Gregoria Cambero Basquero celebra sus cien años de vida en Argamasilla de Calatrava

Gregoria Cambero Basquero ha cumplido este jueves 9 de mayo sus cien años de vida, en una celebración que completará el fin de semana cuando hayan llegado a Argamasilla de Calatrava el resto de familiares que hoy, por temas laborales, no se han podido desplazar.

Vecina del barrio de Cantarranas, ha sido en el coqueto patio de su domicilio donde han estado presentes algunos de sus hijos e incluso la bisnieta más reciente, bebé aún y que, curiosamente, hoy hace seis meses que vino al mundo.

Además, parte del vecindario que la estima e integrantes del colectivo que dan compañía a personas mayores, AMASOL, han querido agasajar a esta mujer que presenta un buen aspecto físico y que ha dado muestras de una gran, y agradecida, felicidad.

También han acompañado el concejal de Bienestar Social, Sergio Gijón y el propio alcalde, destacando que “Gregoria se encuentra estupendamente en su casa, hace vida normal, nos conoce a todos y hoy no queríamos dejar pasar la ocasión de estar aquí con ella”.

Jesús Ruiz le ha deseado “que siga cumpliendo años tan estupendamente, así como ella está” y considera que si en la localidad hay ya varias personas centenarias “es señal de que aquí se vive bien”, residan en sus propios domicilios o en la residencia de mayores.

Durante la feliz mañana, la mujer centenaria ha recibido varios agasajos, desde un ramo de flores y la preceptiva tarta con las tres velas de los 100 años que ha soplado y que le llevaba el regidor, a plantas naturales de las que es amante y que le daban desde AMASOL.

Varias de sus integrantes, además del presidente del colectivo, Antonio Maeso han dicho que una vez a la semana, “desde hace ya muchísimos años”, visitan a Gregoria para, como con otros mayores, “que nos cuenten lo que quieren y nosotros lo que vamos haciendo”.

Se trata de una loable acción solidaria y desinteresada que, en el caso de la centenaria, “se pone loquita de contenta” según explican desde este voluntariado y quienes, además, ensalzan su entrega vital de siempre, como así lo fue en la crianza de sus hijos.

Gregoria enviudó hace cinco años cuando su esposo, Críspulo Manuel Muñoz tenía 92 años. Algunas de las generaciones que le han sucedido están repartidas por diferentes puntos del planeta, desde Inglaterra a Méjico por ejemplo y cada año, por Nochebuena, tiene el gusto de poder recibirlos en su casa para mostrarse tanto cariño como se profesan.

Su lugar de origen se remonta, sin embargo, a las tierras cacereñas, donde además casó con quien se dedicaba por aquellos lares a la construcción de un pantano. Luego, se vinieron a estas tierras ciudadrealeñas para trabajar, él, en las obras del hoy Complejo Petroquímico de Puertollano, estableciéndose en Argamasilla de Calatrava.

Ella opina que el secreto de su saludable longevidad puede estar en que “he trabajado mucho”, tanto en casa como dedicándose a la costura, de la que confeccionaba prendas ayudada incluso por algunas jóvenes para atender todos los encargos que le demandaban.

Pero algo genético tiene que ser cuando los padres de Gregoria murieron en torno a la centuria, él con 99 y ella con 102, por lo que sus cinco hijos esperan llegar a cifras tan respetables por obra y gracia de los genes familiares.

La hoy nueva centenaria se dice feliz de la amplia familia que le ha seguido, con “muchos nietos” apostilla y reconoce que “todos me quieren mucho”, como así lo volver a disfrutar cuando este sábado ya se puedan reunir todos para compartir una comida familiar.

Entretanto, la vida cotidiana continuará para Gregoria quien, en la cercanía de la hija que también reside en Argamasilla de Calatrava y que acude a su hogar para pasar cada noche con ella, sigue desenvolviéndose con cierta normalidad en su día a día.

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