Creaciones: El Despertar de José María Martínez Taboada

Jesus Millán Muñoz.- No es mi costumbre comentar obras-creaciones de autores vivos, pero quizás, siempre cabe una excepción, este libro-obra de literatura-filosofía, de José María Martínez, que creo es un seudónimo de otra persona, que en la humildad esconde-tapona un poco su nombre, con lo que a mi personalmente, en tiempos de tantas famas y notoriedades, me parece una postura loable. Editado por Punto Rojo, S.L. Isbn: 978-84-16611-16-4. Haremos unas porciones-catas-degustaciones de sabiduría-conocimiento de esta obra:
opinion
– A mi esta obra me da “un aire de familia”, como diría Wittgenstein, con Khalil Gibran, sin menoscabo de la originalidad y profundidad de este libro que estamos arando-comentando, mínima y modestamente. Esa mezcla oriental con el gran viejo maestro Platón, el de los Diálogos, que tantas sinfonías han ido rezumando a lo largo del tiempo. Y también ecos del Mundo de Sofía, de Gaarder. Reitero sin menoscabo de su creatividad y originalidad y valor de este libro-obra-producto cultural pero arañamos algo de sus significados.

– Nos dice Agustín, el personaje del libro: “el filósofo está en la realidad” (pág. 27). Nos suena o tiene ecos de Zubiri. Mejor de toda la tradición Platón-Aristóteles y todos los pensadores durante siglos. Y nos lleva a nosotros a pensar, qué es la realidad, la inmensa y extensa realidad, como un mar enorme, la realidad interior, la realidad exterior. Prosiguiendo el “filósofo se planta en la realidad dándose cuenta” (pág. 34).

Tomás, el otro interlocutor del diálogo, en un momento indica: “pero, ¿tan difícil es darse cuenta de la realidad?”. Al final quizás aquí esté una de las grandes preguntas de este libro, de esta obra, quizás de la vida, dicen que más o menos, parafraseándolo, Nietzsche decía, “¡Cuánta verdad está usted dispuesto a soportar!”.

Tendríamos que plantearnos, que para captar la realidad, sea de un ente, o un conjunto de entes, tenemos que utilizar una serie de conocimientos, de muchos saberes, y después además, nuestra mente, o diríamos nuestro ser, y toda la acumulación cultural. Al final, no olvidemos que la captación de la realidad, no es la misma, hace un siglo o diez, que ahora, que suponemos dentro de cinco siglos…

– Proseguimos: “Esta habitación, y todas las cosas que hay en ella, yo te pregunto: ¿son reales?” (pág. 61). Esta, una de las tantas preguntas, es al menos un problema que nos viene desde los griegos, posiblemente antes, y aunque parezca difícil de entender, quizás no lo hayamos resuelto, ahora le damos la interpretación que todo está formado por los átomos, y más pequeño que los átomos, las partículas o los quarks, ¿pero son los quarks lo más pequeño de la naturaleza?, ¿y lo más grande, solo existe este universo o existe un multiverso? En definitiva, la cuestión eterna de la realidad, siempre que parece llegamos a un límite o conocimiento definitivo, se abre una nueva habitación que nos lleva a un nuevo palacio. A nuevas preguntas, a nuevas respuestas, o mejor dicho, a la pregunta de siempre, pero con nuevos enunciados…

– Con fórmula feliz, de gran contenido metafórico y conceptual, uno de los protagonistas hace un elogio de la lectura: “Su cerebro estaba habituado a procesar una sustanciosa porción de páginas al día” (pág. 69). Diríamos que hay personas, que quizás siguiendo a Popper y sus tres mundos, existen diversas realidades, que están en planos paralelos, la realidad interior o de su ser, la realidad exterior, la realidad mental o conceptual. Esos tres mundos son necesarios, su mundo como sujeto, el mundo exterior como Realidad o Naturaleza, el mundo interior del pensamiento-concepto-idea. Nuestro protagonista del libro, uno de ellos, indica, necesita, después de dos semanas de convalecencia en el hospital, esa “substancia de la lectura”.

– Entremos, para ir terminando esta pequeña crónica, en un tema más vitalista, dirían hoy, más moral, más estoico: “la vida tenía su cuota de dolor” (pág. 70). Diríamos que aquí con esta frase se aborda en el libro, no los temas del conocimiento, no los temas metafísicos, sino los temas de la moralidad y de la ética y de la práctica y de la acción, que en definitiva están interrelacionados con los anteriores, ya que todas las cuestiones de la filosofía se besan entre sí.

La vida tiene una cuota de dolor y una cuota de alegría. No me atrevo a indicar de felicidad y de angustia, el gran tema de la ética desde los griegos, supongo que desde la prehistoria, con todas sus interpretaciones. Dónde está tu corazón allí está tu felicidad, podríamos indicar enredando la frase del Nuevo Testamento.

– Para terminar dejemos al lector, invitamos al hipotético lector o lectora que se introduzca en las aguas de este libro, de fácil lectura, pero que nos trae grandes problemas del mundo, de la humanidad, me atrevería a decir. Dice Google, que ha calculado que existen en el mundo ciento treinta millones de libros, ya supongo habrá aumentado, el Quijote, sería uno, todas las ediciones del Quijote, las miles de ediciones, serían solo un libro. Ésta obra-libro, es uno más entre esos ciento treinta o ciento cuarenta millones que existan.

Invitamos al lector o lectora que prosiga con las hojas de este libro, que en definitiva, habla de todos y de cada uno de nosotros. Y por último le indico al escritor, residente en Sigüenza, que se autotitula, escritor cristiano, que prosiga con sus quehaceres y menesteres, de observador, de escritor, de pensador, de filósofo, y creo yo que por solo escribir este libro, se merece, que ya le otorguen ser funcionario de pleno en la Enseñanza Secundaria, y no solo interino. En estos días que su desvelo es este menester, le deseo que obtenga una plaza de titularidad de funcionario hasta el fin de sus días. Paz y bien.

 

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