La Ministra Salgado tiene otro “Plan”

Ángel Rico Escribano (Presidente del GEA de Castilla-La Mancha)

Estamos viendo una inusual actividad por parte de la Ministra de Sanidad, Elena Salgado, y es bueno que tengamos claro el por qué de esa “protectora actividad”. La ambición  personal de esta ministra es notable, por encima de lo normal. Cuando había que elegir un sustituto al Director General de la Organización Mundial de la Salud, la ministra Salgado se postuló para ese cargo, para ello utilizó tiempo oficial, medios oficiales, fondos oficiales y apoyo oficial. El hecho de no ser médico, entre otras cosas, impidió que alcanzase ese puesto.

Ahora la OMS tiene que cubrir el segundo puesto en importancia, la Subdirección General encargada de la lucha contra la drogadicción y las toxicomanías. Para ese puesto vuelve a postularse la Ministra de Sanidad. Y para engordar su currículo necesita presentar iniciativas y leyes que la presenten ante el mundo como la luchadora por la salud general.

Primero fue el tabaco, luego las hamburguesas XXL, luego el alcohol, y próximamente serán el consumo indebido de azúcar, sal, café, etc. En realidad no es que la señora Salgado no puede dormir por la noche, preocupada en luchar por la salud de los españoles, sino que en realidad está trabajando en una campaña personal de imagen.

Los debates mediáticos, a favor y en contra de las propuestas legislativas de la ministra, le benefician, en todo caso sirven para mostrarla ante el mundo, como una constante luchadora por la salud general. Que una propuesta inicial de Ley pueda sufrir recortes, como ocurrirá en el caso del vino en la lucha contra el consumo de alcohol por los jóvenes, no es un problema para sus objetivos. Aquí es donde hay que colocar la realidad de todos los movimientos a favor de la salud general que está llevando a cabo la ministra Salgado.
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El sector del vino se mostró preocupantemente agraviado porque la futura Ley iba a impedir que el sector hiciese en el futuro lo que, en la actualidad, no viene haciendo. Y esto es utilizar la publicidad directa para aumentar el consumo de vino. Un sector con muchos problemas, que en la actualidad se mueve entre el arranque de viñas y el aumento del consumo, mantiene una actitud incomprensiblemente apática ante la realidad que irremediablemente se presenta. Europa no está dispuesta a aportar fondos para eliminar unos excedentes de un producto, que para colmo, no es de primera necesidad. La solución se tendrá que buscar y aplicar desde dentro. Y solo en el aumento del consumo puede estar la solución.

Y ¿cómo podremos aumentar el consumo si no se ponen en marcha unos planes ambiciosos de publicidad y marketing del las marcas de vino que quieran sobrevivir?. No es posible. La política actual solo llevará a la desesperación y la melancolía. El sector pone en marcha un “plan de aumento del consumo” o tendrá que aplicar un “plan de arranque de viñedos”.

La futura Ley Salgado, también perjudicaría  al sector cervecero, porque las restricciones serán las mismas que para el vino, sin embargo, los cerveceros que utilizan muchísimo la publicidad directa en medios escritos, radio y televisión, y por tanto serían mucho más perjudicados que los vinicultores han mantenido un “interesante” silencio. ¿Por qué los más perjudicados han mantenido más silencio que los menos perjudicados por la aplicación de una futura Ley?. Porque conocen mejor los intríngulis de la política y sus instrumentos de lobby funcionan mejor que los inexistentes del sector del vino.

Supongamos que la Ley Salgado se aprueba sin hacer mención al vino. Donde este sector no se vería afectado por la imposibilidad de hacer publicidad directa de sus marcas. Y que el consumo siguiese (que seguirá) disminuyendo con los consiguientes excedentes año tras año. Si no se arrancan los viñedos que producen un vino que no se vende ¿qué es lo que hay que hacer en ese caso? Interesante paradoja a la que habrá que dar respuesta en no mucho tiempo.

Las bodegas que quieran sobrevivir en este mundo tan competitivo, tendrán que aplicar “planes de publicidad” fundamentalmente en televisión para aumentar sus ventas y mantenerse a costa de sus competidores que serán todos los demás. La cuestión no está en que el público consuma más vino per cápita, que no lo va a hacer, sino que los consumidores de vino habituales consuman nuestra marca frente a todas las demás. Es decir, estamos en el capítulo de “Sálvese quien pueda”. Los responsables de las bodegas entienden esta realidad de una forma urgente, o solo les queda el camino de la protesta y el pataleo de la mano de esas Organizaciones Agrarias mas preocupadas por mantener los problemas (para justificar su necesidad de existir) que de ayudar a solucionarlos. Tiempo al tiempo.

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