España se ha convertido en una dictadura política

Lucio A. Muñoz.- Una de las claves para dotar de productividad, eficiencia y, por tanto, competitividad a nuestro modelo productivo radica en incrementar el grado de innovación en el sector industrial. España podría definir un arquetipo propio que complemente al turismo.
Lucio A. Muñoz
El objetivo a tal efecto no es otro que conseguir que nuestro país sea capaz de crear empleo mínimamente estable y de mejor calidad y establecer un ritmo exportador creciente.

Todo ello, en aras de aumentar el peso que actualmente tiene nuestra industria en relación al PIB de España y al objeto de igualarlo al nivel de los países más desarrollados de Europa y, de esta manera, revitalizar la economía española. (Tomando como referencia a Alemania, cuyo sector industrial equivale, aproximadamente, al 25% de su PIB).

La llave de la competitividad para muchas empresas industriales la tiene la inversión en el departamento de I+D+I+D. Determinadas y tradicionalmente exitosas empresas del sector industrial, posicionadas en el mercado en base al reconocimiento de sus potentes marcas, se quedaron en algún momento desfasadas respecto al modelo de negocio y en relación al escaso valor añadido que aportaban sus productos y servicios. No obstante, la innovación ha sido el motor que ha reactivado económicamente a estas compañías, reinventándolas e impulsándolas de nuevo hacia el éxito empresarial.

El modelo de negocio de una organización empresarial puede quedarse obsoleto en virtud de múltiples causas, tales como, la globalización, los avances tecnológicos, las novedosas necesidades del mercado, un entorno económico adverso, etc.

Del mismo modo, ¿podría quedarse arcaico y anquilosado el modelo constitucional y el sistema político, territorial, administrativo, judicial, electoral, etc., de un país?

¿La innovación empresarial debe ir asociada a la innovación política (regeneración democrática, en el caso de nuestro país) para que la economía de una nación pueda crecer?

Nuestro perverso y antidemocrático sistema frena la innovación política y empresarial de España de diversas formas. La corrupción política queda impune porque nuestra Justicia está politizada al máximo en relación a los altos tribunales. Además, los dos partidos políticos más importantes tienen intervenida la economía española por mediación de la instauración del “régimen de la subvención” y la politización de la Administración. Sobre todo, en las autonomías y los ayuntamientos.

¿Existe un “acuerdo no escrito”, por parte de todos los integrantes (y a la vez beneficiarios) que a modo de piezas forman el puzzle del “sistema” español, para mantener la decadente y corrupta partitocracia actual?
Recordemos que el sistema en España lo componen las principales instituciones del Estado, los dos partidos políticos más “representativos”, los dos sindicatos mayoritarios, la patronal, determinadas compañías del IBEX-35 y la Corona.

El sistema, en vez de perseguir y castigar la corrupción política institucionalizada que sufre la Administración Pública española, blinda a la mayoría de los corruptos (o los indulta, vía gubernamental) que pertenezcan a la élite financiera o a la casta político-sindical.

La corrupción política constituye una lacra en el ámbito económico, equivalente, como mínimo, al 4% del PIB, es decir, 40.000 millones de euros anuales.

Y en el aspecto sociopolítico, puesto que si el sistema continúa tapando la corrupción política, España llegará a un punto de no retorno y ello supondrá el inicio de un proceso que finiquitará nuestra actual pseudodemocracia para dar paso a un sistema totalitario. ¿O nos encontramos ya inmersos en una dictadura de tipo partitocrática?

En el supuesto caso que el bipartidismo actual (una fórmula de gobierno exitosa en otros países pero que en España se ha convertido en una dictadura política) se desmorone, varios dirigentes representativos del PP y del PSOE han expresado públicamente que podrían contemplar un acuerdo entre estos dos partidos para formar un gobierno de coalición. Mejor dicho, de intervención o concentración.

¿Cuáles son los objetivos que intentaría lograr una supuesta coalición PP-PSOE?

¿Preservar la gobernabilidad y la unidad de España, por ejemplo, intentando frenar el desafío independentista, teniendo en cuenta que aplicando la ley se solucionaría el problema sin necesidad de pactar? ¿Conservar el poder y mantener intactos los inmorales e inmerecidos privilegios de nuestra profesionalizada y corrupta casta política? (Con honrosas excepciones).

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2 COMENTARIOS

  1. Y hoy ha amanecido nublado.
    La primera parte de su artículo, la económica, sr. Muñoz, está formada por una serie de generalidades más o menos contrastadas en todos los países (incluido el nuestro). En el libre mercado, la competencia obliga a innovar para tener éxito empresarial. Los gobiernos son conscientes de que favorecer la competitividad de sus empresas acaba beneficiando a sus ciudadanos. Todos los países practican el indisimulado arte de subvencionar a sus empresas burlando, si pueden, las normas de la OMC (Organización Mundial del Comercio), aunque no sólo eso, también desarrollan infrestructuras, facilitan (con medidas regulatorias fiscales y laborales) la competitividad ,etc. Nada nuevo que no conozcamos del funcionamiento de nuestro sistema capitalista (y las desigualdades que produce). La diferencia entre unos países y otros está en el grado de eficiencia, que depende a su vez de una tradición empresarial contrastada, -¿no pretenderemos compararnos con Alemania?-, de unas estructuras organizativas orientadas a los objetivos mediante la aplicación de las más moderts técnicas de gestión, etc.
    La segunda parte de su artículo, sr. Muñoz, la inicia usted dejando caer la repetidísima afirmación de que nuestro sistema político es perverso y antidemocrático. Esta repetición suele producir el placer de saber que es cierta, pero provoca la frustración de no saber qué hacer al respecto. Pero haciendo un análisis más tranquilo se puede reducir la sobredosis de placer y flagelación.
    Primero no conviene autoengañarse. Si usted afirma que la corrupción política supone un coste del 4% del PIB como mínimo, yo le digo que como mínimo, también, usted se lo está inventando. Sobre la economía sumergida hay estimaciones para cuyo cálculo se utilizan indicadores que permiten aproximaciones. Para lo que usted manifiesta, no.
    Estoy de acuerdo en que la perversidad del funcionamiento de nuestro sistema político (no del sistema en sí mismo, que sería harina de otro costal)) ha provocado, y lo sigue haciendo, mucho sufrimiento en los ciudadanos y hay que rebelarse ante ello (los resultados de las europeas lo ponen de manifiesto). Pero la metodología del cambio es también innovación, no lo olvide sr. Muñoz. Rajar es fácil. Elaborar, proponer y poner en práctica las posibles soluciones, no tanto. Bien por Podemos, pero la próxima vez, si quieren gobernar -mi Ayuntamiento, por ejemplo-, tendrán que explicar cómo.

  2. Estaría bien que lo hicieran. Así saldrían ya de una vez del armario y todos sabríamos que son lo mismo.

    Tanto empeño por quedarse con el centro les ha llevado a hacer las mismas tropelías, los mismos recortes y, por mucho que presuman los del PSOE de no ser para nada igual que el PP, no hay más que ver los resultados de las votaciones en el Congreso, cuando se habla de mantener sus prebendas. Votan siempre lo mismo.

    Si tanto quieren el centro, que se pongan de nombre UCD y que dejen aflorar partidos a la derecha y a la izquierda, pero que no se empeñen, sobre todo los del PP en denominar extrema izquierda a todo lo que hay a la izquierda del PSOE, porque el PSOE lleva años gritando que es de centro.

    Así es que, que se junten. Prometo ir a la boda con regalos 🙂

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