La perniciosa sobreinformación global

Los telediarios son una fábrica de consumidores de ansiolíticos. Y no digo que no  cumplan con su cometido, que lo hacen. Son un parte diario de lo que ocurre en el mundo… de lo malo que ocurre en el mundo, más concretamente. A pesar de la pequeñez a la que teóricamente lo han constreñido las nuevas tecnologías de la información, el mundo es muy grande y están pasando cosas continuamente ante las que siempre hay alguien que las registra con su móvil, material al que recurren cada vez más los telediarios. Luego sales a la calle y es como una realidad paralela.

Los medios en su variante más seria, los telediarios, inciden en la opinión pública hoy más que nunca junto a la gran alianza digital dispersa por portales y artilugios. Hay tanta sobreinformación y tan continuada que no ha lugar a un respiro. Y la sobreinformación es tan perniciosa como la falta de la misma. La ausencia de información o información tasada por la oficialidad es cosa de regímenes dictatoriales y autoritarios; la sobreinformación es una manera de manipulación en países democráticos, que a su vez, en el contexto de la globalización, se parecen más. De ahí que en un informe que leí no hace mucho se indicaba que los índices de consumo de ansiolíticos y antidepresivos se habían disparado, sobre todo, a partir de la pandemia, aunque antes ya se había detectado el incremento. ¿Será verdad que hay un poder maligno en la sombra? Qué miedo, tú. 

Un mundo expuesto sin descanso a la información global, al poder de los medios para influir en las conductas sociales, dando cuenta del minutado del día en todo el Planeta, guerras, revueltas sociales, fenómenos meteorológicos como el cambio climático y sus dos derivadas principales, los incendios y las inundaciones casi bíblicas, no puede reposar ni un solo segundo. Estamos ante la cuarta ola de calor con la que los telediarios abren los informativos añadiendo el efecto psicológico de al menos un grado más (esta teoría no es científica. Oída la calle la gente se queja del calor peo también del pestiñazo de los medios). El refranero español está lleno de alusiones al tiempo del que siempre se ha dudado de su equilibrio mental considerándolo loco por sus variaciones.

Antes de continuar preciso. No soy experto pero procuro documentarme. Que el cambio climático existe es un hecho, aunque dudo de su origen antropogénico. El Co2 en proporciones justas es lo que hace que haya vida en el planeta y no se pase a los -60 por la noche por la falta de retención del calor diurno. (Efecto invernadero bueno). En proporciones justas y equilibradas, claro.

Pero hay un aspecto sobre el que me pregunto a menudo: los incendios. En España tenemos experiencia sobre las llamas de todos los años, incluso hace tiempo vimos arder casi toda Galicia, entre otras cosas porque las organizaciones narcos los provocaban para tener ocupadas a policías, guardia civil y bomberos. Hace unos días hemos asistido a incendios pavorosos en Europa… y sin embargo ningún telediario incide en la verdadera causa del incendio, ya que de todos es conocido que la inmensa mayoría son provocados. Insisten en los factores que lo favorecen (cambio climático).  Cierto que el cambio climático y la subida de las temperaturas resecan las masas forestales, que el campo se abandona y no quedan cabras que se coman la hojarasca y los hierbajos, que a lo mejor carecemos de una política y un presupuesto y un plan de prevención inadecuados… pero es que ya se trata de incendios globales, como si el planeta estuviera presto a arder cada verano… antes de que lo haga del todo. ¿Arde espontáneamente?

¿Quién o qué hay detrás de la gran hoguera que se aprovecha de la coartada del cambio climático? Una botella rota en el campo, un rayo, una chispa de un tractor pueden provocar un incendio, sí, pero provocan todos los que se producen en España y en el mundo si es de sobra conocido que son de origen humano, como una nueva actividad terrorista global?

Yo creo que todo el mundo está convencido de que el clima está alterado y no lo niega y que ocurren cosas que al parecer los científicos no acaban de aclararse como el hecho de que el hielo del polo norte se funde mientras el del sur crece. Todo este maremágnum en este planeta cada vez más caliente y no solo por el clima vienen a rematarlo los telediarios y su prontuario de desastres.

Si luego, las cadenas en sus horas menos informativas se dedican a estar horas y horas y horas hablando de un caso, el que sea… y dan pábulo a espantajos sociales mientras los jóvenes investigadores no se dan a conocer en su rutina de trabajo,  se puede concluir que la televisión parece estar manejada por una mano manipuladora, que arroja inquietud social, empacho  y ansiedad y que todos estamos maniatados frente a la caja de Orwell. Imagínense si por un momento todo el mundo en el Planeta dejara de ver la televisión. Da para una novela al estilo Saramago que me apunto por si algún día me da por ahí. Porque además la tele y eso se ha comprobado tiene una extraña facilidad para incitar a la imitación, incluso de las cosas más horribles. ¿Tiene cosas buenas? Sí, pero pocas.

Quienes me las digan lo agradezco.

Cualquier información bien la voy a pagar (Silvio Rodríguez)         

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2 COMENTARIOS

  1. Declaramos incendios por todos sitios. Lo atribuimos al cambio climático. Tramitamos seguidamente los expedientes de zonas catastróficas. Los expropiamos a precio regalado a favor de las renovables. Cobramos la comisión.

    Está pasando. Pasó en Asturias recientemente.

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