Ciudad Real: Zocho dio su primer concierto en solitario en Pachamama

Texto y foto: César Muñoz Guerrero.- El concierto de Zocho del pasado sábado en Pachamama dejó en los espectadores una expectación curiosa. Brilló el sustancioso pero corto repertorio de su primera grabación, el EP Resaca de amor. De ahí que las demás canciones brillaran como lo que es nuevo.

La muestra alcanzó la categoría de resurrección con la presencia de El tiempo del afilador, composición de hace dos décadas que formó parte del catálogo de uno de los grupos primigenios del barcelonés.

Pero entre temas inéditos, modificaciones de arreglos y resurgimientos un fenómeno se erigió en atracción invisible de la noche. Antes de interpretarlas, el cantautor ejerció de comentarista de sus propias obras, para lo que no dudó en enumerar anécdotas e influencias de todo tipo. Esta faceta tuvo un interés de excepción, puesto que a menudo los  artistas son reticentes a la hora de descifrar particularidades aludiendo al libre albedrío o la legitimidad de la confusión en letras y melodías.

En algunos momentos, además, a Zocho lo acompañó la violinista y arreglista Gema Gómez-Pimpollo, que dejó muestra de su buen gusto y afán de perfeccionamiento.

El lenguaje musical de Zocho es optimista. Sea por las hechuras, sea por la puesta en escena, la conclusión es clara: sus personajes corren en paralelo a la desesperación, llevan a gala un estoicismo que los inmuniza. Frente a los delirios de grandeza del dramatismo que contamina tanto arte devaluado, estos figurantes no tienen problemas existenciales ni vidas que pendan de un hilo, sino que saben que estas no son blancas ni negras, y ese puede ser el gran logro de su esforzado padre.

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