Cortar y pegar

joseRivero2El ejemplar que conservaba del libro de Paul Morand ‘New York’ (1927) tenía una curiosa particularidad, que podía inducir a error.
Y es que su título podía leerse como si fuera  ‘New York/ Sex edición’.

El libro así llamado, podía ser entendido como una guía sexual y sexuada de las ciudad de los rascacielos y de sus profundidades carnales y negras.

A la manera de Benet cuando escribió sobre New York como la ‘Babel revisada’.

Cuando simplemente ese ‘Sex‘ que alentaba en la portada del libro de Morand,  era sólo un desliz.

Era sólo el comienzo de la definición de la edición que obraba en mi poder.

Así era un ejemplar de la ‘Sexta edición’, que por acción de algún movimiento de pegado/despegado/plegado sobre el papel, había hecho desaparecer la sílaba siguiente, la ‘ta‘.

Y sólo de ese ordinal ‘Sexta‘, emergía, como una bandera ¿de combate? la soledad del ‘Sex‘.

Como pude comprobar al contar, justamente, con esa repetida ‘Sexta edición’ del año 1957.

Igual pasó en otra ocasión ya lejana, al comprobar que la impresión de la lencería hospitalaria (azul sobre blanco) de un centro público, señalaba un recinto racial y no sé si xenófobo.

Como si estuviéramos en Berlín en 1933.

Toda vez que lo que se podía leer con claridad, sobre aquella cama hospitalaria era: ‘Hospital ario’.

Cuando la sabana se desplegó y se acomodó a la planeidad del colchón, se produjo la rectificación de la impresión anterior.

Y todo quedó y así pude leerlo como  ‘Complejo hospitalario’.

Para tranquilidad de los posibles pacientes hebreos.

Oigo, no sé si con razón o sin ella, referirse al padre de la pintura Pop americana, Andy Warhol, tanto en  ‘Warol‘ como ‘Warjol‘.

Cuando bien cierto es que su auténtico apellido eslovaco es Warhola.

La alteración de las pronunciaciones, da tanto juego como la alteración de las palabras.

Y eso ya ocurría, tempranamente, en ‘El Quijote’.

Cuando se señala y se advierte en el capítulo 26 de la Segunda Parte: «Niño, niño, seguid vuestra historia en línea recta, y no os metáis en las curvas o transversales».

Pues ese es el resultado de lo contado, perderse en las transversales o perderse en los sinsentidos ocultos de las palabras.

Como cuando Sancho se perdía, y cambiaba la voz ‘Reducida‘ por la más sonora ‘Relucida‘.

Sería por los brillos y atalajes.

Y cambiaba también el designado ‘Personaje‘ por el ‘Presonaje‘.

Igual que hiciera el grupo ‘Triana pura’ con su canción  del ‘Probe Miguel’. Un Pobre que había devenido en Probe.

He conocido a ilustres de la política casquivana decir que «Yo tengo un ‘pograma’. No como otros. Que ni van ni vienen, ni tiene programa”.

Y por ello, tras la admonición de la palabrería suelta y atravesada, que realiza Alonso Quijano, Sancho concluye, dirigiéndose a él con un quejoso lamento: «Que no me enmienden los vocablos si es que entiende lo que quiero decir en ellos«.

Por tanto: aunque me pierda, vuesa merced tenga el tino de encontrarme a mí y a mis palabras. Aunque sean atravesadas.

José Rivero
Divagario

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4 COMENTARIOS

  1. Creo que se denomina metátesis a esa alteración de letras en una palabra: poblema, pograma, fúrbol… Prevaricaciones del buen lenguaje. !Son tantas!

  2. La dialectología culiparda da para mucho:

    – Arbañil (por albañil)
    – Arquilés (por alquiler)
    – Tomates ran (por Raff)
    – Fenefa (por Cenéfa)
    – Incustrado (por incrustado)
    – Paeres (por paredes)

    Muchas de ellas dichas a diarios por los «ilustres ignorantes» que se entrevistan en las radios locales para que den explicaciones sobre sus públicas tareas. Si hablamos del uso de la J como sustituta de la S, ya es criminal (mojca por mosca), como la desaparición de la d fricativa y el consiguiente «estoy hinchao».

    • Incluso los ‘charles’ o ‘chaleles’ por los chalets de toda la vida. Aunque eso también se de en Jaén y Badajoz. Donde juegan con lo ‘daleao’ por ladeado.

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