Fenavin pretende convertirse en «salvavidas vitivinícola» frente a la crisis generalizada

Varias bodegas castellano-manchegas han reforzado su tendencia a salir al exterior tras participar en las últimas ediciones de FENAVIN, que se
ha convertido, según palabras de las empresas productoras consultadas por la propia organización, en un «auténtico trampolín», no sólo para sacar los vinos de la región a los mercados foráneos, sino para salvar situaciones económicas difíciles. Además, los entrevistados confían en la Feria para captar la atención de los distribuidores y compradores nacionales con mayor peso.

Un ejemplo de todo lo explicado es Bodegas del Saz, de Campo de Criptana, que ha pasado de volcar su producción en el mercado interior, hace sólo cinco años, atravesando un momento económico realmente complicado, a exportar el 95% de su producción, a día de hoy. De este modo, y tras los contactos impulsados con compradores rusos e irlandeses en la Feria, dos millones de botellas salen hacia un total de quince países, pero especialmente hacia estos dos mercados.

Para Carlos Díez, director comercial de la bodega criptanense, trabajar en FENAVIN es una ventaja por varias razones, ya que la inversión que deben hacer es menor. “No sólo es una feria económica, sino que está en casa y eso nos ahorra el desplazamiento; además, la organización es fantástica y el volumen de compradores muy elevado”.

Según sus palabras, “es muy importante dar muy buena imagen en FENAVIN, porque está muy orientada a hacer negocio y nos facilita mucho el trabajo, ya que lo que en otras ferias debe trabajarse a fondo nuestro departamento comercial, en ésta nuestro trabajo lo realiza la organización de la Feria, y eso es muy importante”.

En resumen, concluye, “la optimización de la inversión que hacemos para venir es enorme porque debemos sumar al alto ratio de compradores por bodega, los resultados reales de negocio que alcanzamos: en definitiva, el saldo es a nuestro favor”.

En palabras del presidente de la Feria y de la Diputación de Ciudad Real, Nemesio de Lara, “ésa era precisamente nuestra intención: crear en el corazón de la zona con mayor producción vinícola del país el gran punto de encuentro para el negocio del vino nacional”, asegura.

Así, De Lara se muestra convencido de que FENAVIN “se ha convertido, como nos transmiten bodegueros y compradores, en un escaparate práctico y efectivo para nuestros vinos que atrae a los mejores compradores nacionales, así como a los procedentes de la mayoría de países con intereses en el consumo de vino del mundo”.

En esta línea se manifiesta también Ramón Alcarazo, gerente de la Cooperativa Jesús del Perdón, de Manzanares, que ha asistido a todas las ediciones de la feria ciudadrealeña, quien afirma que “nuestra participación ha permitido posicionar nuestros vinos en muchos países del mundo: ahora tenemos presencia en los principales de la UE, EEUU, Canadá, Japón, Rusia y China”.

En su calendario anual, la Cooperativa Jesús del Perdón incluye la alemana Prowein; London Wine, en Londres; Vinexpo, en Francia, y Foodex, en Tokio, “aunque a la única a la que asistimos en el mercado nacional es a FENAVIN, pues consideramos que actualmente es la más importante que se celebra en nuestro país”.

Así, para esta edición, tienen intención de “mantener contactos con distribuidores y clientes con los que ya tenemos negociaciones, y con los importadores que asistan”, además de presentar sus vinos procedentes de agricultura ecológica.

“FENAVIN es una feria sorprendente”

Otro entrevistado, Jesús Cantarero, propietario de Bodegas Fontana, que hace vinos para la DO La Mancha y para la DO Uclés, es un convencido del buen funcionamiento de la Feria, “ya que nos ha permitido abrir importantes mercados, a veces, incluso, con países con los que,
en principio, no nos habríamos planteado ir, como Japón, con quien cerramos un importante negocio en la segunda edición, algo que fue una gratísima sorpresa para nosotros”.

En su calendario ferial se incluyen Vinexpo, de Burdeos y, eventualmente, la
alemana Prowein, aunque, para Cantarero, “FENAVIN es la más importante, ya que nos permite  ver a muchos importadores en muy poco tiempo”.

“Para nosotros es una feria sorprendente -explica Cantarero-, ya que es impresionante el trabajo de captación de compradores que se ha hecho en ediciones anteriores. FENAVIN, que definiría como profesional y muy práctica, creemos que debería realizarse en un recinto mayor, aunque, precisamente, su recogimiento permite a los compradores no escaparse”, bromea.

Por su parte, Manuel Olmedo, asesor de la Cooperativa Virgen de las Viñas, de Tomelloso, asegura que en FENAVIN han arrancado buenos negocios con compradores daneses y con italianos. A su juicio, la presencia de la cooperativa en FENAVIN siempre les ha sido más útil  que en Londonwine, por ejemplo.

Para Olmedo, “es un orgullo que la zona de mayor producción vinícola albergue la Feria Nacional del Vino, además de ser muy útil para nosotros, porque, aunque hoy en día, gracias a la informática y las comunicaciones, es más sencillo vender fuera, es una maravilla que tantos compradores nacionales e internacionales lleguen hasta aquí”. Pero, sobre todo, concluye, “lo más importante de todo es lograr que en Ciudad Real se hable tanto y tan bien del vino como cultura: realmente esto es lo más valioso para el futuro del sector”.

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