Puertollano: Concierto de Viento-Metal y Percusión en el Auditorio Municipal

El pasado martes 12 de abril tuvo lugar en el Auditorio Municipal “Pedro Almodóvar” de Puertollano el concierto organizado por el departamento de Viento-Metal y Percusión del Conservatorio Profesional de Música “Pablo Sorozábal”. El concierto contó también con la participación de profesores y alumnos de la Escuela Municipal de Música y Danza de Daimiel.
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La primera parte estuvo protagonizada por alumnas de danza de Daimiel, que pusieron mucha entrega en realizar dos coreografías de Paqui Bravo. La primera de ellas sobre música de Miguel Herreros, quien también estuvo en el acompañamiento musical junto al resto de componentes del “Nuevo Sexteto+2”. La segunda coreografía fue sobre la obra “Hoo-Daiko” del compositor norteamericano Robert J. Damm. Esta pieza, con clara influencia asiática, fue interpretada por un grupo de percusión liderado por José Andrés Sáez con mucha energía, la cual se contagió al público asistente.

Para la segunda parte, los profesores de Viento-Metal y Percusión del Conservatorio de Música tomaron las riendas musicales de la velada. La interpretación de la sonata para trío de metales de Francis Poulenc llevada a cabo por Francisco José Velasco (trompeta), José Francisco Violero (trompa) y Fernando González (trombón) estuvo llena de matices y elegancia. Fue un preludio fantástico para una segunda parte de gran altura musical. Después de Poulenc volvimos a la música de Miguel Herreros, quien había compuesto una obra por encargo del Departamento de Viento-Metal y Percusión del “Pablo Sorozábal”. Para dar vida a esta fabulosa pieza se unieron al trío de metales mencionado anteriormente José Francisco Miñana (tuba), José Andrés Sáez y José Vicente Iris (percusión). La pieza, titulada “El diálogo de la compañía”, cuyo estreno absoluto tuvo lugar en la noche del pasado martes, emulaba el diálogo entre diferentes personajes de “El Quijote”, de Miguel de Cervantes. Cada instrumento representaba un personaje diferente, y al terminar la obra era inevitable no asociar a Sancho con la tuba o a Dulcinea del Toboso con la trompeta, y por ello los aplausos fueron largos y sinceros para el compositor y los intérpretes.

No terminó ahí el concierto, aunque los minutos volaban dada la calidad del mismo. El sexteto de profesores volvió a sentarse para interpretar dos obras más: “Spiritual jazz suite” arreglada por Lennie Niehaus y “Lágrimas negras” de Miguel Matamoros. Fue un fin de fiesta a la altura de un fantástico concierto y el público demostró con su larga ovación que lamentaba la llegada del final del mismo.

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