El siglo de las mujeres rurales

Dolores Merino Chacón (Presidenta Nacional de AMFAR)

   Hoy AMFAR celebra el Día Mundial de la Mujer Rural. Una ocasión única para que millones de mujeres rurales de todo el mundo alcen la voz y reclamen unos derechos que todavía se les niegan.

   En una jornada como la de hoy no podemos obviar las continuas denuncias de la ONU que evidencian que el 20% de la población mundial, 880 millones de personas no saben leer ni escribir y la mayoría son mujeres. Además, 1.500 millones de personas viven en la más absoluta pobreza, el 70% son mujeres. En estos países subdesarrollados la mujer es víctima de sistemas de gobierno que les niegan la opinión, la educación, la sanidad y hasta su condición de mujer. A ellas y en nombre de AMFAR, trasladamos nuestra solidaridad y apoyo en este Día mundial de la Mujer Rural.

   En España la situación de la mujer tiene poco que ver con lo que se vive en los países en vías de desarrollo, aunque no por ello dejan de sufrir una doble discriminación: por ser mujer y por vivir en el entorno rural. Todo parece indicar que la modernización y la igualdad de oportunidades no ha llegado de pleno a sus vidas. Todavía en el siglo XXI se sigue reclamando un reconocimiento social y jurídico del trabajo que desempeñan en las explotaciones agrarias. Oficialmente son poco más de 500.000 mujeres las titulares de explotaciones, aunque se estima en más de un millón las que realizan labores en calidad de colaboradora familiar. Una situación que reclama de la justicia y de la implicación de un gobierno que conceda a las mujeres los derechos que les corresponden.

   Por otra parte, la mujer rural de nuestros días ha sido capaz de superar los roles establecidos por una sociedad tradicional que limitaba su participación en lo público y en lo económico. Esta fortaleza femenina en la iniciativa empresarial queda reflejada en las estadísticas, ya que el 53,9% de los nuevos autónomos registrados en España son, un 2, 5% más que en el año pasado. La mujer ha hecho una firme apuesta por el turismo rural, la agricultura ecológica y el desarrollo sostenible. Cada vez más, las mujeres se profesionalizan en sectores complementarios a los agrícolas, principalmente en empresas del sector turístico; la industria representa el 16,5% de las mujeres ocupadas en el ámbito rural, por detrás del sector servicios que supone el 67,7% de empleo femenino. En la actualidad, el Gobierno nacional está preparando una Ley de Desarrollo Rural y de la Agricultura que pretende incluir un apartado específico para las mujeres, la Unión Europea también ha elaborado un Reglamento de Desarrollo Rural que entrará en vigor el próximo año, pero no cabe plantear un desarrollo rural, ni España ni en Europa, sin la presencia de la mujer y menos aún que el Ministerio de Agricultura pretenda sacar una ley de espaldas al colectivo.

  
No debemos dejar pasar este día sin hacer un llamamiento a los varones para que se esfuercen en el cambio de mentalidad que la sociedad española y las mujeres les solicitan. Un cambio que les permita ver con claridad, entre otros, su corresponsabilidad en la educación de los hijos, en el cuidado de los mayores y discapacitados; así como su participación en las tareas domésticas.

  
Un llamamiento que queremos hacer extensivo a las administraciones públicas para que con su compromiso y voluntariedad defiendan los derechos de las mujeres rurales, promoviendo la capacitación de la mujer, que le permita la independencia económica, especialmente en lo que se refiere al acceso al auto/empleo con condiciones dignas de trabajo.

  
Un compromiso que pasa también por adoptar las medidas apropiadas para garantizar a las mujeres rurales su plena participación en las estructuras de poder y en la toma de decisiones. Igualmente les exigimos el esfuerzo presupuestario necesario para que las infraestructuras y servicios sociales permitan la implantación de nuevas actividades económicas.

  
Hay que favorecer el acceso de la mujer a las nuevas tecnologías para que puedan rentabilizar la actividad que despliegan en las zonas rurales. Hay que establecer políticas de discriminación positiva que permitan compatibilizar la vida profesional con la familiar. Hay que llevar a cabo cuantas reformas jurídicas sean necesarias para que se erradique la violencia contra las mujeres.

  
Porque si el siglo XX fue calificado como “el siglo de las mujeres”, el XXI tiene que ser el de las mujeres rurales. Para que esto sea posible, es preciso que las mujeres rurales, los varones y las administraciones trabajemos conjuntamente por la salvaguarda de nuestro mundo rural. De este modo, conseguiremos una sociedad más justa, igualitaria y donde las mujeres ocupen el lugar que les corresponde. ¡Felicidades a las Mujeres Rurales!

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