Aldous Huxley: Un mundo feliz (Cómo acabar con la pobreza y los atascos de tráfico)

El escritor Aldous Huxley permanece en la memoria de los que tienen memoria por su novela Un mundo feliz. En ese libro se describía un futuro en apariencia confortable, pero que el mismo George Orwell, al opinar sobre su colega escritor Huxley, describió con una comparación con el infierno.

A la gente de ese mundo feliz le proporcionan droga para que no piense. Para que no piense, sobre todo, en la muerte. La droga se llama soma, vocablo extraído al parecer de la mitología hindú o puede que de la historia de la India. El soma es el antidepresivo perfecto, el Bálsamo de Fierabrás contra los tétricos abismos del pensamiento. Por otra parte, el soma permite a la gente trabajar, ser productiva, ganar dinero y gastarlo. Eso, en líneas generales, pues Huxley previó una sociedad perfecta en apariencia, un infierno con aire acondicionado en el que el pueblo no tendría que pagar por nada. Todo es gratis. Hasta el amor. O más bien deberíamos decir: hasta el sexo. Lo cual no es poco mérito, si lo piensan, mis escasos lectores.

Por supuesto, en el mundo feliz existen los desperdicios, la basura humana, pues es bien sabido que un mundo sin tontos y sin basura es una entelequia, una utopía, un cuento para niños, y para niños que no sean muy listos. No solo son inevitables los tontos y la basura, sino que son imprescindibles para que las sociedades perduren siquiera unos siglos o unos decenios. En el mundo feliz de Huxley, la basura y los tontos son lo que él denomina «salvajes», al menos en la traducción española de esta obra maestra distópica. Con ellos, con los asociales, marginados y renegados del sistema onírico-capitalista imaginado por Huxley, el lugar donde pudrirse son las reservas. Como lo oyen. Reservas de indios para los que se obstinan en permanecer libres de las drogas pero esclavos del sufrimiento. La elección es sencilla de plantear aunque quizá no tanto de resolver: o felicidad o libertad. No hay forma de optar por ambas, ni siquiera en una pequeña medida: uno es libre o es feliz, no puede ser las dos cosas al mismo tiempo. Se opta por una o por otra. Y quien lo hace, lo hace para siempre, hasta la tumba. La libertad y la felicidad son alternativas excluyentes, según Huxley.

En el mundo de principios del siglo XXI, el nuestro, falta tal vez la visión de un Aldous Huxley. No porque esta época carezca de genios o de ingenio. Sobran, en sentido literal, las mentes lúcidas (sobre todo en los vertederos, manicomios y celdas de castigo, afirman los cínicos), pero la cuestión de las drogas, que Huxley abordó sin prejuicios, ha tomado en nuestra época un marcado cariz económico y político. Lo cual resulta chocante, porque se nos enseña desde el colegio y la TV que la cosa de las drogas es una cuestión policial, judicial y penitenciaria, si se llega al talego. Hace cien años, cuando Huxley observaba la Humanidad entre divertido, asombrado y, nos tememos, entristecido, la cuestión drogadicta, por así llamarla, era más sencilla de examinar, menos imbricada con los mecanismos de poder de lo que está en el año 2021. Y ello por una sencilla razón que hubiera asombrado al mismo Huxley: la sociedad que el previó, al menos en líneas generales, se ha establecido sin mayor problema. En Occidente, disponen sus ciudadanos de productos que les hacen más fácil la vida: se trabaja menos y hay más tiempo libre, al menos para la minoría privilegiada de proletarios del primer mundo, aquellos que cobran un sueldo que les permite comprar los lujos de la técnica. El infierno con aire acondicionado es una realidad para unos pocos. El otro infierno, el que no paga recibo de la luz por refrigeración, lo es de otros muchos, pero esos no interesan a nadie: se llaman pobres.

En el mundo tecnológico del siglo XXI hay más pobres que antes. Más que nunca. Hay más población que antes. Concretamente, en la Tierra hay cuatro seres humanos por cada uno que existía en enero 1933, fecha en que, por cierto, Adolf Hitler tomó el poder en Alemania. Ocho mil millones de personas en 2021 frente a dos mil millones en los días en que se publicaba por vez primera Un mundo feliz. Esas son las cifras. La población de este planeta se ha cuadriplicado en menos de ochenta años. Para quien sepa multiplicar o siquiera sumar, estas cifras serán esclarecedoras.

Para quien suspendiera las matemáticas en el cole y accediera a la Universidad en esas carreras que permiten juzgar el mundo sin conocerlo y sin saber de qué va el rollo, sin enterarse ni del no do, estos números les sonarán a chino. Rogamos, pues, a quienes hayan tenido la gentileza de llegar hasta este renglón y no sepan matemáticas, se retiren a la sección de deportes. Allí las cosas son comprensibles para todos: hasta para los retrasados mentales. Y si no, pregunten al tonto de su pueblo al de su calle al de su edificio o al de su casa sobre fútbol: verá cómo algo les dirá. Pregunten a ese mismo tonto sobre la explosión tecnológica producida desde al descubrimiento del análisis matemático, y ya verán lo que les dice el tonto de su pueblo acerca del análisis matemático.

Vamos, pues, a hablar en serio. De matemáticas y de otro asunto que va a traer cola: cómo acabar con la pobreza, el hambre y el sufrimiento en tres cómodos pasos. Como formación previa, se recomienda al paisanaje que repasen −siquiera por encima− lo escrito por Aldous Huxley en Un mundo feliz, por si necesitan que les refresquen la memoria sobre el efecto de la droga soma en las almas atormentadas de los desesperados. Y ahora hay más desesperados que nunca, por si no les quedaba claro lo que se les quiere decir.

Vamos con ello:

Paso uno: Legalizar la heroína, la cocaína y sus derivados presentes y futuros. Como podrán comprender, es la etapa más peliaguda, pero no se preocupen: los principios siempre son difíciles. Con una buena propaganda televisiva y un ejercicio de adoctrinamiento ad hoc, a la peña se la convence de cualquier cosa. Hasta ahora, la droga es el demonio, la bicha, la muerte; pero eso no supondrá ningún obstáculo para los listillos de la mercadotecnia. Se encargan unas cuantas campañas de publicidad, propaganda y desinformación masivas, y en unos meses tendremos a la población de Occidente preparada para aceptar la gran noticia que aparecerá en todos los diarios, canales de tv, redes sociales, Internet, peluquerías y demás mecanismos de comunicación, a saber: la droga es buena.

Paso dos: regalar droga. El Estado y multinacionales de la alimentación, la farmacia y el combustible fósil repartirán, gratis, drogas en los barrios pobres. Que los pobres se droguen sin tasa ni medida, que tomen drogas variadas, que se hinchen para olvidar sus infiernos. Que pasen los pobres, de una vez, del infierno real al infierno con aire acondicionado. Que no sean solo los ricos y sus hijos quienes tengan acceso a la droga sin perjuicio alguno: igualdad e inclusión es droga para todos. Y gratis.

Paso tres: enterrar a los muertos.

En una década de aplicación de estas medidas, el mundo se verá libre de pobres, drogadictos y traficantes.

En cuanto a las matemáticas, resultan bien sencillas, pequeños ignaros y escasos lectores: si a ocho mil millones le restamos dos mil millones (de drogadictos muertos), quedarán seis mil millones. Los vivos tocarán a más porque habrá menos para repartir. ¿A más qué?, ¿para repartir qué?, puede que se pregunten: droga para eliminar más gente y seguir cavando fosas para más drogadictos muertos. Ya lo dijo el ínclito Camilo José Cela: el muerto al hoyo y el vivo al boyo, o, mejor dicho: el muerto al hoyo y el vivo a cavar más hoyos para meter más muertos.  

Feliz Día de Todos los Santos (y de Halloween para los tontos de su pueblo), les desea…

…El lobo solitario.

Relacionados

2 COMENTARIOS

  1. Artículo magistral. Esta obra distópica como la de Orwell (1984) es profética si se me permite el uso de la expresión.

    La pandemia, el cambio climático, la sobrepoblación, el paternalismo estatal son los pretextos para que aquí valga todo con tal de que una élite plutocrática (modelo globalista) y estatista (modelo chino) someta a la sociedad.

    Todo en base a mentiras porque: 1) la ONU ha redefinido como pandemia a una enfermedad que con menos del 1 por ciento de mortalidad meramente por su extensión geográfica; 2) el alarmismo climático está justificando la imposición de energías caras e insuficientes que encarecerán (y empobrecerán) aún más a las clases medias, y todo sin debates públicos ni consultas populares); 3) a vuelo de pájaro la Tierra tiene enormes espacios deshabitados, las zonas rurales se vacían y la tecnología nos permite sobradamente producir más alimentos además de que la planificación familiar funciona más que nunca (occidente envejece a mayor bienestar menos hijos) y; 4) tratar como imbéciles a los ciudadanos, infantilizarles mientras ven más mermadas sus haciendas y derechos y libertades a cambio de un nuevo despotismo autoritario que te promete darte la renta universal mientras por otra parte te quita lo conseguido (No tendrás nada pero serás feliz).

    Así que este mundo que se nos quiere vender (Nueva normalidad o Agenda 2030) es la nueva versión de la imposición de una élite sin escrúpulos sobre una humanidad aborregada.

    Quieren legalizar las drogas, Errejon lo saca una y otra vez en Cortes, pero qué casualidad recortan en ayudas a personas dependientes.

    Lo que mejor puede definir a esta nueva normalidad es que mientras te ponen todas las facilidades para morirte (eutanasia y aborto) vivir se está convirtiendo en una odisea.

    ¿No querrán en realidad sustituirnos por inteligencia artificial y robótica? Eso quiere las élites.

    Transhumanismo de trasfondo filosófico.

    Control social además a través de las nuevas tecnologías para lo que necesitan el 5G.

    Miren a CHINA y pónganse a temblar.

    El mundo al que nos encaminamos es un modelo socialista con capitalismo para unos pocos.

    Es cierto o, te verás obligado a elegir entre ser feliz o libre. Ser feliz drogado o libre en estado de GUERRA.

  2. Lo cierto es que no hay drogas buenas ni malas, no son de izquierdas ni de derechas, pero a quien más ha atacado en este país es a las clases más desfavorecidas…..

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img