató. No sería de extrañar, ya que cuando finalizó su cita con él, parecía haber adquirido el síndrome de Estocolmo, a juzgar por sus inauditas declaraciones posteriores.

Pero más allá del divertimento que supone para la gente este tipo de comentarios, conviene analizar el trasfondo que tienen sus palabras. Con ellas, parece demostrar, que tiene muy poca confianza en la ciencia y en las personas que la estudian y la desarrollan en estos momentos. Aunque merezcan todos nuestros respetos, por ser quienes mayores posibilidades de bienestar pueden proporcionar a la humanidad, a corto plazo, en los campos más diversos.

Para Díaz, vivimos en un mundo perverso, en el que los malos siguen siendo los ricos, a los que ha estigmatizado y convertido en objeto de sus iras. Una idea heredada de sus nunca desmentidas convicciones comunistas y que confirma públicamente, cada vez que apoya a las dictaduras que profesan esta ideología, como la de Cuba, donde se limitan los derechos y se conculcan las libertades de los ciudadanos, a los que se persigue y encarcela por sus ideas.

Según han contado algunos medios de comunicación, lo que ocurrió de verdad es que llegó al entorno de la vicepresidenta el libro de Douglas Rushkoff titulado La supervivencia de los más ricos. Fantasías escapistas de los milmillonarios tecnológicos, que se publicó hace unos días. Uno de sus asesores le dijo: «Yoli, ¿has visto este libro? Flipa». «No llevo gafas, cari, ¿qué pone?» «Que los ricos están construyendo cohetes para dejar la Tierra». «¡No me digas!», afirmó sorprendida la vicepresidenta.

«No te preocupes –dijo la señora Díaz atusándose el cabello–. Voy a alertar al pueblo». El asesor llamó a los periodistas. «La vicepresidenta tiene que desvelar algo al mundo». «¡Comunica como tú sabes, vicepresi!», le alentó su fiel colaborador. Yolanda ajustó el micro, tomó sus papeles y dio al mundo entero la mala noticia que ya conocemos.

El autor de este libro, Rushkoff, es marxista. Lo confiesa al inicio de esta obra. Sin embargo, el problema de interpretar la ciencia y la sociedad con el cristal de esta ideología es que la valoración que se hace tiene una conclusión más que previsible. Este escritor es un activista contra el capitalismo que defiende un gobierno mundial para repartir la riqueza y para obligar a la aplicación de la tecnología a la justicia social y económica.

Nos habla de proyectos, —fantasías, dice—, de construcción de refugios seguros, con granjas incluidas, protegidas por fuerzas del orden para evitar su asalto por los pobres. Pone el ejemplo de la serie televisiva The walking dead, donde el peligro no son los zombis, sino los humanos vivos. Esos refugios estarían ubicados en el fondo del mar, en búnkeres en tierra o en el espacio exterior, preparados para el apocalipsis que provocará un cataclismo climático, nuclear o medioambiental.

También pensaron en la construcción de esos cohetes, objeto de mofa a la señora Díaz, para escapar a no sé sabe dónde, siguiendo así con su novelada fantasía. El ridículo ha sido monumental. Pero eso ocurre cuando se habla de oídas, —ni ella ni sus colaboradores habían leído el libro—, del que acaba de hacer una impagable publicidad. El señor Rushkoff, le estará eternamente agradecido.

Seguramente nuestra Vice, en un nuevo alarde de coherencia política para favorecer a los más necesitados y para alcanzar la plena igualdad entre españoles, proporcionará un cohete a los pobres conservadores catalanes y vascos que representan Junts per Catalunya y el PNV. Y ese simbólico cohete, contendrá privilegios y generosas aportaciones presupuestarias extraordinarias que, religiosamente, pagaran los ricos extremeños y castellanomanchegos, entre otros muchos españoles, para que ellos alcancen el espacio interestelar, dejando a los demás en tierra.

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1 COMENTARIO

  1. Y aún así fue la primera vez que he oído a los de izquierdas hablar de millonarios y millonarias, ricos y ricas. Hasta ahora solo hablaban de los millonarios en masculino.

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