Cazador cazado

Hay un solemne reportaje del 2 de febrero de 2022 –ha hecho dos años hace nada, reflejando como pasa el tiempo de forma veloz y de manera voraz– dando cuenta de que “Ciudad Real albergará el futuro museo de la Caza y la Naturaleza que será un referente nacional e internacional en el mundo cinegético y un punto de interés turístico, en un edificio histórico e identitario de la ciudad”. Histórico e identitario, no lo olvidemos.

El pleno de asistentes –espléndidos en sus poses sonrientes con las manos desplegadas en una suerte de gesto solidario y mancomunado; ya repetido el gesto cómplice, en 2018 con el bautismo del Plan Modernizador, padre espiritual de mucha decisiones sobre la ciudad, aunque sin contar con ella ni con los instrumentos de planificación urbana al uso– lo conforman el núcleo duro del gobierno de la ciudad y de las decisiones y propósitos que sobre ella se acuerdan y adoptan, por más que no todos ellos tengan tales competencias decisorias sobre ese futuro urbano y ciudadano. Y así, aparecen: Alcaldesa de la ciudad, primera Teniente de Alcalde, presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, presidente de la Diputación Provincial, delegada provincial de la Junta de Comunidades, diputado provincial de Cultura, diputado provincial de Obras y presidente del Comité Científico asesor del Museo. Todos ellos –con sus manos unidas en un centro invisible del que porta las llaves de la titularidad– dan cuenta del contento de la ocasión celebrada, al mostrar que sobre “El antiguo edificio de la Delegación de Sanidad en Ciudad Real, en la esquina de calle Postas con Alarcos, acogerá el futuro Museo de la Caza, el primer museo público y el más grande de la caza que existe en España”. Y ello se hace patente en la ceremonia de entrega de llaves del Presidente regional García Page –titular del edificio cedido– hacia el presidente de la Diputación provincial Caballero Serrano –como receptor del bien inmueble–. Pero ya sabemos –nos los contaba Velázquez entre otros–, que toda ceremonia de entrega de llaves es una ceremonia implícita de rendición y de capitulación, aunque no se dé cuenta de la batalla librada.

De ello de ese tránsito de propiedades se deja ver el cartelón duplicado en la fachada de la vieja delegación de Sanidad: “Edificio cedido por la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha a la Diputación provincial de Ciudad Real, para la  construcción del Museo de la Caza y la Naturaleza”. Cuando, bien a las claras, la ubicación del citado Museo doble –de la Caza y de la Naturaleza sería más una Reforma o una Adaptación rehabilitadora, que una Construcción propiamente dicha que alude a la obra de nueva planta. Y ya se sabe que “Nombrar mal las cosas, produce una suerte de desgracia”. Como las que estamos viviendo en torno al edificio referido y al Museo de la Caza y la Naturaleza. Que no debe nacer fruto de alguna improvisación, por más que alguno así lo piensen y lo entiendan.

No se improvisan tales decisiones –de la creación de un nuevo espacio museístico con toda la pompa que requiere la ocasión inaugural–, y que, además, se anuncian y se publicitan con esplendor electoral. Para descubrir en esa batalla de designaciones y localizaciones, que la sede elegida carece de viabilidad edilicia, al estar comprometida su integridad estructural. ¿Puede concebirse tal ligereza en el primer anunciante de 2022, Caballero Serrano, de obviar el estado del edificio?, ¿puede García Page ofrecer a la ciudad un edificio arruinado, como si fuera una joya dañada o falsa? Incluso, en tal ocasión, el presidente del Comité Científico asesor del Museo desplegaba su imaginación del futuro Museo con la aplicación de realidades 3D en sus salas y espacios. Desmentido en sus afirmaciones Caballero Serrano, por el sucesor en la poltrona de la Diputación Provincial, Miguel Ángel Valverde, quien, a los pocos meses de su toma de posesión, apunta ya la dificultad de conseguir tal propósito del Museo de la Caza y la Naturaleza, en su emplazamiento de la antigua Delegación de Sanidad, como ya hiciera el 26 de diciembre de 2023. Aunque la revelación de esa medida –como así hace al semanario Ayer&hoy–, la tuviera “una semana antes de Fercatur”, esto es a mediados de septiembre, apenas a un mes de su toma de posesión. “Ese edificio había que demolerlo y construir uno nuevo, preservando la fachada porque está protegida”. Resulta sorprendente que, en tan breve plazo, apenas unos meses, las condiciones materiales del edificio hayan cambiado tanto para desestimarlo y darlo por derribado.

Toda vez que se han producido decisiones que vienen de atrás, algo así como desde el 2018 en que nacía el denominado Plan Modernizador 2025, un plan del que ya he tenido ocasión de verter algunas afirmaciones en estas páginas (Planes y parábolas, Miciudadreal, 28 enero, 2018). Ya que según “la delegada de la Junta, Carmen Olmedo, ha señalado que este proyecto es uno de más del Plan de Modernización 2025 que sigue adelante, como el antiguo Colegio Ferroviario dedicado a centro del folclore, el edificio de la Cruz Roja o la nueva Ciudad Administrativa en el antiguo Hospital del Carmen, porque “uno de los objetivos que nos marcamos fue la recuperación de edificios que habían estado vacíos y darles uso”. De igual forma que la huella del MCNCR se ha dejado ver en su propia página web –donde aparecen el IREC, el CSIC, el Museo de Ciudad Real, la UCLM-campus de Ciudad Real, la propia Diputación y la Junta de Comunidades; sin contar con la administración municipal– y hasta en un anticipo de próximas exposiciones, tales como ‘La caza en   la evolución de las especies’ o ‘Evolución cinegética’.

El salto experimentado por la actual corporación provincial los lleva a proponer como nuevo emplazamiento las instalaciones del SCIS, en la Ronda de Toledo y en proximidad al IREC, aludiendo a la falta de espacio y la mejor accesibilidad de estas instalaciones, frente a la Delegación de Sanidad, no solo ya el deficiente estado que obliga a su demolición y que resume como “sede prácticamente descartada”. ¿No tienen las administraciones públicas la obligación de mantener su propio patrimonio en adecuada conservación?, ¿de quién será la responsabilidad por el supuesto abandono sobrevenido? Un abandono consiguiente de ese patrimonio, una vez que finalizada la Ciudad Administrativa –otro logro del Plan Modernizador 2025– la Junta abandone todas sus sedes y dependencias actualmente ocupadas y multiplique el abandono que ya operaba sobre la delegación de Sanidad. Todo ello explicitado en la información de 21 de febrero sobre “la recepción del proyecto del museo de la Caza y la Naturaleza antes del 30 de junio”. Una auténtica operación de camuflaje en la medida en que la alusión al ‘Proyecto del museo’ debe referirse al ‘Proyecto museográfico’ ya adjudicado a los Hermanos Garoz. Un Proyecto Museográfico sobre un edificio indeterminado, no deja de ser un brindis al sol que acogerá “diez salas y cuatro colecciones privadas”. Una de ellas, cedida por los artífices del proyecto, procedente del Museo de la Caza de Los Yébenes.

Por ello resulta creíble lo desplegado por Escolástico González en su escrito del 26 de febrero Museo de la Caza. El collar y el perro. “El cambio de ubicación quedó entendido. La razón esgrimida para su desestimación son los costes de la remodelación del edificio de calle Postas y que, al parecer, es uno de esos regalos envenenados que también recibió la Diputación cuando decidió aceptar la propiedad de la Junta hace ahora un año con una simbólica entrega de llaves por parte de Page a la ciudad” … “Lo que posiblemente ya no pueda entenderse de la misma forma es la decisión de su nueva ubicación en las actuales dependencias del parque de bomberos de la capital, cuando estos se trasladen a la carretera de Piedrabuena, donde está proyectado construirse uno nuevo. Que había que trasladar el Museo de la calle Postas parece obvio, no lo dudo, pero la pregunta es: ¿no existe otro lugar más idóneo dentro de la ciudad?”
pero la ordenación de la ciudad requiere de una mayor precisión y explicación del Ayuntamiento que el simple traslado del Museo desde la calle Postas a la ronda de Toledo. Es el momento de que el Ayuntamiento, previamente, estudie bien la manzana donde pretende ubicarse el museo definiendo primero las necesidades y después planificando todas las actuaciones necesarias”. Demasiadas preguntas para un solo cazador.

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