La cultura como espectáculo

José RiveroEl pasado sábado 29 de marzo, tuvo lugar la ¿puesta de largo? de la centenaria declaración monumental de la Puerta de Toledo. Puesta de largo, merced a un posmoderno espectáculo al uso de ‘Luz y sonido’, que ya ha merecido algunos comentarios, entre airados y sorprendidos; entre alucinados y emocionados. Si es que caben las emociones en tales carruseles audiovisuales.

Comentarios, también encabalgados, tanto sobre el despilfarro contable de los 18.000 euros iluminados en la noche; como de la falta de contenido de la exhibición propedéutica, más propia de los parques recreativos y de los complejos temáticos y tematizados. Incluso, próxima a esa impostura contemporánea de los llamados ‘Mercados temáticos’, ya sean medievales, napoleónicos, quijotescos o simplemente funambulescos.

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Y es que todo ello, toda la consideración conmemorativa y toda la conmemoración considerada, bebe y come en los pastos de la cualificación de cultura como espectáculo; que de un tiempo a esta parte, va ocupando relevantes lugares del ocio programado contemporáneo. Un ocio mixtificado y atolondrado que se quiere confundir con la cultura, cuando no deja de ser una muestra de vacías intenciones por confundir al respetable, dándole gato espectacular en lugar de liebre cultural.

Incluso tal evento ¿festivo?, ha merecido las ponderadas palabras de la regidora Rosa Romero, quien dijo jacarandosa, y no sé si afortunada, que «esta noche era muy importante para todos los ciudadanos y para la historia de Ciudad Real; hoy la cultura en Ciudad Real la escribimos con mayúsculas”. Aunque esa escritura fuera producida no por el talento del pensamiento, sino por un apretado haz de rayos luminosos y de borbotones de sonido.rv_puerta-toledo-091

Aunque yo quisiera destacar, a esta alturas, el hilo conductor del parlamento romeriano, en el que establecía con relación a esa piedra monumental y monumentalizada una suerte de terceto trilógico, al hablar de la Puerta de Toledo, como Monumento, como Símbolo y como Seña (de identidad, con permiso de Juan Goytisolo).

El Monumento para el DRAE, en su segunda acepción, alude a «la construcción que posee valor artístico, arqueológico o histórico«. Cosa evidente, y por ello impronunciable y ya sabida. Mayor dificultad arrastraría la definición de Seña. Sobre todo en la cuarta acepción de ese texto tutelar, al fijar el «Vestigio que queda de una cosa y la recuerda«. Contraponiendo pues, la presencia activa, serena y constatable del Monumento a la ausencia (por ello el recuerdo emocionado) que enuncia toda Seña, vista como vestigio resistente al paso del tiempo y a su codicia. Mientras que el Símbolo sería una elaboración pospuestas y aplazada de todo lo previo. Por ello, la enunciación de «la representación sensorialmente perceptible de una realidad en virtud de rasgos que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada«.rv_puerta-toledo-02

Con lo que el Símbolo verdadero de esa noche irrepetible, habría sido el espectáculo mismo de recreo luminoso y auditivo; y no otra cosa. En un trasunto acelerado ( y también simbólico) de las mutaciones culturales y sociales, que imponen la Posmodernidad desencantada y cínica. Y, también, impuestas por la Política como ejercicio de funambulismo cultural y de persuasión ideológica. Bastaría para ello, rastrear todas las consideraciones acumuladas del ‘Ejercicio cultural’, que se viene produciendo en torno a un entramado netamente simbólico: desde la Fiesta de los Toros, a la Semana Santa, desde el Año Teresiano, al Año Quijote. Un ejercicio en el que se conectan, plausiblemente, los Monumentos, las Señas y los Símbolos cual trinidad laica y perfumada de fiesta. Entremezclándose el terceto trilógico, con otras categorías jurídico-administrativas que van del Bien de Interés Cultural, al Patrimonio Inmaterial, del Interés Turístico Nacional, a  la simple Efeméride celebrativa y conspicua.

Periferia sentimental
José Rivero

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2 COMENTARIOS

  1. Muy bueno.

    Si la historia de la Puerta de Toledo se reduce a los cuatro píxeles proyectados el otro día, estamos haciendo un pan como unas….

    Es más, urgando por la red, encuentro este significado de cultura, un poco cercano a nosotros:

    «Distintas maneras en que la gente vive en diferentes partes del mundo, clasificando y representando sus experiencias y actuando creativamente.»

    Si tomo como buena esta definición de cultura ¿Qué parte de la historia de la Puerta de Toledo ha sido clasificada y representada de forma creativa para el circo del otro día? Vistos los vídeos colgados en la Red, parece que poco o nada.

    Creo que una parte de la cultura, que no se menciona, es el respeto a los símbolos de nuestra historia, y tener durante años un monumento como si fuera una obra….mmmm no sé qué clase de respeto es.

    Porque el otro día por la noche hubo mucho bombo y platillo, mucha charanga y pandereta, pero esta mañana la Puerta de Toledo lucía (lamentablemente) cutre, abandonada y ultrajada con esas vallas y esos escombros y solares abandonados que la rodean.

    Yo también hago acopio del aprendizaje Romeriano y recuerdo un escrito suyo del otro día en el que se criticaba cómo se ha entrenado a los jóvenes para saber manejar las tecnologías, pero cómo se les ha analfabetizado de manera que sean incapaces de crear contenidos para esa tecnología. El vídeo de marras es muy representativo de lo que decía Romera y de lo que critica Diego Peris en su artículo ¿Dónde está el guión, dónde el homenaje a la Puerta de Toledo? Por cierto ¿Qué empresa lo ha hecho? ¿No se plantearon que era un homenaje a un monumento y no una traca de fin de fiesta con música e imágenes?

  2. Pero esta ciudad ¿tiene guión para las huestes municipales? Más allá de los anacolutos del Programa Electoral solo,quedan los eslóganes. ‘Te enamora’, ‘Smart city’ o ‘Para vivir aquí ‘. Polvo de estrellas, muy estrelladas.

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