Rincones: Pino caído en el Parque de Gasset de Ciudad Real

Jesús Millán Muñoz.- En estos últimos meses un pino de grandes dimensiones ha caído, y con buena voluntad y finalidad, lo han sujetado y lo han mantenido haciendo las labores de cuidarlo para que sobreviva… A mi entender este pino caído, horizontal prácticamente a tierra, sujetado por una estructura para que no se rompa del todo, puede servirnos para algunas reflexiones.
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Es mi intención de ir realizando algunos artículos que denominaré “rincones” sobre pequeños aspectos de la realidad geográfica, diríamos de la micro-microhistoria. Y empezamos con este rincón.

Creo que ha sido una gran certeza mantener el pino, no terminarlo de arrancar, porque entre otros motivos, diríamos que es o puede ser el símbolo o la metáfora de la humanidad, del ser humano, de cada persona, diríamos ese ciclo de nacer, crecer, reproducirse, morir. Pero de momento este árbol continuará con nosotros.

En una prosa austera, como la que suelo utilizar, intentando llegar o expresar, lo que denomino “nuevos aspectos de la filosofía práctica”, es decir, no solo temas de moral y ética y de derecho o de política, que es la descripción clásica de filosofía práctica, sino ampliar estos temas, a cuestiones pequeñas y rutinarias, incluso anecdóticas, pero que el ser humano se ve obligado o le puede sugerir nuevas “ideas y nuevos enfoques y nuevas perspectivas y nuevas dimensiones”, porque tanto lo pequeño como lo grande está incubado de grandes cuestiones, incluso metafísicas.

Este árbol caído, este pino caído, pero todavía no muerto, no terminado de arrancar por el ser humano, caído por los avatares de la edad, de la geografía, del suelo, del ambiente, de las circunstancias, sería algo similar a lo que nosotros somos, siempre cayéndonos y siempre levantándonos, siempre torcidos y siempre derechos, siempre esperando que mañana sea un poco mejor que ayer, siempre temiendo y siempre deseando. El árbol con sus múltiples ramas, tronco, raíces, hojas, con sus funciones en el conjunto de la naturaleza es el símbolo-metáfora-paradoja-simil de lo que nosotros somos.

Somos, somos lo que somos, pero también somos lo que somos con las cosas, somos en las cosas, somos contra las cosas. Somos en las ideas y conceptos y enunciados, somos en los deseos y pasiones, siempre que estén armonizadas y equilibradas, somos en ese mar enorme de sociedad-cultura-historia, somos en la galaxia del mundo metafísico-espiritual-religioso, pero somos también en las cosas. Cosas que pueden convertirse en símbolos, metáforas, signos, conceptos, concepciones… Y este árbol caído, en la mitad de un parque, en la mitad de una ciudad, en la mitad de un mundo, puede serlo.

Ciertamente existirán en los bosques y selvas del mundo, miles, docenas de miles de árboles tumbados. Pero éste, es un árbol caído y tumbado, pero todavía vivo y existente, con la ayuda y colaboración del ser humano, lo mantiene y se mantiene, le ha puesto tierra en las raíces, le ha sujetado con un engarce, para que no caiga del todo, con ramas y con hojas. Ahora este árbol, puede dar un nuevo salto, un nuevo paso, acabar teniendo un nuevo significado, siendo un nuevo significante… O dicho, de otro modo, este “pino puede entrar en la pequeña historia o microhistoria de la ciudad que lo habita y en donde habita”. Es decir, el ser humano puede darle nuevos usos, nuevos usos simbólicos…

Este árbol como símbolo-signo-señal de la vida, como la esperanza de la vida, como unas generaciones son seguidas de otras, unas generaciones son consecuencia de otras, como una vida es consecuencia de otra, como toda vida es y tiene un antecedente y un consecuente, y toda vida es importante, este árbol es importante, todo ser humano es importante, no solo para él o ella, sino para todos, para los anteriores, siglos de generaciones anteriores, siglos, esperemos de generaciones que seguirán. Quizás, en el futuro no conozcan nuestros nombres, pero si quedará algo de lo bueno y de lo menos bueno que hemos realizado y hablado y deseado y pensado…

Hoy la industria cultural y la industria de turismo es esencial para el desarrollo de los pueblos, de las comarcas, de las ciudades, de las aldeas, de las regiones… Nosotros, que vivimos y existimos en una región, entre las dos centenas y pico de regiones de Europa, parece ser que nosotros, la Mancha, es en muchos factores y variables, de las últimas en desarrollo. Por tanto, tenemos que intentar cambiar la mentalidad, intentar emprender en todos los campos y en todos los sectores de la sociedad, para que de ese modo nos desarrollemos en todos los factores y variables de la realidad, para que nosotros también podamos vivir y existir con dignidad y honestidad, para que nosotros también comamos de la parte del pastel, que nosotros estemos en la mitad del desarrollo o en la media de todas las regiones de Europa, y no al final. Nosotros también tenemos derecho a un lugar bajo el sol, igual que el pino del que comentamos…

Bueno, sería que se estudie y se analice, que por ejemplo, el día del comienzo de cada primavera, como símbolo y metáfora, se realice al lado o al pie de este árbol, un discurso, un testimonio de la alegría de la primavera, se reciten algunos versos, se cree una especie de recuerdo, y por tanto, se simbolice y se cree una pequeña fiesta. Eso sí, sin alcohol, sea una fiesta de alegría y esperanza pero sin alcohol. Ahí dejo la mano o el guante con dedos, para que recoja la carta y el sobre quién desee y quién pueda y quién quiera…

 

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