Mira que la quiero, pero Ciudad Real no me enamora

Miguel Ángel Mora Cuesta.- Ciudad Real hace tiempo que no me enamora. Mira que la quiero, pero no me enamora. Vivo en ella y con ella más de 50 años. La miro, la mimo, la cuido. Paseo por ella y camino con ella. La quiero desde que era un chaval. Ella me vio nacer y yo la vi morir y crecer. He conocido entre tanto otras ciudades que me enamoraron, por las que puedo decir que me volví loco. Pero, a ninguna he querido como quiero a Ciudad real.
opinion
Serán la costumbre o los primeros pasos, los primeros compañeros y vecinos, pero siempre he vuelto a Ciudad Real. Nunca he dejado de quererla.

Por eso, porque la quiero, me indigno con algunos de sus comportamientos propios de una antigua y vieja solterona desquiciada. La vi morir en la época del desarrollismo urbano de los 70 en que sin idea clara de ciudad nos dedicamos a meter la piqueta en todo lo que quedaba quieto destrozando dentro de rondas toda edificación que no tuviera más de dos alturas para construir en vertical. Lo que no desapareció entonces lo hizo con el último boom inmobiliario. El destrozo fue enorme, la pérdida de patrimonio no se puede calcular; pero gracias a ello la mujer añosa que es Ciudad Real se dio unos retoques y se quedó tan ancha convencida de que ese paso por el quirófano la había dejado sin una arruga; como nueva. No se daba cuenta de que realmente había muerto una gran parte de ella.
Y la vi crecer de nuevo en los 80 y en los 90. Apareció y creció la Universidad, llegó el AVE. Ciudad Real crecía. Llegaban nuevos vecinos aunque muchos no llegaran a empadronarse. Esta Ciudad estaba viva y crecía y crecía. Nuevas grandes superficies, grandes proyectos fallidos como el Aeropuerto o el Reino de don Quijote porque se pensaba que creceríamos indefinidamente. Un inmenso Auditorio paralizado que ha contribuido a dejar en la ruina al Ayuntamiento tras una mala previsión de ingresos,…

Tras crecer y crecer, como en las operaciones de estética hechas en la trastienda de muchas peluquerías, a la vieja solterona se le saltan los puntos y todo se le cae. No importa.Yo la sigo queriendo aunque no me enamore.
Hoy al enfrentarse a esta realidad de mujer sola y abandonada, que no es capaz de asumir, pretende nuevamente reinventarse y, frente al espejo del tocador, darse unos retoques con polvos de las mejores marcas, escucha a los que le aseguran que llevando una dieta milagrosa de recortes todo volverá a su sitio y no se notarán las carnes caídas, las manchas y las arrugas propias de la edad. Piensa que, como en el anuncio de la baba de caracol, en varias semanas de tratamiento de choque adquirirá una belleza radiante propia de la chica de veinte años que pretende ser. Como vieja dama vuelve a engañarse.

PERO a mis años, más de cincuenta, me vuelvo desconfiado. Esta no es mi Ciudad Real. La ciudad que conozco y a la que quiero, la de los pequeños comerciantes, la de los jóvenes estudiantes, la ciudad de profesionales preparados que la han levantado desde talleres de todo tipo, la de los funcionarios, la de sanitarios de reconocido prestigio desde los Centros de Salud al Hospital General, la ciudad en la que se puede pasear tranquilo porque somos gente honrada no puede ser la ciudad que se engaña. Y, desde la desconfianza, hurgo, escarbo, me asomo tras las cortinas, como la vieja del visillo, y me encuentro que no son sus gentes las que se engañan. Esa gente honrada que piensa en el trabajo o en la ausencia de este no es tan tonta como para engañarse. Tras ellos, y en su nombre, otros señores desde el Ayuntamiento pretenden convencerlos de que todo va bien, de que con esos polvos de tocador, una crema de caracol, o si lo quieren un par de bulevares, un parque infantil y unas rotondas rancias Ciudad Real ya ha solucionado sus problemas.

Esos mismos señores que rigen el Ayuntamiento pretenden convencernos de que, a unos meses de las próximas elecciones, ya han dado con la fórmula mágica y que Ciudad Real, cuando terminen no la va a conocer ni su madre de lo bonita que va a quedar. De seguir así las cosas terminarán, no con las obras, si no con la ciudad cuyos bienes administran y cuya salud tienen bien descuidada.

Al fin y al cabo, a pesar de sus gobernantes, a pesar de sus manías, de Ciudad Real he de decir que hace tiempo que no me enamora, que la quiero pero no me enamora. Y, lo peor de todo, porque la quiero, quiero que me enamore y no se deja. ¿No se deja o no la dejan quienes la dirigen?

Yo la sigo queriendo y queriendo que cambie. ¿Será capaz de escucharme y afrontar sus problemas con otros remedios?
r2_ciudadreal

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9 COMENTARIOS

  1. Me pasa lo mismo que a ti, hace tiempo que dejo de enamorarme, pero hay un problema peor para esta madura mujer ¿con que dinero está pagando las cremas y sus operaciones de belleza?
    Tiene el aval de los ciudadanos y nos va a salir muuuuyyyy caroooooo.

  2. Lo de ‘amo pero no me gusta’ tiene un aroma joseantoniano de calado. Amo a España porque no me gusta, decía el fundador de Falange. Bromas aparté, ¿porqué Ciudad Real se identifica con una mujer? Más allá de que el género ciudad es femenino no hay razón alguna para pensar en una ciudad con atributos de mujer. Y si fuera un varón ¿de qué afeites, cremas y embelecos hablaríamos? Hay que pensarlo con más detalle. O tal vez las ciudades todas sean de género epiceno.

  3. Lo de ‘amo pero no me gusta’ tiene un aroma joseantoniano de calado. Amo a España porque no me gusta, decía el fundador de Falange. Bromas a parte ¿porqué Ciudad Real se identifica con una mujer? Más allá de que el género ciudad es femenino no hay razón alguna para pensar en una ciudad con atributos de mujer. Y si fuera un varón ¿de qué afeites, cremas y embelecos hablaríamos? Hay que pensarlo con más detalle. O tal vez las ciudades todas sean de género epiceno.

    • Lo mismo que usted pensaba yo mientras lo leía. Ese tinte sexista y «micromachista» que impregna al artículo (no digo que con mala fe) es el sino de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Imperceptible e invisible para muchas mujeres y para casi todos los hombres. ¿La mujer que enamora y los atributos de mujer pasan por la belleza estética y la juventud?

      • Lamento su interpretación y la del señor Rivero si ven sexismo o micromachismo con eluso del femenino, o atributos de belleza o estética.
        No han reparado en los atributos que conforman la ciudad que me enamora, los de la diversidad de sus gentes.
        Espero que les ayude a realizar un análisis diferente.

        • No creo que sea error de interpretación, sino un problema enquistado en la mentalidad colectiva. Vemos a la mujer «guapa» como aquella que destaca por su belleza, por ser dinámica, activa, por ser merecedora del querer de los hombres. La soltería es síntoma de decrepitud, aquella que no se casa es porque no ha podido enamorar al hombre.

          No es problema de interpretación, sino problema de ejemplificar y equiparar a una ciudad con una mujer. Una decrépita ciudad retocada, con una mujer a la que cuelgan las carnes y se le ven las arrugas y las manchas.

          ¿Serían estos elementos recriminables en un hombre viejo, solterón y con las carnes fofas y arrugas en su piel?

          A lo mejor le ayuda a ver que no es muy acertada la comparativa si repara en una serie de términos: cosificación, micromachismo y patriarcado.

          El caso es que yo veo a esta ciudad como usted. Pero es mía y la quiero igual, como usted. Aunque no comparta su estilo.

          Sin acritud.

        • «Una decrépita ciudad retocada, con una mujer a la que cuelgan las carnes y se le ven las arrugas y las manchas.

          ¿Serían estos elementos recriminables en un hombre viejo, solterón y con las carnes fofas y arrugas en su piel?»

          Exactamente igual de recriminables: NADA.
          El error radica en el no reconocimiento del deterioro y la negación de la realidad y las limitaciones de la mayoría de las personas.

          Me alegra que se analice lo que escribo y se me facilite información.
          UN SALUDO y gracias

  4. 8.511 parados en Ciudad Real. Eso es lo que hay que querer…solucionar.

    Muy bueno Rivero lo del género epiceno. Mi madre hablaba mucho del «género tonto» cuando se refería a ciertos incapaces de hacer las cosas bien, como son los que regentan el género epiceno referido.

  5. ¿No te enamora?
    ¡Prueba con Poblete, que tiene muuuchas casas vacías!
    Igual, al silencio de la falda del volcán encuentras la inspiración para no escribir redacciones escolares… como esta.

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