Los actuales riesgos para la Unión Europea

Centro de Información Europe Direct Ciudad Real.- La Unión Europea es una gran construcción supranacional, con instituciones propias y un mercado común tal y como le corresponde a una economía fuerte y estable.
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Pero no todo es política y economía, significa igualmente seis décadas de paz, prosperidad y concordia entre sus pueblos, nace en una etapa de posguerra, de odio, rencor y heridas aún abiertas, logra superar esa fase de tensión derivada de las dos últimas guerras mundiales, y de los 6 primeros Estados fundadores pasa a los 28 que son actualmente, de una unidad económica (Mercado Común Europeo) a una unidad política (Unión Europea) y conforma un Estado del Bienestar amplio e instituciones plenamente democráticas.

El camino no ha sido fácil, se han tenido que sortear muchos obstáculos y dificultades. Hoy, una vez que parecía superada la crisis griega, en la cual se ha visto la solidaridad entre los Estados de la Unión Europea y la implicación de sus instituciones en caso de dificultad, recesión o desventaja por parte de uno de sus miembros, ha llegado quizá la que podíamos considerar como la cuestión más grave a la que se ha tenido que enfrentar la Unión Europea en mucho tiempo, como es el hecho de que un Estado miembro decida abandonar la Unión. Anteriormente solo se había dado el caso de Groenlandia – y no se trata de un Estado miembro sino de un territorio autónomo perteneciente a uno de ellos, a Dinamarca – y además puede marcar un precedente.

Las instituciones comunitarias, lógicamente, han respetado siempre y en todo momento la decisión tomada de forma democrática por el electorado británico, sin recurrir a contraofertas que pudieran ser vistas como aceptación de políticas populistas que recurren al chantaje o a cesiones que pudieran menoscabar los principios de igualdad de trato de todos los Estados miembros. Los partidos euroescépticos, no solo del Reino Unido, achacan el fracaso de la permanencia de este Estado en la Unión al inmovilismo comunitario, cuando la igualdad y la solidaridad entre Estados miembros constituyen pilares incuestionables de esta Unión.

Con el llamado “Brexit”, la Unión Europea pierde su segunda economía nacional más fuerte (después de la alemana, aunque fuera de la zona euro), su cuarta economía exportadora, uno de los Estados miembros que con más ahínco defiende el libre comercio y contribuía con su electorado a la moderación política en el seno del Parlamento Europeo, así como su gran intermediario internacional con las regiones y países anglosajones (como los Estados de la Commonwealth y sobre todo Estados Unidos).

Por otra parte, se trata de un indicador de los obstáculos a los que se ha de hacer frente hoy: la pérdida de confianza de los ciudadanos hacia las políticas comunitarias (sobre todo en regiones, como la Inglaterra rural, donde históricamente han sido más contribuyentes de ayuda a zonas más desfavorecidas, como Escocia, que receptores de ella); el ascenso de los partidos populistas y euroescépticos (tanto por la extrema derecha, como el lepenismo en Francia, como por los nacionalistas y secesionistas); las crisis migratorias, sobre todo la crisis de los refugiados sirios; los ataques terroristas que han golpeado Europa en las últimas décadas, y sobre todo, la crisis económica, con dos recesiones en los últimos siete años y un incumplimiento de las expectativas sobre el descenso del desempleo, sobre todo entre los más jóvenes.

No obstante, el camino no ha sido fácil, en ninguna de las etapas de la Historia de la unidad europea, siempre han existido obstáculos y dificultades, y sin ellos no habría retos a los que hacer frente, y que son en definitiva los que ayudan a progresar y avanzar.

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