Los nuevos Torquemada o en busca del candidato excelso

Manuel Valero.- El pasado, ese tiempo remoto que deja su impronta con más o menos severidad en la piel de cada cual, se ha convertido en un estúpido rastro digital. Esa baba de caracol es para los candidatos y candidatas electorales un ungüento letal.

Ninguno se escapa, nadie está libre de sombras, no existe ser inmaculado que a la vez tenga condiciones para dedicarse a la política porque el mero hecho de hacerlo denota  ya cierto hálito pecaminoso. Como suele ocurrirnos a los españoles vamos de un extremo a otro. Mientras los tiempos venían henchidos de trabajo y había dinero para todos, o casi, los tejemanejes de los principales partidos políticos, algunos de sus dirigentes y sus contables pasaban casi inadvertidos en medio de la jarana. Había curro, sólo había que pasar y servirse: de peón de albañil cuando el boom de la cosa o de funcionario de empleo  que para eso ibas retirando el barro por donde pasaba el jefe.

Pero llegó el largo y seco estío económico, dejó el sitio lleno de calaveras, envió a las filas del paro a miles de desdichados y a la cárcel a unos cuantos listos de cuello alto. Hay listos porque hay tontos pero puede haber tontos sin que tenga que haber necesariamente listos. La crisis económica esa que no se quiso ver descorrió la cortina de repente donde se estaba celebrando la orgía y descubrió a más de uno a medio calzón. Entonces estalló todo, la contabilidad del PP, la financiación del independentismo catalán apadrinado por la familia Pujol, los asados de vacas en la lumbre del dinero de la Andalucía socialista, las mañas para trincar en la SGAE, el asalto corsario de las cajas de ahorro y sus tarjetas, las componendas del yerno real, el tocomocho nacional y tal y tal. La penuria despertó al personal de la modorra. Su penosa situación contrastó con el saqueo cotidiano por parte de ciudadanos que se suponían ejemplares.

Y la cosa prosiguió. Las redes sociales, twitter, Facebook, Youtube y el periodismo de trinchera de uno y otro lado iniciaron un rastreo implacable para descubrir los ángulos opacos del enemigo, ponerlos en almoneda y despacharse a gusto. Comenzó la era Torquemada y no quedó ni partido, ni candidato sin su baba de caracol aventada a los cuatro vientos. Candidatos que burlaban a Hacienda, pederastas, ladrones, homicidas, maltratadores, terroristas,  vividores, explotadores surgieron de todas partes y de todos los partidos en una guerra que continuará hasta la batalla final de las urnas el 28A… Y más allá, el 26M.

Las redes sociales han creado una nueva sociología que potencia el insulto, la amenaza, el desprestigio, la burla, la calumnia en la nueva democracia virtual y en los comentarios a los periódicos en la red. Y por otro lado se han convertido en el ojo fascistón e inquisidor que todo lo rastrea hasta lo más ridículo con tal de hurtar al oponente un puñado de votos.

Ahora hay que ser impoluto, perfecto, níveo, intachable para atreverse a asomar la cabeza bajo la guillotina de los nuevos moralistas que amenazan la misma democracia porque si aplicamos el dicho cristiano de dar un paso al frente a condición de estar libre de mácula, habrá muy poquita gente que pueda hacerlo, si es que la hay, con el consiguiente riesgo para el sistema. 

Las redes sociales surten un variado menú que va de extremo a extremo doctrinal e ideario. Depende de quien cuelgue, quien rastree. Así que uno se pregunta si habrá alguien ahí fuera que sea un santo según este puritanismo malévolo que tiene más de cinismo político que de rigor religioso. Si los ciudadanos electores fuéramos inmaculados no votaríamos a ninguno porque si aquel vive como Dios representando a los pobres de la tierra, el otro niega aberraciones históricas, o hace trampas a la cuatrola en las primarias o tiene un piso en Mahón que no lo ha declarado, o hace cursos más falsos que Judas y se titula, o monta una sicav mientras encabezaba manifestaciones modernas en pro de la justicia universal.  La democracia puede colapsar como siga esta competición de rastreo y se hará entonces realidad la fábula de Saramago. Normal será que los candidatos suden lo suyo para completar una lista de personas, ya no honradas, no,  sino divinas, excelsas, extraterrestres. Aburridas.

Pues me niego a admitirlo. Los candidatos/as  son seres humanos y salvo que hayan sido unos malasombras con premeditación y alevosía, me fío más de su compromiso en el momento en que han dado el paso para adentrarse en el triturador de la política que de su expediente vital. Nadie es perfecto. Solemos vociferar- no hay más que echar un vistazo a los comentarios de este digital– cuando vemos desfilar a los políticos camino de los juzgados, nos desgañitamos cuando conocemos los trucos del almendruco de aquel personaje de postín… pero ¿quien no ha escamoteado el IVA en el taller o le ha pagado al urólogo sin papeles ni nada o ha hecho una trampita inocentes…  Que diga yo. O sea, nadie.

Exijamos políticos/as honestos, coherentes y si puede ser competentes aunque tengan sus defectillos porque como nos pongamos estupendos y exijamos la perfección ya podemos hacer lo que Diogenes, encender un farol y salir a buscar mirlos, o sea, hombres. O mujeres perfectas. Y mientras que esperen las urnas. O  que no esperen: son preferibles presentes llenas de defectos, que ausentes colmadas de pureza. Amén.

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5 COMENTARIOS

  1. Algunos nombres: Cosculluela, Anguita, Bustinduy, Baldoví, Llamazares…

    Los hay que resisten todo eso que dices, y más.

    El resto es pura bazofia. Y se merecen lo que les caiga. Por impostores, falsos, hipócritas o devoradores de la democracia en beneficio propio.

    Con la suma de los líderes del Trifachito no se hacen ni las suelas de Baldoví.

  2. Qué buen artículo y que sensatamente católico.

    Cunde el puritanismo en una sociedad que es intrínsecamente hipócrita porque es sencillamente muy cobarde y comodona.

    Públicamente expreso mi apoyo abierto a VOX, por primera vez me siento representado por una opción política, ya me desengañé del PP hace mucho tiempo.

    Pero eso es lo de menos, lo que más hecho en falta de un verdadero líder es que sea capaz de decirle a los votantes también las cosas que no gusta oir.

    Y dices una gran verdad, nos ha dado por interesarnos de lo público cuando llegó la crisis.

    La corrupción es un fenómeno de los de arriba y de los de abajo.

    Los perfiles más comunes de los políticos que tenemos son reflejo del de sus votantes. Intrínsecamente cobardes con el poderoso, e interesados en beneficio propio.

    Echo de menos al político de perfil intelectual, al analista y al estadista.

    Nunca está de más el tecnócrata.

    Pero nunca aceptaré al que más abunda, al idiota.

    Al idiota le temo más que al corrupto, que siempre acaba pillado y posiblemente condenado.

    El idiota puede engañar a otros idiotas, y los hay por millones.

    Creo Manuel en la necesidad de trascender a la sobre información que padecemos.

    No olvidemos de donde venimos, cómo somos y qué realmente queremos.

    Y sobretodo no nos olvidemos que más que el dinero y el interés, nos domina el MIEDO.

    Y ese es el gran agujero por el que circulan todo tipo de manipulaciones y mentiras.

    Cuando perderemos ese miedo?? Cuando honestamente admitamos que nos equivocamos con sorprendente facilidad.

    Lo sabemos, pero no lo reconocemos.

    Enhorabuena por tu artículo. De lo mejor que he leído en muchas semanas.

    Eres un buen periodista, siempre en busca de la verdad.

    Y un ejemplar cristiano.

    Yo no.

  3. Es cierto que ha surgido una plaga de nuevos moralistas no profesionales que no son conscientes de los peligros de sus actos cuando deforman la ética a su antojo.
    Pero no olvidemos que ‘como es arriba, es abajo’….

  4. Es evidente que los políticos son humanos, que van al water y que unos utilizan papel de doble capa y otros han utilizado papel del Elefante…..que ventosean y se huelen sus propias flatulencias. Y los votantes sabemos de tales circunstancias. Por ello, cuando llegan unos comicios, nuestro voto debe de ser lo más inteligente y práctico posible.
    Tengo muy claro que el desamparado, el parado de larga duración, el idealista que pretende cambiar el mundo……, oirá cantos de sirena de los partidos que prometen solucionar su problema. Pero sin decir de donde van a sacar los fondos para ello. ¿Más impuestos? Eso es menos dinero disponible para gastar, crear riqueza, nuevos puestos de trabajo. ¿El dinero no es de nadie?….son lumbreras los que se atreven a decir eso, por no denominarlos cínicos. ¿Renta universal? Finlandia ya ha llegado a la conclusión de que los experimentos…con gaseosa. Lo de las becas para que regrese gente que se ha ido….¿se favorecerá la contratación de estos jóvenes en las empresas? o se trata solo de comprar su voto (el PSOE es experto en ello)
    El BDE ha llamado la atención al actual gobierno indicándoles que vamos mal de seguir disponiendo de dinero que no tenemos y que nos prestan (por ahora). La deuda en Marzo es del 97,5% del PIB….una locura. Varias generaciones están ya entrampadas y con unas expectativas económicas incluso peores que las actuales.
    En fin, el político tiene la obligación de gestionar, de la mejor forma posible, lo que los votantes les legamos: educación, sanidad, infraestructuras, economía…..
    Y ya termino: si hubiera un partido que prometiera anular la Ley d’Hont, que cambiara las votaciones a dos vueltas, que explicara claramente sus objetivos (aunque luego las circunstancias no permitieran conseguirlos todos), que se comprometiera con los sindicatos y la patronal a acometer los problemas que impiden mejorar los contratos (la CEOE dijo que era hora de subir los sueldos y ahí se quedó el tema), que cambiaría las Leyes para que todos los que han metido mano en la caja común devuelvan hasta el último céntimo todo lo robado, que serían tamizados por la Ley todos los que la han incumplido (ya sea «regio», «colina», del sur….), que ilegalizaría a los partidos independentistas o que no acaten la CE, igualmente a los partidos antisistema (como el del Churches)….estoy seguro de que ese partido barrería en dichas elecciones. Pero todos se presentan, nosotros votamos, ellos se alinean con otros de la manera que les interesa como partido (olvidándose de los votantes) y cuando llegan al poder….patada pa’lante. And so on.

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