Félix Canal. Concejal de Vox en el Ayuntamiento de Puertollano.- No puedo negar que son varias las respuestas posibles a la pregunta, al igual que nuestro Santo Voto aúna en su celebración varios componentes.
La primera es sencilla: porque vuelvo a hacer lo que llevo haciendo desde que llegué a nuestro ayuntamiento; luchar por mantener nuestras tradiciones y en el caso del Santo Voto hablamos de una tradición con mayúsculas. Por lo tanto sigo siendo congruente con lo que vengo votando desde hace años.
Segunda respuesta; siempre defiendo aquello en lo que creo, a saber: creo que la promesa hecha a la Virgen María por los habitantes de Puertollano en aquel año de 1348 es probablemente el voto más antiguo de Europa y uno de los dos acontecimientos que vertebran la historia de nuestro Puertollano. Las historias de esas trece familias que viéndose asolados por la Peste Negra volvieron sus ojos hacia la Madre de Dios dieron inicio a la Historia (con mayúscula) del Puertollano que hoy conocemos.
Magnífico ejemplo hemos tenido este año con la presentación del cuadro “Trece Plegarias”, impresionante trabajo del sevillano Fernando Vaquero Valero que cumple con el encargo de la Cofradía de Señoras logrando no solo recordar los orígenes de la fiesta si no también plasmarlos de una manera magistral y hacernos sentir que el Voto sigue muy vivo, aún en nuestros días.
Tercera razón: el origen religioso de nuestro Santo Voto perfectamente recogido en el cuadro de Fernando Vaquero. Esas trece familias no se ciñeron a las pautas que daba la medicina de la época para defenderse de la peste: huir pronto y lejos y volver tarde, sino que encontraron en lo profundo de su fe el remedio perfecto: una promesa perpetua que aunaría desde ese año del siglo XIV el motor de la fe y el acto de beneficencia que de ella emanó al pensar en los más necesitados para concretar en el reparto de carne la promesa hecha a la Virgen.
Nadie puede negar los orígenes religiosos del Santo Voto, pero pretender esgrimirlos, o aislarlos de sus demás vertientes: cultural, gastronómica, histórica y social, para fundamentar que no debe ser elegido como segundo festivo local no tiene demasiada lógica. Al igual que carece de lógica la pretendida búsqueda de un empate entre festivos locales religiosos y laicos. ¿El origen religioso de esta fiesta es motivo para no celebrarla como segundo festivo siendo el único bien inmaterial de interés cultural con el que cuenta nuestra ciudad?
La izquierda local debe superar la idea dicotómica y simplista según la cual estamos ante un conflicto entre lo laico y lo religioso. No es así. Y de todos modos tiempo tuvo de llevar a cabo su consulta popular sobre el tema, otra promesa incumplida. Tampoco se puede aceptar que por la elección del segundo festivo local la Feria de Mayo vaya a quedar deslucida, estamos comparando una feria que dura diez días con una fiesta que dura solo uno.
Y por cierto, el equipo de gobierno haría bien en alejarse de la tesis que pretende utilizar la izquierda local que trata de instaurar una competición mercantil en la cual el Voto debe desbancar al viernes de feria en ingresos para poder quedar justificado como fiesta, basándose en no se sabe muy bien qué indicadores. Naturalmente, debemos buscar y luchar por todo aquello que repercuta positivamente en la economía de nuestra ciudad, pero no pensando sólo en un día del calendario.