Las piedras de la memoria (11)

José RiveroSi los anteriores elementos relatados, componían piezas singulares del repertorio edificado histórico y fueron abatidos en ese canje misterioso de la sensibilidad ausente y del negocio presente, ¿qué podríamos decir del destino de otros elementos edilicios menores, sin apenas cobertura histórica y con más dificultades estilísticas y formales de salvaguarda y defensa?
Elementos menores, esquinazos de sueños quietos, secuencias urbanas coherentes y amalgamadas, conjuntos argumentales de la vieja ciudad heredada y no en la clave explicitada por el alcalde Ballester, pasaron al frío del olvido de la extinción, como ya advirtiera años más tarde el trabajo de un semanario nacional. piedras-1La especulación del suelo y el boom de la construcción de los años del desarrollo franquista convirtieron en material de demolición las pocas casas típicas y solariegas que quedaban en la ciudad. Hoy, a la capital manchega le ha quedado lo peor de la vieja y caótica urbanización antigua en el trazado de sus calles y los más feo de la arquitectura contemporánea del desarrollismo opusdeiano[1].

Casas solariegas y palacetes burgueses del siglo XIX –del Marqués de Villaster, de García Ibarrola en Toledo[2], de Navas en Lanza, de Barrenengoa y de Messía de la Cerda en la plaza del Pilar, casa de Ayala en Alarcos, casa Barrenengoa en Calatrava–; Cines y Teatros –Liceo de la Amistad, teatro Cervantes, cine Olimpia, cine Proyecciones, más recientemente el cine Castillo–; edificios públicos –Academia General de Enseñanza, Circulo de la Unión, Audiencia Provincial, Ayuntamiento y Seminario Conciliar decimonónicos, edificio de Correos, estación de la Puerta de Ciruela, Cárcel Provincial–; elementos racionalistas de Arias –-Casa de Socorro, Garaje Ford–, componen algunas secuencias urbanas de ese proceso de extinción sin pausa y mesura. Por no hablar de la remoción genérica  de todo el tejido residencial operada entre la década de los sesenta hasta 1979, y que pasaban de dispositivos habitacionales coherentes con la morfología urbana, a tipologías genéricas de bloques abiertos en alturas. Por no hablar de esas otras operaciones de apertura (‘sventramento’ las llaman en Italia), consistentes en trastocar alineaciones y macizar interiores, para producir un incremento del rédito edilicio. Sustitución como la qe representa emblemáticamente la mutación del Seminario y de los campos deportivos anejos, por el conglomerado del Grupo Santa Marta, de la residencia sacerdotal, del nuevo edificio de Sindicatos y de otro grupo promovido por la Caja de Ahorros de Ronda.

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¿Qué se puede decir de todo ello? Y ¿qué decir de las proclamas entusiastas de redención urbana?, ¿compartían sus corifeos interesados, los resultados devastadores? Todo ello no refleja sino la prolongación temática y conceptual de los años 60 entonada, tempranamente, por un Julián Alonso alucinado y estupefacto. ¿Cómo es posible que Corporaciones administrativas tan apegadas a lo ‘local’, Comisiones Provinciales de Monumentos, Doctos Institutos de estudios, y reputados intelectuales locales, se avinieran a una mutación tan lejana de la inteligencia y tan distante de la sensibilidad? ¿Y a qué precio toda esa mutación tan severa?

[1] Las ciudades, Cambio 16, 20 abril 1981.

[2] En 2015 con motivo de la inauguración de la ampliación del Museo Quijote, se exhibían las portadas de casas abatidas, como las de Ibarrola, Poblador o Marqués de Villaster. Y se exhibían como los trofeos resultantes de una simpar cacería.piedras-3

Periferia sentimental
José Rivero

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1 COMENTARIO

  1. Ayer en el pleno municial todos estaban muy interesados en «cambiar» el aspecto de la Plaza de Cervantes. Recorro mi ciudad y no la reconozco.

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