Cipriano Salvador Gijón: ‘Es don Quijote el que guía’

Alfonso González-Calero.- En este libro (editado en la Comunidad Valenciana, no en Castilla-La Mancha) hay dos temas a considerar; el contenido del libro en sí (del que hablaremos al final de esta nota) y la personalidad y peripecias de su autor.

Cipriano Salvador Gijón había nacido en Pedro Muñoz en 1894. Fue “escritor, pintor, columnista y defensor de causas nobles”. Tras el inicio de la Guerra Civil vuelve a Infantes y allí su alcalde, socialista, le designa para dos amplios cometidos: la salvaguarda de las obras de arte en manos de la Iglesia, para que no sean vandalizadas, y organizar una cooperativa de campesinos.

En Almedina encuentra una tabla de Fernando Yáñez (luego conocido justamente como “de la Almedina”) que representa a la Virgen María, san Juan y un niño; y procede a esconderla para evitar que sea saqueada por milicias incontroladas.

Tras el final de la Guerra, Cipriano Salvador es detenido por los franquistas, acusado del robo de la obra; y condenado a muerte, se le conmuta esta pena por la de 30 años de prisión; aunque lo cierto es que en 1946 queda en libertad, pero sin la posibilidad de poder regresar a Infantes.

Las investigaciones del editor y prologuista de esta obra, (de quien tomo todos los datos), José A. López Camarillas, abocan a la conclusión de que la tabla de Yáñez de la Almedina perdida era la titulada “Santa Ana, la Virgen, santa Isabel y san Juan”, que había sido adquirida en 1941 por el Museo del Prado, comprándola a la parroquia de san Andrés, de Infantes. Así pues Cipriano no había robado la obra sino que la había conservado en Infantes, de donde fue a parar, mediante la venta del párroco al Museo del Prado, que, afortunadamente la conserva para disfrute de todos.

En cuanto a la obra en sí, Es don Quijote el que guía, su publicación tuvo lugar hace ahora un siglo, en 1921, y contaba con un prólogo del conquense Rafael López de Haro, que se ha mantenido en esta nueva edición valenciana.

Se trata del relato de un viaje por La Mancha, en tartana, efectuado unos meses antes, acompañado por un amigo, y en que los viajeros recorren Alcázar de san Juan, Argamasilla de Alba, (que describe con gran detenimiento) Puerto Lápice, Campo de Criptana, El Toboso, Socuéllamos y las lagunas de Ruidera (y cerca de ellas la cueva de Montesinos), para descender, ya en tren, hacia Sierra Morena, siguiendo igualmente las huellas de don Quijote y su escudero por estas tierras. Los últimos capítulos nos hablan del regreso a Argamasilla.

El objetivo del libro, que el autor explicita al final del mismo no es tanto la descripción fidedigna de los paisajes y las gentes, tal como las va viendo a su paso, sino reflejar “algo que patentice lo que constituye uno de nuestros más grandes amores, la de encauzar el sentir y el pensar del pueblo por la excelsa vía que el Quijote ofrece para que en lo futuro esta parte de España….. pueda reivindicar eficazmente su hidalgo carácter como región……”.

Como se ve un programa idealista que puede conectar fácilmente con el regeneracionismo de los autores del 98. Un libro muy deudor del tiempo en que fue escrito, por su enfoque y su estilo, pero que aporta datos significativos sobre la realidad manchega de aquellos lugares y aquellos años.

Cipriano Salvador Gijón
Es don Quijote el que guía
Eds. L’Encobert, Valencia, 2021

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1 COMENTARIO

  1. Bueno, de nada le sirvió la declaración a su favor por parte de familias de derechas a las que había alimentado desde la cooperativa que gestionó, ni tampoco de sacerdotes y falangistas de la comarca a los que había salvado de ser ejecutados durante la guerra……

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