Palabra de deshonor

Atención a las palabras. Las palabras no solo ordenan y expresan el pensamiento, también definen a quienes las pronuncian. Todos nos felicitamos por el acuerdo de nuestros representantes en el Congreso para reformar el artículo 49 de la Constitución, cambiando el término disminuido por el de discapacitado. También hay voluntad de hacer otro tanto en la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha. Las palabras son muy importantes, sin duda.

Sin embargo, en el pleno de febrero en el Ayuntamiento de Ciudad Real, a la queja de la concejala de Ciudadanos (Eva María Masías) de la desaparición de la palabra género en la correspondiente partida de igualdad, el portavoz del equipo de gobierno (Guillermo Arroyo) planteó que qué es más importante, la nomenclatura o subir el presupuesto. Falso dilema, ya sabemos que la Ultraderecha denomina ideología de género a la lucha por la igualdad real de hombres y mujeres. Normal que se omita, si el PP gobierna con ellos, con todas sus consecuencias. En efecto, la omisión de palabras también importa. El capítulo de omisiones en política es abundante, y no pocas en el PP.  En las comunicaciones de los atentados del 11-M del Gobierno de Aznar, mientras su ministro de Interior (Ángel Acebes) insistía en atribuir los atentados a ETA (cuando ya se sabía que fueron los islamistas) el Presidente nunca llegó a pronunciar dichas siglas. Ya conocemos el reparto de funciones entre los dirigentes del PP para comunicar sus mensajes, donde su presidente es la figura moderada, y sus portavoces los actores más agresivos. Omisiones como la de Rajoy, al referirse al tesorero del PP Luis Bárcenas como “esa persona de la que usted me está hablando”. Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo le llegó a decir en un SMS cuando fue acusado como principal responsable de la contabilidad B del PP en tiempos de Aznar. M. Rajoy aparecía en esos papeles, pero la omisión de su nombre fue suficiente para no ser procesado. Y es que Rajoy, ya se sabe, es un apellido muy común en España, no como Gómez. Por cierto, que también Acebes aparecía con sobresueldos en B en aquellos papeles del citado tesorero.

En la reciente campaña electoral en el País Vasco, el hecho de que el candidato de EH Bildu evitar definir a ETA como banda terrorista ha provocado un enorme escándalo en la sociedad vasca y en la española; como también sabemos que, siendo presidente del Gobierno de España, Aznar se refirió a ETA como movimiento vasco de liberación. De lo que sí podemos estar totalmente seguros es que si EH Bildu es un partido legalizado, es porque en sus estatutos se omite cualquier alusión al uso de la violencia para conseguir sus fines, y porque no practica la apología del terrorismo. Tampoco encontrarán ninguna palabra de condena (en este caso, de la dictadura franquista)en la Proposición de Ley de concordia de Castilla y León, del PP y VOX en Castilla y León (BOCCL 273, de 15-04-2024) dice: “Nunca ha habido un relato consensuado sobre la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo”. No les sirve la Resolución 39 de la Asamblea General de la ONU, de 12-12-1946, que declara que “En origen, naturaleza, estructura y conducta general, el régimen de Franco es un régimen de carácter fascista, establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de Hítler y de la Italia fascista de Mussolini”. Tampoco el Informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (de 17 de marzo de 2006) donde se denunciaron «las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas en España por el régimen franquista» entre los años 1939 y 1975.

El eufemismo es otra forma de omisión para no decir las cosas por su nombre, y que sin duda no es inocente. En Gaza no hay una guerra, hay una invasión con el propósito de hacer un genocidio, tal como la califica la propia ONU. El derecho a decidir, el estado español, el idioma castellano, y otros tantos eufemismos empleados en Cataluña/Catalunya tienen el propósito obvio de crear en las conciencias una imagen desintegradora con el resto de España. Tampoco se nos escapa que el PP se refiere al señor Feijóo como presidente, y al presidente Sánchez como el señor Sánchez. Lo correcto sería llamarle expresidente, por el tiempo en que estuvo en la Xunta de Galicia, como decimos de Rodríguez de la Borbolla en Andalucía, o Monago en Extremadura.

Hay otro tipo de eufemismos todavía más cobardes y vergonzosos, como cuando se reafirma la presidenta de la Comunidad de Madrid (Isabel Díaz Ayuso de que le gusta la fruta, para no reconocer que fue pillada por una cámara refiriéndose al presidente Pedro Sánchez como hijo de puta. Entonces, nadie ha de ofenderse al recordar aquel dicho popular que decía que el cerdo es el animal que en un charco disfruta más que nadie. Cuestión aparte, hay distintos términos para referirse a distintas formas de unión de dos personas. Nos referimos a novios cuando hay intención de llegar a formar una pareja estable de convivientes, ya sea mediante matrimonio o no, pero no cuando ya hay una unión efectiva. En este caso, el término legal correcto es concubinato, para referirse a “parejas” que, sin estar casadas, conviven juntas (y no mero convivientes). Pero bueno, este término está en desuso porque todavía tiene duras connotaciones. Por eso, Alberto González Amador (el segundo apellido es real)  NO es el novio, ni un particular, imputado por fraude fiscal que él mismo reconoció por escrito ante la fiscalía, siendo como es la actual pareja de Ayuso, aunque se trate de una relación no matrimonial.

Ahora vamos a aquellas expresiones dichas con tanta propiedad como intención de insultar. A la ministra Yolanda Díaz la llaman comunista, por su vinculación con el PCE (que de comunista solo tiene el nombre). Mencionar Venezuela es aludir a una dictadura comunista. Al jugador del Real Madrid, Vinicius Junior, le insultan desde la grada, partido tras partido, llamándole negro. En la temporada 22-23, identificó a tres asistentes que así hicieron, y que fueron detenidos y retirada su condición de socios. En un viaducto madrileño, también apareció un muñeco colgado con su camiseta y un cartel que pone “Madrid odia al Real”. La Fiscalía pidió por esto 4 años de cárcel para los 4 presuntos que lo hicieron. Pero atención, que si al que apalean es al muñeco del presidente Sánchez en la sede del PSOE en la c/ Ferraz de Madrid, la jueza archiva la causa, porque los hechos ocurridos “se produjeron en un ambiente festivo”. Cheiikh Sarr, portero del Rayo Majadahonda, no pudo soportar más los insultos (puto negro de mierda, eres un puto mono, …) y dejó la portería para encararse con los voceros. El árbitro le expulsó, el equipo abandonó el campo. El Juez de competición le sancionó con 2 partidos y una multa de 600 €, y al equipo, con 3.006€ y 3 puntos menos en la clasificación. La razón: “Debería haberlo puesto en ese momento en conocimiento del árbitro, y éste hubiera activado el Protocolo de Actuación sobre Incidentes de Público”. Eso mismo que hacen escrupulosamente con Vinicius. Como para echarse a llorar con tanto acoso.

Luego, entramos en los insultos, calumnias e imjurias. Así, tal cual. Periodistas y comunicadores: en plena ofensiva por el desmantelamiento de la sanidad pública en Madrid, Miguel Ángel Rodríguez (elevado nada menos que a Jefe de Gabinete de Ayuso) fue condenado a 40.000€ de multa “por un delito continuado de injurias graves realizado con publicidad” por vincular al coordinador del servicio de urgencias del hospital de Leganés con un caso de “supuestas” sedaciones irregulares, y llamarle nazi en un programa televisivo. Federico Jiménez Losantos, director del medio Libertad Digital, es célebre por prodigarse en insultar y crear bulos, y ya ha sido condenado por ello en varias ocasiones. Y es que la prensa mal llamada conservadora es colaboradora necesaria en esta asfixiante campaña de intoxicación.

El Gobierno de Rajoy encargó en 2014 a Villarejo espiar a su suegro. Las prácticas mafiosas de hostigar a la familia del presidente Sánchez. A la vez que Pedro Sánchez anunciaba un retiro de cuatro días por la imputación de su esposa basada en bulos, en un sumario declarado secreto, la vicesecretaria general del PP (Ester Muñoz) relataba la siguiente lista de bulos: “A su suegro que se enriquece con esas saunas que todos conocemos, a su padre que se enriquece con fondos de Next Generation, a su hermano que se muda a Portugal para no pagar impuestos y escándalos en torno a su mujer”. Al ser recriminada por una periodista al día siguiente, se defendía diciendo que “yo no he lanzado ninguna acusación, yo he contado hechos que están publicados en los medios”.

También hay un amplio historial de insultos en el parlamento. En febrero de 2019, en una misma comparecencia, el entonces presidente del PP Pablo Casado le dedicó a Pedro Sánchez 21 insultos (“Esto no son calificaciones, son descripciones”- decía) entre las que ya se incluíantraidor, okupa, mentiroso compulsivo o ilegítimo. Después, la oposición de derechas ha ido añadiendo otras, como filoetarra. Más allá de las palabras, asistimos perplejos semana tras semana a sesiones de control al Gobierno en el que el tono, el contenido y las afirmaciones que formula el PP son gratuita e insoportablemente agresivas. Rafael Hernando, Martínez Pujalte, Dolors Montserrat, Álvarez de Toledo, Miguel Tellado, no serán recordados por ningunas palabras en concreto, sino por su desprecio y total falta de respeto hacia sus adversarios políticos, cuyo nivel de réplica no tiene parangón, por más que el señor Feijóo afirme que se sienta indignado e insultado.

El tiempo de la llamada Nueva política terminó. Ya casi nadie recuerda por qué Ciudadanos se retrató en la Plaza de Colón de Madrid, ligando su destino a la extrema derecha, cambiando de estrategia y disolviéndose cuando quisieron distanciarse del PP denunciando la corrupción en Murcia. Muy lejos queda también la imagen icónica de Pablo Iglesias besando en la boca a Xavier Domenech en el Parlamento, después de que Podemos haya dilapidado a la izquierda en Castilla-La Mancha, Andalucía, Madrid, Galicia, País Vasco … con sus pretensiones de ser lo que dejó de ser hace ya mucho tiempo. Estamos en un tiempo nuevo, y urge darle un nombre. En idioma español, a ser posible. En su carta a la ciudadanía del día 24 de abril, Pedro Sánchez cita a la “máquina del fango”, término acuñado por Umberto Eco para “tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas”. Una deshumanización del adversario que tiene mucho de residual del ideal franquista. Pues eso, estamos en el tiempo de la Política del fango.

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1 COMENTARIO

  1. Las “teorías de la conspiración del 11 M” solo se explican por ignorancia, interés privado o malignidad. Y suponen falta de respeto a las víctimas a las que le hicieron mucho daño.
    Los autores de esas teorías Casimiro García Abadillo, Pedro J Ramírez y Federico Jiménez Losantos, las revictimizaron, cada vez que insistían en sus teorías, volvían a lesionar su estado mental o psíquico, convirtiéndolas de nuevo en víctimas.
    La polémica sobre la hora que se pudo saber que no era ETA, está probado que los TEDAX, cuando intentaron neutralizar las dos bombas que no habían explosionado en Atocha y en El Pozo, observaron que la sustancia explosiva era de color BLANCO, no de color rojo como la dinamita Titadyn que utilizaba la banda terrorista ETA. Así lo declararon los TEDAX en la vista oral del juicio.
    Este importante detalle fue conocido por las autoridades policiales apenas una hora y media después de cometerse los atentados.
    El que fuera jefe de los TEDAX, comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, lo explica y documenta en el libro «Las Bombas del 11-M. Relato de los hechos en primera persona» (Amazon 2014), página 30 y en el documento oficial nº 5, página 360. El libro es de acceso GRATUITO en biblioteca digital universitaria Dialnet.
    La obsesión de los periodistas citados con ETA era enfermiza. En junio de 2009, después de CINCO AÑOS, escribieron y promocionaron un libro titulado “Titadyn”, ignorando las sentencias de Audiencia Nacional (2007) y Tribunal Supremo (2008).
    La re victimización fue prologada, 10 años. Aún, hay gente que insiste en las teorías de la conspiración.
    Las “teorías de la conspiración del 11 M” fueron interesadas por su beneficio económico o político y muy malignas, no solo para las victimas, también para toda España. Sembraron crispación y dividieron a la sociedad.
    Libros muy interesantes sobre estos atentados:
    — “Voces del 11-M: Víctimas de la mentira», Víctor Sampedro publicado en 2024, con motivo del 20º aniversario. Editado por Planeta
    — «11-M. Pudo evitarse», Fernando Reinares, recientemente publicado. Editorial: Galaxia Gutenberg.
    — Documental en Netflix, “11 M (2022)”, con la intervención de victimas, jueces, fiscales, policías, bomberos, servicios sanitarios, periodistas, políticos, ….

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