El Partido Ibérico lidera desde Puertollano un «histórico» movimiento a favor de la unión de España, Portugal y Andorra

El Partido Ibérico (Íber) fundado por el exalcalde de Puertollano (Ciudad Real), Casimiro Sánchez Calderón, lidera el movimiento iberista que propugna la unión de España, Portugal y Andorra tras la firma, el pasado 1 de octubre, de la declaración de Lisboa, calificada como «histórica» por los defensores de la alianza de estos países.
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La cita, que tuvo lugar en el marco de la ‘Cumbre/Cimeira de Lisboa’, es considerada por los iberistas españoles y portugueses como un punto de inflexión en la historia de este movimiento, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX. Así, al encuentro lisboeta acudieron los representantes del Íber español y su formación hermana en el país luso, el Movimento Partido ibérico.

Ambos firmaron una declaración que, según aseguran sus representantes, marcará las bases del iberismo en las próximas décadas con el fin de «concretar un discurso y unas propuestas comunes para avanzar en la convergencia de España, Portugal y Andorra».

El Partido Ibérico fue legalizado en España el 17 de diciembre de 2014. Impulsado, entre otros, por el exalcalde de Puertollano Casimiro Sánchez Calderón, y presidido actualmente por el también puertollanero Ramón Martín-Lara, se integró en el denominado Movimiento por el Partido Ibérico (MPI), el primer «intento serio» en la historia reciente de crear una formación política que contribuya a estrechar los lazos entre España y Portugal «aunque, eso sí, sin que ninguno pierda su soberanía», han señalado a Europa Press sus promotores.

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El movimiento parte de la crítica hacia el «desamparo» de la Península Ibérica frente a las instituciones de la Unión Europea para «defender la articulación constitucional y confederal de Iberia, como Comunidad Ibérica de Naciones compuesta por Portugal, Andorra y España».

De este modo, y siempre desde el europeísmo y un planteamiento que apuesta por el mantenimiento público de los servicios sociales básicos, el partido trabaja por la «complicidad del mundo ibérico», aseguran sus responsables, quienes subrayan que no pretenden «fusionar» ni restar soberanía a estos países «pero sí coaligar sus intereses comunes bajo el principio de igualdad».

En este sentido, los iberistas defienden un nuevo modelo de gobierno que apueste por «compartir» los ministerios que gestionan la hacienda y los asuntos sociales para evitar la duplicidad de administraciones a ambos lados de la frontera, pero en ningún caso carteras como las fuerzas armadas, justicia o seguridad nacional. Esta «Comunidad Ibérica de Naciones» tendría como idiomas oficiales el portugués, el español y el catalán.

También propugnan la creación de un Banco Central Ibérico y la creación de una moneda alternativa al euro para adoptarla si fracasara la moneda única continental.

Como medidas inmediatas, los iberistas proponen la unificación de los servicios públicos y la Seguridad Social, el espacio radioeléctrico, los organismos reguladores del mercado y bancos centrales, la creación de ligas deportivas ibéricas, la convalidación automática de títulos educativos, la creación de materias comunes en planes de enseñanza y la promoción de la enseñanza bilingüe hispano-lusa.

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Según se refleja en la Declaración de Lisboa, el movimiento iberista sostiene que la suma de ambas economías nacionales aumentaría el poder de negociación con la Comisión Europea y la Troika, y supondría ganar PIB, población y superficie para situar a la Península a las puertas del club G8.

El Partido Ibérico Íber y el Movimento Partido Ibérico, que esperan que «pronto surja otro colectivo iberista hermano en Andorra», se han marcado como objetivo a medio plazo presentarse a las elecciones europeas de 2019 con un candidato portugués en la circunscripción española y uno español en la circunscripción portuguesa.

Mientras tanto, instarán al Gobierno español a regresar al horario natural geográfico, poniendo la misma hora de Portugal, «dado que redundará en beneficio económico». Además, se dirigirán a los medios de comunicación para que «traten de representar la realidad territorial de la Península Ibérica en los mapas del tiempo y así provocar un trato de cercanía con el país amigo y vecino».

«El portugués y el español son las dos únicas grandes lenguas recíprocamente comprensibles», puntualizan los representantes del Íber». «Nuestra patria está compuesta por 750 millones de iberófonos, resultado de sumar 500 millones de hipanoparlantes a los 250 millones de lusófonos; queremos que el mundo ibérico tenga el peso político que le corresponde, ni más ni menos», concluyen.

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6 COMENTARIOS

  1. Un 34,6% en España y un 30,4 % en Portugal están en contra de la unión Ibérica y prefieren atenerse a como se encuentran en la actualidad los dos países.
    Portugal consiguió la independencia del Reino de León tras la Paz de Zamora el 5 de octubre de 1143 (esta semana se ha conmemorado el 873 Aniversario).
    La verdad es que Portugal nunca fue un imperio hispano-portugués propiamente dicho ya que no existía una administración portuguesa opuesta a otra española, sino que la administración portuguesa era tan particular como podía ser otro reino de los que se constituía España en aquella época.
    Creo que los portugueses están mucho más interesados en esta hipotética unión que los españoles a los que este asunto, sin precedentes oficiales, les puede resultar indiferente.

  2. No por favor, bastantes estamos, y además hablando otra lengua, que empezarían desde el primer momento con el hecho diferencial y a querer independizarse después de unirse, porque ellos si que han sido nación, y que si patatín y que si patatán. Lo que tienen que hacer es irse unos pocos y dejarnos en paz.

  3. Menuda tontá. Lo que tiene que hacer es dar algunas explicaciones de cuando fue el jefe, como la inversión en la dehesa Boyal, entre otras cacicadas.

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