Visita al Museo y Real Colegiata de San Isidoro de León

Por José Belló Aliaga

Nuestro agradecimiento a Raquel Jaén González, Directora Técnica del Museo San Isidoro de León, amable y cordial, por la ayuda y colaboración prestadas.

Real Colegiata de San Isidoro

La Real Colegiata de San Isidoro de León es uno de los conjuntos románicos más importantes de Europa que supera los mil años de historia. Desde su nacimiento en el siglo X, como monasterio femenino en el cual serían acogidas mujeres de la familia real, hasta la actualidad en que San Isidoro y su Museo se han convertido en un referente turístico y cultural para la ciudad de León.

Visita al Museo y Real Colegiata de San Isidoro de León, referente turístico y cultural de la ciudad

Capilla Sixtina del Románico

En tan dilatada vida, la Real Colegiata ha pasado por momentos de esplendor, entre los que cabe destacar, el traslado de los restos de San Isidoro desde Sevilla hasta León en el año 1063. La construcción del Panteón Real por los reyes, Fernando I y doña Sancha, a mediados del siglo XI. O la realización de la decoración mural encargada por su hija doña Urraca, que le ha valido el título de Capilla Sixtina del Románico. También en la Edad Media el monasterio tendría un importante scriptorium donde se copiarían parte de los códices que hoy conservamos. Entre los siglos XV y XVIII se ampliarán el claustro y los espacios monásticos, construyéndose una importante biblioteca.

Un cuartel para Napoleón

Pero, como parece inevitable, también ha sufrido períodos de grandes infortunios. Entre los que despunta la invasión napoleónica (1808-1812) y las terribles consecuencias que la misma trae consigo cuando además de los saqueos que llevan a cabo, convierten este edificio en cuartel para sus tropas y algunas de sus capillas funerarias incluyendo el Panteón Real, en establos para sus caballos.

Un importante legado

A pesar de estos avatares de la historia, gracias al cuidado de los canónigos que desde siempre habitaron esta Colegiata, se ha podido conservar un importante legado histórico-artístico, arquitectónico y bibliográfico que ha llegado hasta nuestros días y hoy puede ser disfrutado por los visitantes.

Basílica de San Isidoro

La Basílica de San Isidoro de León, es un templo erigido sobre la iglesia de tapial y ladrillo que mandó construir Alfonso V dedicada a San Juan Bautista, que sería reedificada en piedra dentro del estilo románico por Fernando I y Sancha bajo la advocación de San Isidoro en 1063 y posteriormente ampliada por Sancha Raimúndez ya en el siglo XII, dando lugar a la que actualmente contemplamos.

La iglesia actual presenta planta de cruz latina de tres naves, la central de mayor altura que las laterales, lo cual facilita la iluminación interior. De la cabecera original del siglo XII sólo perviven los dos ábsides semicirculares de las naves laterales.

Mientras que la capilla mayor fue reedificada en estilo gótico por el maestro Juan de Badajoz el Viejo. En el altar mayor reposan los restos de San Isidoro en una urna de plata, fundida en el siglo XIX por el maestro Rebollo.

Sin duda, lo que más llama la atención de la arquitectura interior son los arcos polilobulados del crucero, de clara influencia islámica.

Portada del Cordero

En el exterior, lo más destacado son la Portada del Cordero, puerta principal, cuyo nombre deriva del «Agnus Dei» que la adorna y la Portada del Perdón, que da acceso a la iglesia a través del crucero y se abre en determinadas ocasiones para que los peregrinos a Santiago puedan ver perdonados sus pecados. Otros elementos a destacar son el Zodiaco esculpido en la portada principal y la peineta, en la cual podemos contemplar el escudo real y una curiosa figura de San Isidoro a caballo.

La basílica tiene además el privilegio inmemorial de exponer permanentemente el Santísimo Sacramento.

Biblioteca Renacentista

La Biblioteca de San Isidoro es uno de los mejores ejemplos de arquitectura renacentista en León. Construida en torno a 1534 por Juan de Badajoz el Mozo para albergar los amplios fondos de la Biblioteca Capitular.

La cubrición está formada por bóvedas de crucería de complicada nervatura se adornan con pinjantes. En el centro los nombres de los profetas (Daniel, Esdras, Ezequiel…) calaveras, flores, colgantes y en las pechinas medallones en los que aparecen los cuatro evangelistas que se atribuyen a Juan de Juni, gran escultor renacentista discípulo de Miguel Ángel. Recorre el muro una amplia imposta en la que se lee una inscripción elogiando a San Isidoro.

Arquitectura de la biblioteca

La Biblioteca de San Isidoro es uno de los mejores ejemplos de arquitectura renacentista en León. Construida en torno a 1534 por Juan de Badajoz el Mozo para albergar los amplios fondos de la Biblioteca Capitular.

La cubrición está formada por bóvedas de crucería de complicada nervatura se adornan con pinjantes. En el centro los nombres de los profetas (Daniel, Esdras, Ezequiel…) calaveras, flores, colgantes y en las pechinas medallones en los que aparecen los cuatro evangelistas que se atribuyen a Juan de Juni, gran escultor renacentista discípulo de Miguel Ángel. Recorre el muro una amplia imposta en la que se lee una inscripción elogiando a San Isidoro.

Obras significativas

La Biblia Visigótico Mozárabe o Codex Biblicus Legionensis, datada en el año 960. Es una de las cinco Biblias completas que se conservan en el mundo, de este periodo. Consta de 514 folios de pergamino en muy buen estado de conservación.

Está escrito con letra minúscula visigótica y contiene más de un centenar de miniaturas historiadas que nos muestran episodios del Antiguo Testamento, mostrándonos cómo era la vida de la España cristiana en la décima centuria: arquitectura, mobiliario, indumentaria, elementos de culto, armamento, flora y fauna. Fue realizada por mozárabes emigrados de la España del Sur (Al- Andalus) durante el periodo de repoblación ocurrido en el siglo X. Artistas que siendo cristianos tenían costumbres musulmanas. Por este motivo, aunque la Biblia se escribe en latín, encontramos glosas marginales árabes al ser su lengua cotidiana.

Códices de Santo Martino

En el siglo XII existió en este monasterio un importante scriptorium regentado por Santo Martino, canónigo isidoriano, peregrino y viajero incansable, cuyos restos reposan en la capilla que lleva su nombre situada en la Basílica. Destacan la Biblia del año 1162, que se conserva completa, realizada en letra carolina y miniada dentro del conocido como “estilo 1200”. Así como los Códices de Santo Martino, que versan sobre normas morales.

La Colección Diplomática y Documental está formada por 809 diplomas (documentos reales, pontificios, eclesiásticos y particulares).

El Cabildo Isidoriano pone a disposición de los investigadores, adecuadamente acreditados, los fondos catalogados del Archivo y de la Biblioteca Capitular.

Scriptorium

El scriptorium medieval, solía situarse en una de las pandas del claustro del monasterio a fin de tener una mejor iluminación. En el caso de San Isidoro se encontraba en la Tribuna Real, hoy denominada Cámara de Doña Sancha y fue uno de los scriptorium más importantes de Europa.

Sería su mayor periodo de esplendor el siglo XII en que el ilustre canónigo Santo Martino dirigía el trabajo de miniado y copiado de códices y la elaboración de documentos.

Sabemos por las fuentes que contaba con siete monjes que se dedicaban a tiempo completo a estas labores gracias al sostenimiento económico aportado por la reina Doña Berenguela.

El proceso era muy laborioso y los monjes se dañaban la vista, los brazos y la columna. El propio Santo Martino llegó a colgar brazos y espalda de una viga para poder soportar largas horas en esta tarea.

Se escribía sobre pergamino, que se obtiene de la vitela del cordero recién nacido, cuidadosamente limpiado y tratado con sosa caustica para eliminar sus impurezas y dejar la superficie totalmente lisa.

Mediante el uso de una pluma o un cálamo, se escribía con la tinta negra que era de origen vegetal. El color rojo se conseguía utilizando minio, lo que da a sus decoraciones la denominación de “miniatura”. También se utilizaban para sus diseños otros colores (azules, verdes…), e incluso metales como el oro o la plata. Posteriormente se encuadernaban en cuero y se cerraban con broches de metal.

Gracias a la pericia de los monjes, en este lugar se realizó la Biblia del S XII, Los Códices de Santo Martino, Los Morales de San Gregorio, Cantorales, Sermones, pero también obras no religiosas como el Fuero Juzgo, Las Siete Partidas, y dentro de la colección diplomática tenemos Cartas de fundación real, de compraventa, Testamentos, Privilegios…etc que hicieron que este lugar llegara a ser considerado Cancillería Real.

Sala del Cáliz

En el siglo XI el Reino de León tuvo uno de sus momentos de máximo esplendor. Fernando I “El Grande” se convirtió en uno de los reyes más importantes de la cristiandad en toda Europa, llevando a cabo una enérgica actividad de reconquista alcanzando Coímbra y Valencia y, sobre todo, sometiendo a las taifas más ricas como Toledo, Sevilla, Zaragoza o Badajoz al pago de parias al reino leonés.

Pero al morir decidió dividir su reino entre sus hijos, entregando León a Alfonso, Castilla a Sancho, Galicia a García, Toro a Elvira y haciendo a Urraca señora de Zamora.

Este hecho desencadenó una lucha fratricida en la que, Alfonso VI, que había heredado el título de emperador y el Reino de León, se hizo con el poder de sus hermanos y continuó con la reconquista, tomando la ciudad de Toledo en 1085, siendo considerado “Imperator totius Hispaniae” (Emperador de toda España).

Doña Urraca, la donante de sus joyas para componer este Cáliz, fue la hija primogénita de Fernando I que al morir sería convertida en Señora de Zamora. Era la dómina del Infantado de León, una institución jurídica por la que le competía el patronato y las rentas de todos los monasterios pertenecientes al patrimonio regio con la condición de que no podrían contraer matrimonio. Lo que hacía de ella una mujer muy poderosa.

Por todos es conocida además de por su labor de asesoramiento de su hermano Alfonso VI, por aparecer en el conocido poema épico “Cantar de Mío Cid”, en que la vemos defendiendo las murallas de Zamora ante los ataques del Cid Campeador que había tomado partido por otro de sus hermanos, por Sancho.

Jugó un papel esencial en el proceso legitimador de la monarquía leonesa, reposando sus restos en el Panteón Real.

Este cáliz está formado por dos piezas de ágata (ónix) datadas en el siglo I dC, de tipología romana.

Doña Urraca donó sus joyas personales para decorar estos cuencos a modo de relicario y darle la forma de un Cáliz.

En la parte superior se introduce un cuenco áureo con decoración al exterior a base de cabujones de perlas, zafiros, esmeraldas, aljofares y un camafeo de pasta vítrea de estética romana entre otras.

Ambos cuencos de ónix se unen por un grueso nudo de oro de gran calidad y ocho tirantes. El nudo, organiza su decoración a base de cuatro placas romboidales con cruces flordelisadas de esmaltes de color verde, completándose con cabujones de piedras preciosas y las filigranas de caracolillos y tallos. En la base de este nudo, Urraca nos dejó constancia de que ella fue la donante, con una inscripción de filigrana de oro que reza: IN NOMINE DOMINI URRACA FREDINANDI, (en nombre del Señor, Urraca hija de Fernando).

El pie del cáliz está decorado con arquillos de medio punto y cordoncillos de oro.

Vinculación del Cáliz con la copa utilizada por Cristo en la Última Cena

Recientes estudios de investigación vinculan este Cáliz con la copa utilizada por Cristo en la Última Cena. Según Margarita Torres Sevilla, profesora de historia medieval en la Universidad de León y cronista de la ciudad y el doctor en historia del arte vallisoletano José Miguel Ortega, los cuencos de ágata (ónix) que forman el cáliz son las copas que se veneraban desde el siglo IV como los cuencos que utilizó Cristo en la última Cena, siendo dignos de veneración por los primeros cristianos.

Las fuentes narran cómo la referida reliquia se encontraba en el Santo Sepulcro de Jerusalén desde el siglo IV hasta el año 1009 en que la ciudad fue saqueada por Al-Hakam.

A través de dos documentos hallados en la biblioteca de Al-Azhar en El Cairo, los investigadores defienden que en el siglo XI, Egipto atravesaba una gran hambruna motivada por una sequía, ante lo cual el califa Al Mutansir pidió ayuda al pueblo musulmán. El Emir de Denia, un pequeño taifa de la península, responderá enviando barcos con alimentos.

El gallo veleta

Como agradecimiento el Califa egipcio regala al emir de Denia diversos presentes entre los cuales se encontraban los cuencos de ónix que componen este cáliz. Durante el viaje, a uno de los cuencos le fue arrancada una esquirla con una gummia, pequeño cuchillo curvo de tipología árabe, cuyo corte se puede apreciar en el cuenco de la parte superior.

El reino de León se encontraba gobernado por Fernando I el Grande, uno de los reyes más poderosos en la cristiandad, que se encontraba atacando Valencia, ante lo cual el Emir de Denia le regalará al rey leonés los cuencos que forman el cáliz a fin de gozar de su favor. Sabemos que Denia no fue atacada por Fernando I.

El otro documento de la biblioteca de El Cairo relata cómo un siglo después el poderoso califa egipcio Saladino reclamará la esquirla que fue arrancada del cuenco a fin de curar a su hija que se encontraba muy enferma, dado que se consideraba que esta reliquia tenía poderes curativos.

¿Quiso Urraca enriquecer con sus mejores joyas una posesión tan extraordinariamente valiosa para la cristiandad?

Cámara de Doña. Sancha

Este espacio construido en el siglo XI como Tribuna Real sería el espacio de comunicación entre el Palacio Real y la Iglesia en el que los reyes seguirían los oficios litúrgicos si mezclarse con la gente, pasará en el siglo XII a ser el scriptorium del monasterio y en el siglo XVI se convertirá en Sala Capitular, lugar de reunión para el Cabildo.

Pinturas Cámara de Doña Sancha

En el siglo XVI se realizaron la puerta monumental y las pinturas murales que serían arrancadas con la técnica del strappo, en los años 60 para recuperar el aspecto románico de la sala.

Las pinturas fueron guardadas por los canónigos en una capilla de la Colegiata y ahora, gracias a un complejo proyecto de restauración sufragado por la Junta de Castilla y León gracias a los fondos FEDER han podido ser repuestas en su lugar original para ser admiradas por los visitantes.

Las pinturas reproducen un Calvario, la conversión de San Agustín y capítulos de la historia de «Los Milagros de San Isidoro» que se representan de forma novelada, entre las que destacan: la perdida de San Isidoro niño por su nodriza y su localización gracias al enjambre de abejas; las cartas de San Isidro al Papa San Gregorio; la llegada de los restos de San Isidoro a León por mandato de Fernando I; El Milagro de la lluvia en la ciudad de Narbona…entre otras.

El Claustro

El claustro conserva una de las pandas de la época medieval, la que se une con la Basílica y que nació al unir el pórtico a la iglesia primitiva. El resto consta de dos plantas, la primera fue mandada construir por el abad Fonseca en estilo plateresco y la segunda planta, ya neoclásica es fruto de una reconstrucción llevada a cabo en el primer tercio del siglo XVIII destacando por su friso decorado con alusiones a las reinas de España.

Todo el pórtico es románico y, en él, destacan la cornisa y canecillos con cabezas de lobo. Los muros se levantaron con materiales reaprovechados y han aparecido entre ellos tejas que tienen impreso el sello de la Legio VII Gémina romana fundadora de la ciudad de León.

El Claustro se sigue utilizando por el pueblo de León para celebrar algunas de sus fiestas tradicionales como Las Cabezadas, el último domingo de abril, o la procesión del Domingo de Ramos y el rito de la Vigilia Pascual.

León, Cuna del Parlamentarismo

En este Claustro se celebraron al comienzo del reinado de Alfonso IX de León las Cortes de León de 1188, sus Decreta, han sido reconocidos por la Unesco como «el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo» concediendo a León el distintivo de «Memoria de la Humanidad» (World Memory) por ser considerado la cuna del Parlamentarismo.

Después de la iniciativa de Alfonso IX de León, varios reinos europeos convocaron Cortes con la participación de representantes de las ciudades, como el Reino de Inglaterra que lo hará en 1215, después de León.

Por lo tanto sería en este claustro donde se abriría el camino para que el Tercer Estado participase en las decisiones de gobierno.

El rey Felipe VI, visitó este lugar el pasado 30 de junio

El pasado 30 de junio- Día del Parlamentarismo- el rey Felipe VI visitó la ciudad de León para inaugurar la cumbre europea con motivo de la presidencia de España en la Comunidad Europea, cuyo acto se celebró precisamente en esta Real Colegiata.

Capillas del claustro

Al claustro se abren diversas capillas. Una de ellas, es la capilla de los Vaca, que se encuentra abierta al público y en ella pueden contemplarse dos elementos interesantes de la Colegiata.

El gallo veleta de la torre, una sorprendente pieza realizada en cobre plomado recubierta de oro. Estudios efectuados en el año 2001 por un comité interdisciplinar de expertos compuesto por historiadores, palinólogos, historiadores del arte, entomólogos y paleógrafos han demostrado que se trata de un gallo de tipología persa-sasánida, el polen hallado en su interior procedía de la antigua Mesopotamia y además su datación es muy antigua pues se trataba de un aguamanil realizado entre los siglos VI y VII. Probablemente llegaría a León como obsequio o tributo tras conquistar el rey Alfonso VI la ciudad de Toledo.

También se puede contemplar una campana mozárabe, considerada la más antigua de España, pues fue fundida en 1086 y que algunos estudiosos consideran podría haber sido utilizada ante la presencia del Cid.

El Reino de León

El Reino de León fue uno de los más importantes de la cristiandad en la Alta Edad Media abarcando el periodo comprendido entre el año 910, en que se trasladó la capital desde Oviedo a León, hasta el año 1230, fecha en la cual se unen definitivamente sus destinos con Castilla en la figura de Fernando III el Santo.

En estos dos siglos decisivos para la historia, los reyes leoneses y sus bravos ejércitos reconquistaron los territorios hasta entonces bajo dominio musulmán. Establecieron, de este modo, la nueva frontera en el río Guadiana.

Reyes

Protagonistas fundamentales de este periodo histórico fueron los siguientes reyes:

Alfonso V (999-1028)

Es quien promulga el Fuero de León, texto legal que otorga importantes privilegios a sus súbditos y a través del cual se reorganiza el territorio leonés. Hoy se encuentra enterrado en el Panteón Real.

Fernando I (1037-1065)

Denominado “El Grande” porque amplió las fronteras del reino hasta Valencia. Junto con su mujer la reina Sancha fueron unos importantes mecenas del arte a quienes debemos la llegada del arte románico. La Colegiata fue su Palacio y a ellos les debemos la construcción del Panteón Real y la traslación de las reliquias de San Isidoro de Sevilla a esta Basílica.

Alfonso VI (1065-1109)

Llevó a cabo una gran expansión del reino, siendo el momento más destacado de su reinado la toma de la ciudad de Toledo (1085).

Doña Urraca (1033-1101)

Domina del Infantado de León. A ella debemos la denominada “Capilla Sixtina del arte románico” y la donación de sus importantes joyas que hoy contemplamos en el «Cáliz de Doña Urraca».

Alfonso IX (1188-1230)

Bajo su reinado convocó las primeras cortes parlamentarias de Europa (1188) convirtiendo a León en la Cuna del Parlamentarismo.

El Panteón de los Reyes

El Panteón de los Reyes de León, maravilloso espacio conocido como la” Capilla Sixtina del Arte Románico”, se constituyó por mandato de Fernando I y Sancha como cementerio real, pues en él se enterraron 11 reyes, 12 reinas, 10 infantes, 9 condes y diferentes nobles.

Llaman nuestra atención los capiteles, cargados de simbolismo, con escenas de la prefiguración de Cristo como la burra de Balaam o el sacrificio de Isaac, así como las primeras representaciones de Cristo en nuestro arte medieval, en la resurrección de Lázaro y la curación del leproso.

Pero las joyas de este espacio, son las pinturas, que destacan no solo por su estética sino por su técnica al fresco que dada su calidad técnica ha permitido que las pinturas lleguen a nuestros días en un maravilloso estado de conservación, pudiendo ser contempladas en el lugar para el que se crearon.

Escenas más relevantes

Las escenas más relevantes son:

La Anunciación de los pastores, una escena bucólica de valor artístico incalculable dado su naturalismo, que nos hace viajar en el tiempo hasta la montaña leonesa de finales del siglo XI.

La Santa Cena en la que, ante una gran mesa repleta de comida, la figura central es la de Jesucristo que aparece entre Pedro y Juan. En las esquinas Judas Tadeo y Marcial “el copero”, una figura procedente de los evangelios apócrifos, relevante en tanto que servía el vino en la Última Cena, y la copa que lleva en su mano, se asocia tipológicamente con el cuenco de ónix que compone el Cáliz de Doña Urraca.

La Crucifixión claramente románica entre el sol y la luna, sobre la calavera de Adán. Destacan bajo la Cruz, arrodillados los mecenas del Panteón: Fernando I y su esposa la reina Sancha.

Por último, el Apocalipsis de San Juan, que muestra en la bóveda central el Pantocrátor, y una de las imágenes más conocidas de la pintura románica: el calendario agrícola, en el que cada mes es representado simbólicamente por la actividad agrícola o ganadera que se desarrolla prioritariamente en ese periodo.

José Belló Aliaga

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