Tauromaquia, sinónimo de progreso

Eduardo Muñoz Martínez.- Vivimos actualmente en España, esperemos que por muchos años, en Democracia. Ya, ya sé que no acabo de decir nada nuevo, pero quiero recordar lo que significa el término: «Forma de gobierno donde los ciudadanos ejercen el poder político a través de sus representantes, elegidos mediante el voto, en elecciones libres y periódicas.» Por qué comienzo así estos párrafos? Porque pretendo que no se les olvide a los políticos, – hombres y mujeres -, que están ahí porque los ciudadanos lo hemos permitido, lo cuál no quiere decir que sea a perpetuidad.
Además, y me refiero ahora, concretamente
al actual Ministro de Cultura, por su batalla contra la tauromaquia, y que también secundan desde otras formaciones políticas y asociaciones, quiero recordar al señor Ernest Urtasun Domenech, de Sumar, que más del 50 por ciento de la ciudadanía española está a favor de la Tauromaquia. Porcentaje que resulta de a suma de quienes directamente dicen sí: 34’7 por ciento, y los que no quieren que se prohíba, el 21’2 por ciento, frente al 44’1 por ciento, que opina lo contrario. No olvidemos, por otra parte, que son datos abiertos y que estos que facilito corresponden al día 5 de mayo.

Dice el señor Urtasun Domenech, lo decía ya en 2016, que la Tauromaquia es una actividad injusta, sádica, despreciable, que no merece ser legal en el ordenamiento político. Es verdad, señor Urtasun, que usted, como Ministro, tiene una autoridad de la que los hombres y mujeres de a pie carecemos, pero me atrevo a pedirle que haga un ejercicio mental, petición que amplío a quienes muestran su rechazo a la Fiesta de los toros, a la Fiesta Nacional y piensen en base a los datos que me permito traer a la «palestra», contrastados, por supuesto, con fuentes de reconocida solvencia.

A día de hoy, en España, o en nuestro país, cómo ustedes quieran, existen casi mil ganaderías de toro de lidia, exactamente 989, generando este sector unos ingresos, – unos beneficios -, de aproximadamente 2.500 millones de euros siendo algo que entiendo merece la pena ser considerado positivamente, aunque solo sea como impulso a la economía, que tampoco parece que goza de muy buena salud. Pero no nos podemos «quedar aquí».

No sé si los detractores de la tauromaquia son conscientes, se percibe una respuesta negativa, de los puestos de trabajo, directos e indirectos, que genera el llamado «Arte de Cuchares», entre personal que atiende las ganaderías, fabricantes y distribuidores de pienso, transportistas, empresarios taurinos, veedores, toreros, cuadrillas, restaurantes, hoteles, confeccionadores de trajes de luces, de indumentaria para picadores y rejoneadores, empleados que se ocupan del perfecto estado de los cosos taurinos, – más de setecientos, sin contar los portátiles -, salvo error y omisión, y un sinfín de personas relacionadas con este «mundillo», qué mueven muchísimo dinero cada año. Cómo ejemplo, decir que los puestos de trabajo directo superan las 150.000 personas, que con sus «luminosas» ideas, señor Urtasun, pasarían a engrosar las listas de desempleo.

No contentos con todo lo anteriormente expuesto, señor Ministro y detractores en general, la supresión, la prohibición, de la Tauromaquia supondría un duro golpe al Medioambiente y a la Naturaleza, ya que acabarían con el toro de lidia, último vestigio del «Bos Primigenius», oriundo de África y Europa, un animal, por otro lado, desarrollado, seleccionado y criado, – únicamente -, para su empleo en espectáculos taurinos.

«Piensa dos veces lo que vas a decir una». Ya lo decía mi madre, que en paz descanse. Pues eso, señor Ernest Urtasun Domenech, sea consciente de sus posibles decisiones, reflexione sobre sus consecuencias…, y antes de actuar, dependiendo de sus necesidades, cuente hasta 100, o hasta 1000.

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