Máquinas, desarrollo y sociedad del bienestar

Fermín Gassol Peco.- Esto de conseguir el equilibrio económico a nivel mundial en el momento actual me recuerda a esos artistas circenses que actúan haciendo girar a unos platos sobre unos finos palillos. Comienzan el número moviendo dos o tres y poco a poco van consiguiendo hacer girar a muchos más. Como es obvio, los esfuerzos que ha de realizar el artista para lograr que todos los palillos se mantengan girando durante un tiempo, se antojan cada vez mayores.

fermingassolPues bien, supongamos que esos platos y palillos, en vez de ser mantenidos en movimiento manualmente, lo fueran por un motor. La dificultad, el mérito y el espectáculo de ese número desaparecería por completo; todos los platos girarían permaneciendo el artista únicamente pendiente de que no fallase el artilugio que los hace girar.

Bratislava, setiembre del año 2008. Una de sus plazas, cercana a la ópera, está siendo levantada por completo con el recurso de una “nube de trabajadores” dándole al pico y a la pala. Una persona mayor, agricultor jubilado, compañero de excursión se acerca y me comenta: Mira, aquí no hay paro…. ¡Pero cómo va a haber trabajo si cada vez inventan más máquinas para hacerlo! Era la espontánea observación de un hombre metido en años.

Este comentario tan primario, realizado además en un años de bonanza económica en nuestro país, me ha llevado a pensar en la trascendental relación que tienen las máquinas con el bienestar y con el paro; sus evidentes pros, con sus inevitables contras. Analizar la incidencia de unos “aparatos” que hacen más cómodo y rentable el trabajo; inventos mecánicos que han librado al hombre de titánicas y penosas labores y que han procurado además de ¿una manera definitiva?, el desarrollo del estado del bienestar social.

La cuestión a plantear entonces, pudiera ser: ¿Es la máquina uno de los elementos que más han incidido en la falta de puestos de trabajo? ¿A partir de qué momento la máquina deja de ser una ayuda para convertirse en un obstáculo en el trabajo del hombre?

La máquina ha sido un factor fundamental y decisivo para el desarrollo de la sociedad y lo ha sido en dos frentes. Por un lado ha posibilitado la fabricación de elementos con la consiguiente creación de empresas, que a su vez han absorbido muchos puestos de trabajo, sobre todo en el sector industrial y en la construcción; además, esas mismas máquinas han fabricado otras que han hecho más confortable y práctica la vida humana.

Sin embargo la conquista que supuso la revolución industrial es algo que sucedió en el pasado; ahora habremos de analizar el futuro e intentar encontrar la manera de lograr otro equilibrio y eso creo que pasa por tres cuestiones:

La primera y fundamental, ¿tendrá capacidad esta sociedad para crear trabajos de nuevo tipo y en cantidad suficiente como para suplir a aquellos que las máquinas realizan ahora?

Segunda cuestión: la comodidad en el trabajo suele ir acompañada de una mayor rentabilidad. Cuanto más cómodo es el trabajo, mayor intervención tiene la máquina en ese proceso pero a costa de necesitar menos mano de obra, aunque aquí haya que advertir algo evidente también; existen trabajos que solamente pueden ser realizados por máquinas, de manera que no quiero referirme obviamente a estos casos, sino a aquellos en los que la máquina suple a la mano de obra, procurando además un tipo de trabajo más liviano.

Tercera cuestión. ¿Cómo mantener o una sociedad mayoritariamente ociosa o en paro? Si la plaza de Bratislava, en vez de ser levantada por cientos de trabajadores a base de pico y pala lo fuera por diez máquinas excavadoras, el problema sería cómo y dónde tener preparado el destino a esos trabajadores, la mayoría, que ahora se hubieran quedado sin él. ¿Tiene la sociedad preparados esos puestos de trabajo? ¿Tendremos la suficiente capacidad de creación para inventar nuevos sectores de producción en los que hombre y máquina no sean rivales sino colaboradores?

Porque hace unos años se pensaba que la cultura del bienestar consistiría en que las máquinas sustituyeran en gran parte las labores realizadas hasta entonces por el hombre para que éste descansara…y ya vemos lo que está sucediendo. Lo deseable es que esta sociedad fuera capaz de hacer frente a otra revolución como antes fue la industrial y hoy es la comercial y de servicios.

Esta es en el fondo la asignatura pendiente más importante que nos queda por aprobar. Porque renunciar al progreso y a la máquina sería un atraso, sin embargo renunciar al hombre por las máquinas supondría, está siendo de hecho, un paulatino suicidio… para la misma humanidad.

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1 COMENTARIO

  1. Dilema moral que creo pone de manifiesto que es la sociedad de consumo la que ha de renunciar a cierto progreso tecnológico si quiere no tirarse piedras a su propio tejado. Mayor comodidad también es sinonimo de mayor imbecilidad.

    Gracias Fermin, tambien por el articulo sobre Caritas anterior.

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