Gastro: Gachamigas manchegas

Jesús Millán Muñoz.- Existen distintas formas y acabados, pero podríamos indicar que es una mezcla o combinación entre gachas manchegas y migas manchegas. Con lo cual se produce distintas variedades. 

Según la Wiki, tiene un origen en el Levante español, y todavía tiene una implantación importante en estos lugares, y, se cree que se puede retrotraer al Neolítico –bajo mi modesto entender, las comidas básicas y platos básicas, al menos, todos o casi todos tienen ese origen o tiempo, claro está van evolucionando y claro está, no tenemos suficiente documentación-. 

Los ingredientes son harina, agua, ajo, aceite de oliva, sal y como siempre agua, fuego, aire. Hay que indicar, que como hemos expresado existen algunas variedades, a veces, se pueden denominar a esta comida o receta, un plato que se construye junto y unido desde el principio. En algunas zonas, también se pueden hacer migas por un lado y gachas por otro, y después se juntan en el plato, se mezclan y combinan. 

Son muy populares o lo han sido en el Levante, y desde ahí, puede que se hayan extendido por el resto del centro y sur de España, pero es de creer que si tiene un origen neolítico, en cientos de años, habrá ido, diríamos de un lugar a otro, se habrá indo desarrollando y espolvoreando por la geografía. Quizás, al final, por realidades que desconocemos, en unos lugares se queda y en otros va menguando. El origen y la invención de las comidas populares y tradicionales es enormemente complejo, porque se produce hibridación de culturas, pueblos, lenguas, religiones, metafísicas, historias, etnias, etc. 

Estas variedades de harinas, por denominarlo de alguna manera y forma y conforma  las diversas formas de gachas, y, ésta es una, puede ser adornada y acompañada de alguna fruta, según el lugar, naranjas en el Levante, en la Mancha, pues uvas, y, era un alimento que se solía hacer en las matanzas, que eran fiestas familiares, y, si era posible, algo del cerdo recién sacrificado y hecho los embutidos, algo de esa realidad, se le añadía al menú del día. No olvidemos, que las personas que realizaban la matanza, que estaban todo el día, desde muy temprano, también mujeres, debían no solo alegrarse, trabajar, preparar los alimentos, sino los productos de la matanza. 

En la Mancha y en otras zonas de nuestra geografía, las familias se juntaban, y, cada fin de semana, iban a una de las casas, y se iban trasladando para ayudar y como fiesta. Las gachas, en algunas de sus variedades, siempre estaban presentes… Todo esto, en muchos sentido se ha ido olvidando, por muchas razones, sean culturales, sociales, económicas, de vivir en pisos y no en casas, etc. La matanza era la nevera del invierno, el elemento que podría permitir a una familia sobrevivir en el siguiente año, la matanza era la forma de conservar alimentos durante meses… 

Olvidamos que la comida es un producto en el que intervienen los cinco sentidos, y, que los platos tienen connotaciones no solo racionales sino también irracionales, diríamos que de alguna manera, el inconsciente y semiconsciente nos habla, se expresa. Podríamos indicar que los afectos y las emociones y los sentidos se muestran. 

No es solo la famosa magdalena de Proust, sino recuerdos familiares, recuerdos de la infancia, recuerdos del ser y del estar y del sentir y del percibir y del recordar y del desear. Recuerdos de la madre o abuela fallecida, del hijo o del nieto que no están en la casa. Olvidamos que la comida, como toda realidad humana, es polivalente, ahora, les ha dado por indicar,  transversal. El ser humano tiene un cerebro-encéfalo-sistema nervioso central y periférico, y, apenas lo conocemos, y, ese magma neuronal nos dirige y nos condiciona y nos permite libertad y nos determina y nos indetermina. Por eso, todo lo que tocamos los transformamos y los cambiamos y lo modificamos… 

¡Es una pena, que esta comida humilde y modesta, en todas sus variedades, no esté en los menús de restaurantes, en las cartas de todas las instalaciones hoteleras de la Mancha y de España, porque es un ejemplo de autoidentidad, cierto es que puede pasarse por la nueva cocina, y realizar platos, que puedan ganar estrellas Michelin…! ¿Quizás, volver a los orígenes, de vez en cuando, sea bueno para nuestra propia autovaloración, autoquerer, autoestima, y, la comida pueda ser un elemento esencial para ello…! 

Quizás, en tiempos actuales, sin renegar y sin negar todos los avances en todos los campos, también tenemos que volver, al menos, en algunas ocasiones, a las tradiciones, tradiciones positivas y buenas, que han estado con nosotros durante siglos, y, una de las ramas de la tradición son las comidas. 

Si valoramos la ermita de nuestro pueblo, que tiene tres siglos, posiblemente, algunas comidas, estas variedades de gachas, puede que tengan varios milenios de evolución. Quizás, deberíamos valorar más las cosas del pasado, al menos las que sean positivas, sin negar y sin buscar los nuevos avances. La modestia y humilde gachamigas, podría ser un elemento a tener en cuenta. 

Quizás, presentar platos pequeños y bien adornados de gachamigas a personas que vienen de la lejana California, o de Islandia o de Japón o de Singapur o de China o… podría ser una manera para que probasen, alguna variedad de alimento, que no encontrarán en sus geografías y culturas, al menos, de la forma que se realiza en estas mesetas y montes… ¡Paz y bien…!

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