Dos periodistas: Arturo Gómez-Lobo y Francisco Colás (2)

En abril de 2012 se celebran en Ciudad Real, con la organización de la Asociación Memoria Histórica de Ciudad Real (AMHCR), las Primeras Jornadas de Memoria Histórica en Ciudad Real, presentadas con el lema “Combate la ignorancia”. El evento cuenta con financiación del Ministerio de la Presidencia del Gobierno de España y apoyo de la Universidad de Castilla-La Mancha, además de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), CNT Ciudad Real, DateCuenta, Circo Culipardo, UDA, Alive y Living Room.

Primeras Jornadas (2012)

            Como primer acto, el 21 de abril tiene lugar en la sala Zahora Magestic el concierto Rock in Memoria, por el grupo Def Con Dos, y los días 26 y 27 se desarrollan, en la Facultad de Letras, las Jornadas, con varios testimonios de represaliados. Participan Carlos Agüero Iglesias, Francisco Alía Miranda, Carolina Aragüetes Muñoz, Juan Pablo Calero Delso, Juan Caunedo Domínguez, Francisco Etxeberría Gabilondo, Damián A. González Madrid, Manuel Maroto Calatayud, Miguel Íñiguez Campos, Julián López García, José Antonio Martín Pallín, José Antonio Millán, Julián de la Morena López, Jorge Moreno Andrés, Pedro Oliver Olmo, Manuel Ortiz Heras, Juan Sisinio Pérez Garzón, Miguel Ángel Rodríguez Arias, Isidro Sánchez Sánchez, Emilio Silva Barrera, Carlos Alberto Slepoy Prada, Giuilia Tamayo León o Lucio Urtibia Jiménez. Además, se pueden ver las exposiciones Mujeres republicanas y Las fosas del olvido.

            En la tarde del 26 se presenta el proyecto Vencidxs, con la participación, además de su director, Aitor Fernández, de cuatro de los 107 protagonistas, represaliados por defender la democracia: Carmen Arrojo (secretaria de la JSU de Madrid), Manuel de Cos (enlace de la guerrilla y preso político) Virgilio Peña (oficial del Ejército republicano y superviviente de Buchenwald) y Román Mourín (testigo de más de cincuenta fusilamiento en Ciudad Real). El proyecto está realizado de forma autogestionada y cuenta con la colaboración de centenares de personas y colectivos. Los resultados de la iniciativa de Aitor Fernández, periodista y fotógrafo, se pueden ver en el documental Vencidxs (con dirección de Aitor Fernández y guion de Pablo Rogero y Aitor Fernández, 2013), el libro Vencidxs (Barcelona, Date Cuenta, 2013) y la página de Internet https://vencidxs.com/.

Vencidxs (2013)

Pues bien, las páginas 90 a 93 del citado libro están ocupadas con el interesante testimonio de Román Mourín López, gracias a una entrevista realizada el 28 de diciembre de 2010 por José Antonio Millán, presidente de la Asociación de Memoria Histórica de Ciudad Real. Mourín nace en 1917, en Reboredo de Seteventos, Sarria (Lugo). Hijo de una familia de campesinos, a los diez y nueve años es movilizado por el bando fascista. Participa en crudas batallas de la guerra y vive el final de la misma en la provincia de Ciudad Real, donde, tras la toma por el bando sublevado, es testigo de la miseria reinante y de las atrocidades cometidas.

            Resulta interesante su narración de la llegada a Ciudad Real: “Pero no encontramos resistencia. Llegamos a la capital. En seguida nos pusieron a detener a todo el mundo, a la gente que huía por las carreteras y por los caminos y los llevábamos a prisión. Las cárceles estaban desbordadas y se rodeo el campo de fútbol con una alambrada, que también se llenó de republicanos. Fui testigo del hambre de ese pueblo. Aunque tuvieran algún ahorro su dinero tampoco valía, así que esa gente no tenía nada. Por un trozo de pan te daban el anillo, la pulsera, te daban todo cuanto tuviesen. Las mujeres empezaron a prostituirse con los soldados, ibas por ahí se levantaban la falda y te decían ‘mira que buena la tengo… A ver si puede darme algo, tengo marido e hijos y se mueren de hambre…” Y los moros seguían haciendo de las suyas: una vez tuvimos que ponernos a proteger una casa de putas. Aquello era horrible. Yo muchas veces lloré”.

Román Mourín en 2010 (Vencidxs)
            Y Mourín tiene que participar en medio centenar de fusilamientos: “Teníamos que tirar tres tiros a la espalda y dos a la cabeza. Empezaba la corneta: ti ti ti para que nos preparáramos. Y después, cuando hacía ti, tirábamos del gatillo y todos caían atrás. Una vez había 14 y uno quedó vivo, de pie. Nos gritó: ¡matadme! ¡Todavía no me matasteis!”.
            Recuerda en la entrevista que antes del fusilamiento aparecía el cura para confesar a los que iban a matar. Les decía que si sabían que estaban condenados a muerte y que si conocían la existencia del cielo y la necesidad de arrepentirse. Algunos se confesaban pero otros decían que les mataban por sus ideas y que no tenían nada de qué confesarse.
            Continúa su testimonio con el destino en La Solana, donde con los falangistas iban a robar vino de las casas de los izquierdistas: “Andábamos por la calle todo el día borrachos, porque aquel vino era muy fuerte, e hicimos muchas tonterías. Al ponerse el sol no quedaba nadie por las calles. También allí sacaban a mucha gente a fusilar”. Luego es trasladado a Lugo y más tarde a custodiar el campo de concentración de Lavacolla, muy cerca de Santiago de Compostela.
            En fin, termina así su evocación: “Yo no suelo contar estas cosas. A veces comento algo y a la gente no le interesa. Es más, creo que hay gente que no se lo cree. Pero pasó así y yo se lo cuento a quien quiera oírlo, aunque no me suelen hacer entrevistas. Lo peor sería que volviese a pasar: no habría nada peor”.

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