María Chaparro, la enfermera del Hospital de Ciudad Real convertida en referente en la lucha sanitaria contra la violencia machista

María Chaparro León ha sufrido en primer persona la pesadilla de la violencia machista, una experiencia que ha superado con determinación y que le ha llevado a luchar contra esta lacra desde todos los frentes, especialmente desde la divulgación y la docencia sanitaria. Se acerca el 25 de Noviembre, día Internacional de la lucha contra la Violencia de Género, y cada vez es más evidente que los profesionales sanitarios son un pilar imprescindible.

María trabaja en el servicio de Urgencias del Hospital General Universitario de Ciudad Real. Es una profesional de enfermería especialista y formada en Violencia de Género que ha escrito tres libros basados en la actuación de los profesionales sanitarios ante estos casos y que abordan cómo detectar, abordar, actuar y registrar casos de violencia de género, así como del manejo de los protocolos.

Pregunta.- ¿Por qué crees que es importante la actuación del profesional sanitario y de Enfermería en los casos de violencia de género?

Respuesta.- Los profesionales sanitarios jugamos un papel muy importante en la lucha contra la violencia de género, y los profesionales de enfermería tienen un lugar privilegiado para ayudar a la víctima a que rompa su silencio y pueda iniciar el camino que le permita pasar de victima a superviviente. Por esa razón la formación y la correcta actuación de los profesionales sanitarios en casos de Violencia de Genero es muy importante.

P.- ¿La violencia de género es un problema de salud?

R.- Sí, por supuesto que lo es. La violencia de género además de ser una injusticia, un problema global y un una gran lacra social, también es un problema de Salud. De hecho así lo recoge la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el 1996. Y es un problema de Salud porque produce impacto en la salud y además porque afecta de tal forma que provoca que la patología que padece una mujer víctima de violencia de género tenga peor pronóstico porque la violencia provoca alteraciones negativas en estas patologías provocando una mala evolución y peor pronóstico. Por eso también los profesionales sanitarios tenemos que verlo como un concepto técnico y científico, que no solo es una cuestión de compromiso, implicación o concienciación, sino que es parte de nuestra responsabilidad como profesionales de la salud.

PREGUNTA. El año pasado participaste en las jornadas como docente de la facultad de Medicina, donde coincidiste con Miguel Lorente (exdelegado del Gobierno para la violencia de género) y en esta formación hablabas de cómo llevar a cabo una entrevista a las pacientes víctimas. ¿Por qué es tan importante la consulta de enfermería o la consulta de medicina y cómo debe actuar el profesional sanitario ante una sospecha de violencia de género?

R.- La consulta de enfermería es muy importante en la intervención y detección de casos de violencia de género. Porque la consulta (ya sea una consulta hospitalaria, una consulta del centro de salud, o un box de urgencias que es donde yo trabajo) es la estancia sanitaria, donde la víctima de violencia de género encuentra su lugar o su espacio para poder romper su silencio. Los enfermeros debemos actuar de la manera correcta y ayudar a que la víctima rompa ese silencio. En primer lugar es crear un clima de confianza con la víctima, para que ella se sienta cómoda. En segundo lugar, la escucha activa, escuchar a la víctima, porque ella cree que nadie la va a escuchar o nadie la va a creer, ni entender, y encontrarse con alguien que la escucha es muy importante.

En tercer lugar, no juzgarla, es muy importante. Para poder abordar un caso de violencia de género nunca debemos juzgar a la víctima, porque ya hemos visto que es un proceso muy complicado por el que pasa, y juzgarla no le va a ayudar a romper su silencio, además juzgarla es injusto, demasiado mal lo está pasando como para encima juzgarla a ella, y que se sienta culpable. Juzgar a la víctima supondría un incremento en la inseguridad y sentimiento de culpa de la víctima.

Y en cuarto lugar, empatizar con la víctima. Ponernos en el lugar de la víctima, ponernos en sus zapatos.

P.- Según los estudios, muchos profesionales sanitarios no activan el protocolo por dudas o miedos. ¿A qué crees que se pueden deber esas dudas y esos miedos y cómo crees que se podría solventar ese problema?

R.- Algunos profesionales sanitarios, por miedo o desconocimiento, se plantean muchas dudas a la hora de actuar ante casos de violencia de género. En muchas ocasiones nos puede surgir la duda de «si activo el protocolo, si registro una sospecha de violencia de género ¿estaré mandando a un inocente a la cárcel?”. Lo que tenemos que tener claro es que los profesionales sanitarios ni acusamos, ni condenamos, ni le colgamos el cartel de maltratador a ningún hombre. Nuestra función y obligación es cuidar a la víctima, abordar casos de violencia de género de la mejor forma, protegerla y garantizar su seguridad, así como ponerlo en conocimiento de juez, fiscal o cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, según proceda. Nosotros no condenamos ni metemos en la cárcel a nadie, solo informamos para garantizar la seguridad de las mujeres, porque esa es nuestra obligación. Y este problema se puede solventar mediante el conocimiento y formación de los profesionales sanitarios en violencia de género. Es decir, conociendo la violencia de género en profundidad, y controlando el manejo de los protocolos vigentes.

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